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El trauma en psicoterapia y el tratamiento con EMDR

El trauma en psicoterapia y el tratamiento con EMDR

¿Qué se entiende por trauma en psicoterapia?

Aunque la palabra trauma suena muy grande y da un poco de miedo, casi todas las personas hemos tenido vivencias traumáticas.
Una vivencia traumática es una situación estresante o adversa que sobrepasa los mecanismos de afrontamiento de la persona. Esas situaciones pueden ser agudas, que es lo que popularmente suele entenderse como un trauma (un accidente de tráfico, una agresión física…); o crónicas, es decir, un conjunto de situaciones, que sin ser tan estresantes en sí mismas generan daño por repetición. Por ejemplo, no resulta traumático que en un momento dado un niño no se sienta acompañado emocionalmente por sus padres, pero si esto ocurre de forma sostenida puede generar igualmente una vivencia traumática.

En resumen, un trauma es un acontecimiento puntual, o una sucesión de eventos, que produce un impacto negativo sobre nuestro sistema nervioso que se mantiene a largo plazo porque afecta a nuestra sensación de seguridad o bienestar. Además, las vivencias traumáticas (no tratadas) están asociadas a la aparición de creencias falsas y desadaptativas sobre nosotros mismos o sobre el mundo que nos rodea: (“el mundo es un lugar muy peligroso, me merezco que me ocurran cosas malas”…).

En ocasiones, las vivencias traumáticas pueden ser superadas espontáneamente, ya que nuestro sistema nervioso está dotado de herramientas para procesar eventos estresantes. Sin embargo, en muchas situaciones estas no son suficientes. En esos casos las alteraciones del sistema nervioso y de la estructura de creencias dan lugar a la aparición de síntomas que requieren atención psicoterapéutica. Las vivencias traumáticas pueden dar lugar a la aparición de cuadros clínicos completos como el Trastorno de Estrés Postraumático, pero están también asociadas a otros trastornos como la ansiedad, la depresión, las fobias o algunos trastornos de personalidad.

Sabemos que este tipo de situaciones pueden llegar a ser muy complejas de manejar con los pacientes, y aspectos como el EMDR son temas que se debaten mucho en las clases del Máster en Psicoterapia Integradora. Apego y Trauma.  Si te interesa profundizar más o adquirir más conocimientos en esta materia te invitamos a que lo consultes aquí.

¿Cómo abordamos el trauma en psicoterapia?

Hay muy diferentes formas de abordar el trauma en psicoterapia y desde casi todas las corrientes (cognitivo – conductual, terapia narrativa, psicoanálisis…) se han hecho propuestas para su abordaje. No hay una única forma de abordar el trauma, sin embargo, una de las técnicas más eficaces es el trabajo con EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing / reprocesamiento y desensibilización mediante movimientos oculares).

¿Qué es EMDR?

El EMDR es una forma de psicoterapia integradora desarrollada por Fancine Shapiro (1987), que en un inicio se utilizó como forma de tratar el Trastorno de Estrés Postraumático y que en la actualidad se ha extendido a otros trastornos y problemas psicológicos como la ansiedad, la depresión o las fobias.
Además, es una técnica de elección con respaldo empírico y está recomendada como tratamiento para problemas psicológicos y psicosomáticos relacionados con trauma por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por la Asociación Americana de Psicología (APA) entre otras instituciones científicas internacionales y nacionales.

Bases teóricas y principios del EMDR.

Nuestro sistema nervioso está dotado de mecanismos biológicos para integrar las experiencias vitales. Sin embargo, cuando la intensidad o complejidad de estas experiencias supera a la capacidad del sistema nervioso éste prioriza aquellas estructuras encargadas de la supervivencia generando un hiperarousal amigdaloideo que inhibe otras funciones cerebrales más refinadas y complejas.

