Presentamos la segunda y última parte del artículo ‘Trastorno Bipolar en población infantojuvenil’ realizado por Stephanie Vizuette y María Jesús Rojas. En la primera parte, que se puede consultar aquí, se realizó una introducción al trastorno bipolar y su detección en la infancia, mientras que en esta segunda parte se llevará a cabo una descripción detallada de la sintomatología del trastorno bipolar infantojuvenil.
Descripción de los síntomas
Respecto a la alteración del humor, la irritabilidad es la más frecuente en niños y adolescentes. Se trata de una irritabilidad episódica, en la mayoría de los casos sin desencadenante específico o mínimo, que cursa con importante agresividad y violencia. El niño durante este episodio, puede arrojar objetos, proferir insultos, vocear o elevar el tono de voz en una actitud muy hostil, realizar comentarios sarcásticos y en ocasiones agredir o golpear a otros. Estos episodios tienen un tiempo de duración recortado y después de éste, los niños suelen mostrarse muy arrepentidos, lloran y dicen frases como “es que no podía parar”, “era como si tuviera una fuerza dentro que no podía detenerla”.
Los niños con euforia, presente en menor frecuencia que la irritabilidad, se muestran excesivamente contentos, ríen mucho sin que exista una razón concreta, saltan continuamente, se tiran en el suelo, ríen y se voltean en él sin otra causa.
Respecto a sus cogniciones e ideas, los niños con síntomas de grandiosidad creen que ellos tienen más capacidad que el resto para decidir y saber lo que hay que hacer, por este motivo no reconocen la autoridad y se muestran exigentes e, incluso, desafiantes tanto con sus padres como con sus profesores. Refieren frases como “yo ya sé lo que hay que hacer”, “a mi tú no me tienes que mandar nada”, totalmente inapropiadas para la edad del niño y la circunstancia a la que se refiere.
Respecto a su actividad física y comportamiento, los niños con manía o en un episodio de exaltación de humor hablan mucho, siempre tienden a dar su opinión, no dan tregua a interrupciones y se muestran obstinados en su discurso, con frecuencia cambian el contenido de este (aceleración del pensamiento) y en ocasiones no logran acabar ninguno de los temas que ha tratado en su discurso (fuga de ideas), pasa de un tema a otro y se olvida de los que estaba contando previamente. El habla suele ser rápida en ocasiones con cierta presión o tensión por el deseo inmediato de dar su opinión. En ocasiones se sienten llenos de energía y son capaces de hacer muchas cosas en poco tiempo. Por otra parte, no se encuentran cansados y tienen menor necesidad de sueño, duermen menos horas de lo habitual en su caso y de lo normal para su edad y no se encuentran cansados al despertar. Pueden mostrar un mayor interés en actividades de contenido sexual (hipersexualidad), tienden a hacer tocamientos a otros o se masturban y hacen comentarios inadecuados de contenido obsceno.
Bipolaridad en adolescentes
En los adolescentes, resalta una menor conciencia del riesgo y de las consecuencias de sus actos. Se muestran socialmente desinhibidos, pierden la timidez y, en ocasiones, el pudor. Este hecho junto con la impulsividad, les hace más proclives a implicarse en conductas de riesgo y en conductas delictivas. A veces, los episodios emocionales se acompañan de problemas de comportamiento. Los adolescentes pueden correr muchos más riesgos, como conducir a demasiada velocidad o gastar mucho dinero. Algunos adolescentes que sufren trastorno bipolar piensan en el suicidio con más frecuencia e intensidad que otro tipo de adolescentes. Algunas formas de expresión durante la fase depresiva serían: el sentirse muy tristes, quejarse mucho de dolores, como dolores de estómago y cabeza, sentirse culpables e inútiles, comer muy poco o demasiado, tener muy poca energía y falta de interés en las actividades divertidas.
Los niños con trastorno bipolar presentan dificultades específicas del aprendizaje en una proporción superior a la de la población general; además hasta el 80% de ellos tienen un TDAH asociado al trastorno del humor. Este hecho aumenta las dificultades en el rendimiento académico y, consecuentemente, la frustración y la desmotivación en el niño. Por otro lado, estos niños tienen una desregulación en el control y el procesamiento cognitivo de las emociones, es decir, un estímulo neutro puede ser interpretado por él como hostil, y actuar, consecuentemente de forma desproporcionada e irreflexiva. Ante estas dificultades es fácil esperar un deterioro significativo en las relaciones sociales con sus compañeros o en su entorno, hasta que el niño puede verse sólo y rechazado (Pavuluri et al., 2005, 2007) (como se cita en Tomàs Vilaltella, Bielsa Carrafa, & Rafael Linares, 2013).
Diferencias de la bipolaridad entre niños, adolescentes y adultos
Es importante destacar que el trastorno bipolar en el niño y adolescente se diferencia del adulto no sólo en la presentación de los síntomas, sino que lo hace también en el curso de la enfermedad, presentando variaciones del estado de ánimo que se aprecian mejor a medida que disminuye la edad del sujeto, principalmente en la edad prepuberal, dónde es más frecuente, por ejemplo, la tendencia a ciclación rápida o ultrarrápida (cambios bruscos de la depresión a la manía en un espacio de tiempo inferior a las 24 horas).
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