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Trastornos de la Conducta Alimentaria: diferencias entre alimentación sana y patológica

Trastornos de la Conducta Alimentaria: diferencias entre alimentación sana y patológica

Vivimos en un mundo de extremos y donde conviven realidades muy distintas entre sí, incluso opuestas. Mientras que el sobrepeso y la obesidad han aumentado de forma espectacular, especialmente en niños y adolescentes (del 4%, en 1975 a más del 18% en 2016); al mismo tiempo, estamos bombardeados por constantes mensajes relativos a los hábitos saludables, muy vinculados con los cánones de belleza actuales. El conjunto de estos elementos genera el caldo de cultivo perfecto para la eclosión de multitud de trastornos de la conducta alimentaria.

Pero, ¿cómo diferenciar entre una alimentación y una vida saludables, y un trastorno alimentario? ¿Qué entendemos por saludable y qué se considera poco adaptativo y, por ende, patológico?

Alimentación sana vs. Alimentación patológica

Vegetarianismo, veganismo, keto, real fooding… los estilos de alimentación alternativos son el pan de cada día, conceptos que moldean la idea de lo que significa comer sano. Sin embargo, en su esencia, la idea subyacente es la misma: una alimentación sana y equilibrada es aquella que nos proporciona los nutrientes necesarios para que nuestro cuerpo funcione correctamente, incluyendo alimentos de todos los grupos.

Sin embargo, más allá de la ingesta nutricional, no debemos ignorar el tipo de relación que establecemos con la comida. Así, tenemos que tener en cuenta no solo el aspecto físico, sino también la vertiente psicológica. La viralización de estilos alimentarios y dietas puede conducir a rigideces mentales, como limitarse a comer solo ciertos grupos de alimentos, evitar aquellos considerados «prohibidos» o contar de forma obsesiva las calorías que se ingieren.  

Un elemento crucial a tener en cuenta son las motivaciones que subyacen en nuestra conducta alimentaria. Es necesario analizar si existen miedos, sentimientos de culpa, obsesiones, vergüenza, entre otros. Estos sentimientos y comportamientos son indicativos de una relación patológica y disfuncional con la comida, características de los trastornos de conducta alimentaria.

Síntomas de una alimentación alterada

Los síntomas de una alimentación alterada, con o sin trastorno de la conducta alimentaria, son los siguientes:

Patrones alimentarios restrictivos:

  • Evitar grupos de alimentos completos, considerados “prohibidos”. Estos tipos de alimentos percibidos como menos sanos producen ansiedad.
  • Saltarse comidas o hacer ayunos frecuentes.
  • Establecer reglas rígidas y poco realistas en torno a la comida.

Conductas compulsivas o descontroladas:

  • Atracón alimentario: consumo excesivo de alimentos en un corto período de tiempo, acompañado de una sensación de falta de control.
  • Comer emocional: recurrir a la comida como mecanismo de afrontamiento para manejar emociones negativas.
  • Usar la comida como forma de afrontamiento e ingerir grandes cantidades de comida para calmar los nervios, el estrés o la ansiedad.
  • Compensar estos atracones con acciones compensatorias o purgas (vómitos autoinducidos, realización de ejercicio excesivo, uso de laxantes, etc.).

Preocupación excesiva por la apariencia y el peso:

  • Autoestima dependiente de la alimentación.
  • Obsesión con la forma y el tamaño del cuerpo.
  • Constante comparación con los demás.
  • Uso de la báscula y cálculos calóricos de manera obsesiva.

Obsesión por la comida:

  • Los pensamientos centrados en la comida afectan a la capacidad de concentración en ámbitos académicos y/o laborales. 

Cambios en el estado de ánimo y la autopercepción:

  • Irritabilidad, tristeza o ansiedad relacionados con la comida y el peso.
  • Baja autoestima y percepción distorsionada del propio cuerpo.

Teniendo en cuenta la sintomatología compartida, es importante diferenciar entre una alimentación ocasionalmente desequilibrada y un TCA, que implica una alteración persistente y perjudicial de la relación con la comida y el peso corporal.

Ortorexia: ¿Un estilo de vida o un nuevo TCA?

La obsesión por comer de manera saludable puede evolucionar hacia un trastorno alimentario conocido como ortorexia. Esta condición presenta una paradoja, ya que la obsesión por una alimentación saludable puede ser perjudicial para la salud en sí misma. Aunque la ortorexia no está oficialmente reconocida como un trastorno de la conducta alimentaria en el DSM-5, puede considerarse como tal debido a su naturaleza restrictiva y obsesiva.

La ortorexia se asimila a la anorexia por su componente restrictivo y por su rigidez. No obstante, la preocupación central en la ortorexia no se centra en el aspecto físico o el tamaño corporal, sino exclusivamente en consumir alimentos considerados «saludables», lo que lleva a establecer reglas obsesivas y restringir la variedad de alimentos. Las personas con ortorexia moralizan acerca de la comida en exceso, demonizan ciertos alimentos y utilizan un lenguaje muy taxativo y dicotómico.

Es un trastorno difícil de detectar: es menos evidente que la anorexia o la bulimia, y pasa bastante desapercibido, ya que incluye comportamientos muy aplaudidos por nuestra sociedad. En cambio, los pensamientos y las emociones que hay detrás de estas conductas pasan inadvertidos.

Algunas de sus características son:

  • Preocupación obsesiva por la calidad de los alimentos.
  • Comer se convierte en un deber, no en algo placentero.
  • Restricción y exclusión de grupos alimentarios.
  • Salirse de la dieta conduce a la culpa.
  • La comida domina la vida diaria.
  • Aislamiento social debido a los hábitos de los demás.

TCA: un diagnóstico complejo

La narrativa imperante sobre la alimentación saludable, tan arraigada en nuestra sociedad, puede dificultar la diferenciación entre un estilo de vida sano y uno patológico. En este sentido, un buen asesoramiento psicopatológico y un adecuado diagnóstico diferencial basado en la gravedad y persistencia de los síntomas son fundamentales para distinguir entre una alimentación sana, una alimentación alterada y un TCA. Si bien una alimentación alterada ocasional puede ser preocupante, los TCA son trastornos mentales graves que requieren atención especializada y un enfoque integral y personalizado.

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Acerca del autor:

ISEP
40 años acompañando en el crecimiento profesional en psicología, educación, logopedia y neurociencias.

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