Este sistema de respuesta, que es evolutivamente muy valioso ya que permite respuestas motrices en milisegundos, no es tan eficaz en otras tareas como la integración o la racionalización. Ante un estímulo amenazante nuestro cerebro, en hiperarousal amigdaloideo es capaz de generar una respuesta de lucha, huida o congelación, pero no puede  discriminar si el estímulo es realmente amenazante o simplemente se parece a un estímulo amenazante (por ejemplo, un ruido fuerte puede ser una explosión o que se me haya caído un libro).

De esa forma, los recuerdos traumáticos permanecen alojados sin procesar, de forma cristalizada y cuando nuestro cerebro asociativo relaciona diferentes situaciones con este evento no procesado adecuadamente, se vuelve a producir esta respuesta de hiperarousal. Entonces se genera esta vivencia traumática en la que lo que ocurrió no solamente se recuerda, sino que se reexperimenta. Es decir, nuestro sistema nervioso reacciona de igual forma que si estuviera viviendo de nuevo la experiencia traumática.

La terapia con EMDR propone elicitar una reexperimentación de esas sensaciones desagradables de forma segura en el entorno terapéutico, utilizando la estimulación bilateral (con movimientos oculares, mediante la estimulación táctil o auditiva) para facilitar la desensibilización o el reprocesamiento de esas experiencias desagradables. De esta forma, la experiencia se seguirá recordando, pero no se reexperimentará resolviendo las respuestas de lucha, huida o congelación, así como las creencias negativas derivadas de esos eventos.

¿Por qué funciona el EMDR?

El mecanismo exacto mediante el cual actúa el EMDR a nivel cerebral se sigue investigando. Una de las hipótesis para explicar su eficacia con más evidencia es que los movimientos oculares imitan a los que ocurren durante la fase REM del sueño, que está asociada con el procesamiento y consolidación de la memoria.

Otros estudios señalan que la estimulación bilateral tiene un efecto relajante en la amígdala que es la responsable de la desconexión en los eventos traumáticos y facilita una resincronización interhemisférica, que contribuyen a la relajación y activa el reprocesamiento.

Fases del tratamiento con EMDR.

El uso de movimientos oculares (o cualquier otra forma de estimulación bilateral) no es una terapia en sí misma y no se recomienda su uso aislado. El trabajo con EMDR tiene diferentes fases.

Fase 1. Evaluación y planificación del trabajo. En esta fase se trabajará la creación del vínculo terapéutico y también se hará una evaluación completa del caso.

Fase 2. Preparación para el trabajo con EMDR. Durante la fase 2, el terapeuta se asegurará de que el paciente tiene los recursos suficientes y necesarios para trabajar con EMDR.

Fase 3. Evaluación de cada una de las dianas elegidas. Una vez el paciente tiene los recursos necesarios, se seleccionarán las dianas de la vida del paciente que requieren ser desensibilizadas y/o reprocesadas.

Fase 4. Desensibilización y reprocesamiento. Elegidas las dianas, se procederá a la aplicación del protocolo correspondiente para desensibilizar o reprocesar el recuerdo seleccionado.

Fase 5. Instalación. Cada uno de los reprocesamientos efectuados terminará con la instalación de una creencia más adaptativa sobre la experiencia vivida.

Fase 6. Escaneo corporal. Antes de finalizar cada una de las sesiones de reprocesamiento, se acompañará al paciente a realizar un escaneo corporal para acompañarle en la regulación si fuera necesario.

Fase 7. Cierre. Al final de cada sesión se explicará al paciente en qué punto del procesamiento estamos y qué puede esperar.

Fase 8. Reevaluación. Por último, se reevaluará en sesiones posteriores si el reprocesamiento ha sido completo o si debemos continuar trabajando en cada una de las dianas.

Desafíos y consideraciones del tratamiento del trauma con EMDR.

El trabajo con EMDR va mucho más allá de ser un conjunto de técnicas rutinarias aplicadas a cualquier paciente con trauma. Para su aplicación efectiva es necesario entender profundamente las bases de la técnica para poder utilizarla estratégicamente. También se recomienda que las personas que comienzan a utilizar esta metodología supervisen su práctica clínica con profesionales experimentados.

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