Se puede considerar que la mayoría de la población a nivel mundial es consumidora del contenido que ofrecen las redes sociales. Hay infinitas plataformas que entran dentro de este rubro, y se puede inferir que, a partir de la pandemia mundial, el uso de éstas ha funcionado como una manera de entretenimiento más constante.
Hablar de salud mental en las redes sociales
Los sucesos del último año, junto con los movimientos sociales, han permitido empezar a utilizar el término “normalizar” con más frecuencia. La finalidad de ello, es normalizar sucesos y experiencias que han sido considerados tabú y así, abrir espacios para la discusión de estas vivencias. Dentro de este movimiento, entra la conversación de la salud mental, ofreciendo contenidos donde se habla de la concienciación de las enfermedades mentales, la importancia de la salud mental y la necesidad de la terapia para lograr el bienestar emocional y psicológico.
Sin embargo, el término “normalizar” puede ser un arma de doble filo. Por un lado, ayuda a desmontar prejuicios y tabúes sociales que han sido impuestos por generaciones pasadas sobre temas que necesitan ser discutidos para poder ser trabajados a nivel individual y como sociedad. Por otro lado, en muchas ocasiones, puede traer consecuencias negativas respecto a los procesos personales de cada individuo, ya que no presta un espacio seguro para poder trabajar de manera sana dichos procesos.
Generalización del contenido compartido
Parte de la conversación de la salud mental en redes sociales, gira en torno del “diagnóstico” de trastornos, ya que se suelen hablar de indicadores y síntomas que permiten “determinar” si las personas poseen ansiedad, depresión, estrés, traumas y más. El uso de las comillas anteriores es importante y completamente intencional, pues:
- La información no sólo está siendo difundida por profesionales de la salud mental, sino también por personas que no son expertas en el área y hablan desde su propia experiencia personal o desde la copia de contenido de otros. En este caso, la información no necesariamente ha sido corroborada (aunque en un principio haya sido difundida por un profesional).
- La información que se expresa se hace de manera generalizada. De modo que, no se toma en cuenta el caso por caso ni las experiencias de cada individuo que han influenciado en su realidad y su proceso personal.
- Se comparten indicadores de posibles trastornos sin ofrecer un espacio seguro ni de contención para la persona. Entonces, se corre el riesgo de abrir procesos y desencadenar posibles malestares en las personas sin ofrecer herramientas para manejar la situación ni empezar un proceso de sanación o terapéutico.
- En ocasiones, se ofrecen herramientas para el trabajo y el manejo de dicho “diagnóstico”. Es posible que éstas no sean necesariamente útiles, ya que están siendo expresadas de manera general sin adaptarse al proceso de la persona en el momento.
- El contenido no está siendo acompañado de recursos ni contactos para poder acudir en búsqueda de ayuda, por si las personas consideran que la requieren para trabajar lo que el informador a concientizado en ellos.
Entonces, posiblemente se está haciendo más daño de lo que se espera. Más allá de “normalizar” y de abrir espacios para la discusión, se está jugando con los límites de las personas y creando espacios inseguros y delicados.
Un paso hacia adelante en la discusión de temas relacionados con la salud mental
A partir de esto, es importante concienciar sobre el lado negativo de la “normalización”. Es completamente necesario empezar a desmantelar los tabúes sociales para poder lograr cambios positivos y abrir discusiones y debates de temas actuales que anteriormente no se trataban. No obstante, se debe hacer con mucho cuidado ya que las personas que consumen este contenido no necesariamente tienen las herramientas ni los recursos (emocionales, psicológicos, económicos…) para manejar los temas que se están mencionando.
El próximo paso a tomar es la concienciación y educación de este fenómeno. Hacer saber que está sucediendo, responsabilizar a las personas por sus acciones y ofrecer herramientas para la recuperación y creación de los espacios seguros. Ser pioneros y partidarios de una nueva perspectiva de la “normalización” para retomar la intención positiva de este movimiento.
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