En esta ocasión nuestra antigua alumna Maribí Pereira nos habla de la aproximación a la terapia breve estratégica así como de sus diferencias con otras terapias.
¿Qué es la terapia breve estratégica?
La terapia breve estratégica es un modelo psicoterapéutico centrado en solucionar problemas, desarrollado por Giorgio Nardone. Basa sus fundamentos y la práctica aplicativa sobre la base de investigación científica. Es una intervención breve que ocupa menos de 20 sesiones y se ocupa, por una parte, de eliminar los síntomas o el comportamiento disfuncional por el cual la persona ha recurrido a terapia, y por otra en producir un cambio de modalidades según las cuales, el paciente construye su propia realidad personal e interpersonal. Su clave radica en utilizar lo que los pacientes llevan consigo para ayudarlos a apagar sus propias necesidades de forma que puedan hacer que sus vidas sean satisfactorias.
Dicha terapia no emplea definiciones como “normalidad” o “patología”, sino que se destaca la funcionalidad o disfuncionalidad del comportamiento de las personas y su forma de relacionarse con su propia realidad. En este sentido, para cambiar una situación problemática, no es necesario desvelar las causas originarias, pero trabajar sobre cómo esto se mantiene en el presente permite romper el círculo vicioso que se llegó a establecer entre las soluciones intentadas y la persistencia del problema, trabajando sobre el presente más que sobre el pasado, sobre cómo funciona el problema más que sobre el por qué existe, sobre la búsqueda de soluciones más que de las causas. La formación en terapia breve estratégica está incluida en el Máster en terapias de tercera generación de ISEP.
Objetivos de la terapia breve estratégica
El objetivo de la intervención en la Terapia Breve Estratégica es el desplazamiento del punto de observación del sujeto de su posición originaria rígida y disfuncional (que se revela en las soluciones intentadas) hacia una perspectiva más elástica y funcional, con mayores posibilidades de elección. Para alcanzar este objetivo eficazmente, la intervención es de tipo activo y prescriptivo y debe producir resultados desde la primera sesión, ya que si esto no ocurre, el terapeuta está en condiciones de modificar su propia estrategia con base a las respuestas del cliente, hasta encontrar la idónea para guiar a la persona al cambio definitivo de su situación problema.
La teoría y la práctica de la terapia breve estratégica se han desarrollado en la década de los 70’ gracias a la publicación de los artículos “Brief therapy: focused problema resolution”, de Weakland, Fisch, Watzlawick y Bodin (1974 y “Brief Therapy: two´s company”, de De Shazer (1975). El primero de los trabajos se realizó dentro un límite establecido de diez sesiones y los investigadores señalaron que el 72% de los casos tratados consiguieron los objetivos del tratamiento o se produjeron mejorías significativas en una media de siete sesiones. En el segundo de los trabajos citados se trabajó sin un límite preestablecido de sesiones, sin embargo, a quien pedía una previsión de sesiones se le decía “el menor número posible” (Watzlawick y Nardone, 2015).
Diferencias de la terapia breve estratégica y otras terapias
Independientemente de la orientación del terapeuta (Watzlawick y Nardone, 2015):
– La terapia breve definida en razón de los límites temporales.
– La terapia breve definida como modo de resolver los problemas humanos.
– El cambio en una parte del sistema (el paciente) lleva a cambios en el sistema como conjunto (las otras personas implicadas).
Las premisas fundamentales del tratamiento en la terapia breve estratégica se basan en (Watzlawick y Nardone, 2015):
– Las dificultades vistas como molestias que caracterizan la vida cotidiana y que los pacientes llaman “problemas”.
– Los trastornos consisten en dificultades en los intentos recurrentes e ineficaces de superar esas “molestias”.
– Las soluciones son los cambios comportamentales y/o perceptivos que el terapeuta y el paciente construyen para modificar las “dificultades”.
La construcción de las soluciones se basa en (Watzlawick y Nardone, 2015):
– La adquisición casi inmediata de la capacidad de describir los aspectos comportamentales del estado del paciente; y la dificultad que presentan algunos para hacerlo.
– Fijación de los aspectos involuntarios.
– Facilidad para introducir la descripción de otras personas significativas que tratan de consolar/apoyar al paciente (y a veces sin querer le perjudican más).
– Dificultad por parte de algunos pacientes que, por su historia de vida, se quejan por el hecho de que tienen buenas razones para estar deprimidos en comparación con otros.
– Estados de depresión de algunos pacientes en relación con algo que están seguros que de que sucederá (o no sucederá) en el futuro.
Ejemplos de pacientes tratados con terapia breve estratégica
Por ejemplo, un paciente afirmaba que “siempre había estado deprimido”. Cuando el terapeuta le preguntó qué le hacía pensar que estaba deprimido, el paciente respondió que lo sabe porque a veces tenía “días buenos”. Entonces, el terapeuta le pidió al paciente que describiera lo que era diferente en esos “días buenos”, y especialmente, qué cosas diferentes hacía (Watzlawick y Nardone, 2015).
La alusión por parte del paciente a la existencia de excepciones a la regla de “estar siempre deprimido” llevó a la descripción de conductas, percepciones e ideas que, a su entender, no se darían en los “días malos”. Entonces, el terapeuta le pidió al paciente que predijera, antes de acostarse a dormir, qué tipo de día iba a ser el siguiente, y, si predecía un día malo, por la mañana al despertar debía hacer algo que normalmente hubiese hecho en un “día bueno”. En la tercera sesión, el cliente comentó que las predicciones de “días malos” habían descendido notablemente (Watzlawick y Nardone, 2015).
Por tanto, según la Terapia Breve Estratégica… “El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevas tierras sino en tener ojos nuevos” (Marcel Proust).
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