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Terapia Dialéctico Conductual para el Trastorno Límite de Personalidad

Terapia Dialéctico Conductual para el Trastorno Límite de Personalidad

Hoy venimos a hablarte sobre la Terapia Dialéctico Conductual para el abordaje de los Trastornos Límite de Personalidad

¿Qué es la personalidad?

La personalidad se define como el conjunto de rasgos y cualidades que configuran la manera de ser de una persona, a la vez que la diferencian de las demás. No obstante, más allá de esto, este concepto también hace referencia al patrón de pensamientos, sentimientos y conductas que caracterizan a una persona.

Asimismo, la personalidad de una persona se va forjando a lo largo de los años a partir de su temperamento, es decir, de la disposición innata determinada genéticamente de esa persona; más su carácter, un componente aprendido y ambiental, gestado a partir de lo genético sumado al contexto.

Cuando un rasgo de la personalidad de una persona se convierte en una respuesta desadaptativa y prolongada en el tiempo que afectan a su capacidad de desempeñarse personalmente, socialmente y relacionalmente, se puede estar frente a un trastorno de personalidad.

¿Qué es un trastorno de personalidad?

Un trastorno de personalidad es una afectación mental causada por un patrón persistente en el tiempo de pensamientos, comportamientos y emociones que distan considerablemente de las expectativas de su cultura. De igual forma, estos comportamientos interfieren de forma significativa en diferentes áreas importantes de su actividad diaria.

El DSM-5 contempla hasta 10 tipos diferentes de trastornos de la personalidad divididos en 3 grupos:

  • Grupo A: paranoide, esquizoide y esquizotípica.
  • Grupo B: antisocial, límite, histriónico y narcisista.
  • Grupo C: evasiva, dependiente, obsesivo compulsivo.
  • Otros trastornos de la personalidad.

De entre todos ellos, el más común en la población clínica es el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), el cual se caracteriza por un patrón persistente de inestabilidad en las relaciones interpersonales, el afecto, la autoimagen y un escaso control de impulsos.

Asimismo, el Trastorno Límite de la Personalidad constituye uno de los cuadros psicopatológicos más difíciles de diagnosticar, manejar y tratar por parte de los profesionales de la salud mental. Esta complejidad viene dada no solo por la inestabilidad que presenta la persona en los distintos ámbitos de su vida, sino por la conducta impulsiva que les puede llevar en muchos casos a conductas suicidas, parasuicidas o autodestructivas.

Con el objetivo de poner fin a este tipo de conductas, la psicóloga Marsha M. Linehan desarrolló a finales de la década de los 70, la Terapia Dialéctico Conductual (TDC), la cual suponía una modificación de la Terapia Cognitivo Conductual (TCC).

Así pues, mientras la Terapia Cognitivo Conductual utilizaba técnicas como el entrenamiento de habilidades sociales, la asignación de tareas, la escala de evaluación de tareas y el análisis conductual en la resolución de problemas, la Terapia Dialéctico Conductual buscaba el equilibrio entre el cambio y la aceptación, con el fin de lograr un equilibrio entre los sentimientos pasionales y los pensamientos lógicos.

Objetivos de la Terapia Dialéctico Conductual

Los objetivos que fijó Linehan para la Terapia Dialéctico Conductual fueron:

  • Reducir los comportamientos que atentaban contra la propia vida del paciente como las tentativas de suicidio, los pensamientos suicidas o las autoagresiones.
  • Reducir las conductas que interfieren en el tratamiento como, por ejemplo, no acudir a terapia, llegar tarde a la sesión, no realizar las tareas propuestas por el psicólogo o recurrir a la hospitalización como única forma de manejar una crisis.
  • Disminuir los comportamientos que interfieren en la calidad de vida de la persona: consumo de sustancias tóxicas, absentismo laboral o escolar, descuido de enfermedades, no adherencia a la medicación, no utilización de la red social de apoyo…
  • Incrementar las estrategias de afrontamiento destinadas a la adquisición de habilidades per permitan la regulación emocional: puesta en marcha de habilidades de conciencia, de relación interpersonal, de manejo emocional y de tolerancia al malestar.

Modalidades de Tratamiento en la TDC

Para lograr la consecución de dichos objetivos, la Terapia Dialéctico Conductual utiliza 3 modalidades básicas de tratamiento:

  • Terapia individual: se da sobre todo al inicio del tratamiento, puesto que es la base en la que se fundamenta la relación entre el terapeuta y el paciente. Así pues, se trata de una fase que se inicia con la evaluación de las conductas y el análisis de estímulos tanto internos como externos que preceden y proceden dichas conductas. De este modo, el terapeuta puede ver qué variables son las que están asociadas a la conducta disfuncional, para así tratar de determinar cuales son las conductas adaptativas alternativas que el paciente debe integrar.
  • Terapia grupal: consiste en un entrenamiento de habilidades que se realiza en grupos de entre 6 y 8 pacientes y dos terapeutas y que tiene una duración de 24 sesiones de unas dos horas y media aproximadamente en donde se trabajan 4 habilidades fundamentales: atención plena (mindfulness), regulación emocional, tolerancia al malestar y eficacia interpersonal. El hecho de hacerlo en grupo permite que el terapeuta pueda observar y trabajar las distintas conductas interpersonales que van surgiendo entre los participantes, proporcionando apoyo y permitiendo que aprendan unos de otros.
  • Asistencia telefónica: es un recurso que pretende promover el uso de técnicas específicas en situaciones de crisis (consumo de sustancias, autolesiones, vómitos, tentativa de suicidio…). De esta forma, el terapeuta busca aumentar la generalización de las habilidades aprendidas por parte del paciente en los ámbitos cotidianos. Cabe destacar que la consulta telefónica puede convertirse en una estrategia crucial en el tratamiento del Trastorno Límite de la Personalidad, puesto que el paciente que lo sufre, tiende a abandonar tanto los tratamientos como las relaciones de una forma prematura, perpetuando la soledad y el sentimiento de rechazo y humillación que experimentan.
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Acerca del autor:

ISEP
40 años acompañando en el crecimiento profesional en psicología, educación, logopedia y neurociencias.

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