El daño cerebral adquirido, en adelante DCA, responde a una lesión cerebral repentina ocasionada por un evento traumático o golpe (Trauma craneoencefálico), por la interrupción del flujo sanguíneo en el cerebro (Accidente Cerebro Vascular (Ictus o ACVs)), tumor cerebral, infección, anoxia o intervenciones quirúrgicas.
El DCA suele tener un gran impacto en la calidad de vida de los pacientes y sus familias, debido a la gran variedad de secuelas que pueden aparecer según el área cerebral afectada. Las secuelas pueden provocar anomalías en la comunicación, en la percepción del paciente o alteraciones físicas, cognitivas y emocionales.
Debido a su gravedad, la atención inmediata del paciente que ingresa al servicio hospitalario por DCA suele responder a salvaguardar su vida e intervenir de forma inmediata para minorizar el daño cerebral y las secuelas que puedan aparecer a posteriori. Cuando el paciente ya está fuera del peligro inminente, son estas secuelas las que competen al área de rehabilitación, el cual tiene en cuenta para su labor siete áreas importantes: control motor, nivel de alerta, comunicación, cognición, emociones y conducta, recepción de la información y actividades de la vida diaria.
A nivel de cifras, el Ictus o ACVs suele ser la primera causa de DCA, con un 78% de los casos atendidos en el área hospitalaria. Las secuelas o discapacidad grave por el daño sufrido resultan en el 44% de los casos que sobreviven a un Ictus. Cifras que indican que existe una gran necesidad de atención en rehabilitación y de investigación en nuevas técnicas que permitan facilitar la labor del personal rehabilitador.
Intervención temprana e intensiva
Así pues, la rehabilitación de la persona con DCA se enmarca en la prevención de las complicaciones secundarias a la lesión cerebral, la preservación de las funciones físicas, cognitivas y mentales, y la máxima recuperación de las capacidades perdidas. Lo más importante es que el paciente logre recuperar la mayor autonomía posible, que pueda reintegrarse a su entorno social y familiar y que pueda tratar de retomar las actividades que desempeñaba antes del suceso.
Para esto, la rehabilitación del paciente con DCA debe ser integral, componerse de profesionales que intervengan en las diferentes áreas y ser sostenida en el tiempo con variaciones en la intensidad o en su diversidad. Existe evidencia de la evolución positiva del paciente a lo largo del primer año y medio o dos años posterior al origen de la lesión.
En el año 2021, la Sociedad Española de Neurología publicó en la revista Elsevier una revisión sistemática de las guías publicadas a nivel internacional entre los años 2013 y 2020, en la cual, recoge los principios básicos de la neurorehabilitación del paciente con DCA. Esta guía recalca la importancia del inicio temprano de neurorehabilitación en los pacientes, cuando hayan obtenido una mínima estabilidad clínica, dando evidencia de la mejora significativa que tiene para los pacientes con DCA la intervención oportuna sobre una tardía.
Se ha estimado que debe iniciar en las primeras 24 a 48 horas, con acciones sencillas que impliquen movilización precoz, orientación en la realidad y abordaje de déficits específicos como las afasias. Una vez trascurra el tiempo, los programas de neurorehabilitación deben tomar mayor intensidad en contenidos y en frecuencia, con un mínimo de 40 a 60 minutos en cada intervención.
Por otro lado, avala la necesidad de un equipo transdisciplinar que trabaje de manera coordinada con cada profesional, paciente y sus familias. Destaca que, en los casos más graves, los programas de rehabilitación deben dar inicio en las mismas unidades hospitalarias, dando continuidad de forma ambulatoria, una vez el paciente tenga el alta.
Una mirada al futuro
La inmersión tecnológica que ha tenido la humanidad en estos últimos años no es una novedad, una revolución que no ha pasado desapercibida en el campo de la rehabilitación. En términos de técnicas de intervención actual, el mejor pronóstico según la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana, en Madrid, se evidencia en la unión de las técnicas más antiguas e individuales con las nuevas tecnologías que van apareciendo en el mercado. El objetivo es unir la experiencia, el conocimiento y la tecnología para acotar los tiempos de rehabilitación, mejorar los objetivos que se plantean a mediano y largo plazo y promover la optimización de la calidad de vida y la percepción del bienestar.
Es así como, dentro de las nuevas tecnologías, se destaca el uso de la realidad virtual y realidad aumentada en neurorehabilitación de las funciones y el rendimiento cognitivo. Las videoconsolas también se integran para brindar al paciente una estimulación lúdica y divertida de sus capacidades, y la robótica pone de manifiesto su importancia en la rehabilitación de la marcha, miembros superiores, funciones físicas y de movilidad. Cabe destacar que todas estas nuevas prácticas mejoran la adherencia al tratamiento por parte del paciente.
Actualmente, también se cuenta con tecnologías más avanzadas como la interfaz cerebro-computador (BCI) que intenta gestionar una comunicación directa entre el cerebro y el ordenador, según nos cuenta la plataforma BITBRAIN. El funcionamiento de esta interfaz procesa y decodifica en comandos la actividad eléctrica u ondas cerebrales que se produce a nivel neuronal, información que es llevada a un dispositivo como neuroprótesis o exoesqueletos para realizar una acción deseada.
Por su parte, el neurofeedback es una técnica neuro comportamental que intenta entrenar las funciones cerebrales para combatir la ansiedad, el insomnio, la depresión, mejorar el rendimiento cerebral y el autocontrol. Esta técnica envía al sujeto una respuesta inmediata sobre su rendimiento en la tarea, respondiendo al condicionamiento operante y, de esta forma, el programa le permite al paciente modificar su conducta de una manera consciente. En rehabilitación, esta técnica ha tenido mayor aplicación y acogida en casos de TDAH, mejorando el control de los impulsos, la atención y las funciones ejecutivas. Su uso en DCA ha logrado buenos resultados en la intervención de las funciones cognitivas y físicas con déficit.
Por último, la intervención en neurorehabilitación puede ser complementada con plataformas web y aplicaciones, destinadas a trabajar tanto la rehabilitación, como la estimulación cognitiva, las actividades de la vida diaria y las habilidades sociales. Por su parte, la plataforma NEURONUP permite que el profesional pueda programar las sesiones personalizadas para que el paciente las realice desde su casa, lo que mejora la frecuencia con que el paciente recibe intervención.
Cabe destacar que son varias las herramientas tecnológicas de neurorehabilitación con las que cuentan hoy los profesionales, que facilitan su labor y permiten una adaptación más individualizada. Sin embargo, estas técnicas son aún novedosas y necesitan aún más estudios entorno a ellas, aun así, desde ya se vislumbran resultados positivos en términos de acotar los tiempos de rehabilitación y mejorar los objetivos que se plantean a mediano y largo plazo.
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