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Psicoterapia en DCA: parte 2

Psicoterapia en DCA: parte 2

Continuamos con la segunda parte del artículo sobre el daño cerebral adquirido. Aunque puede leerse de manera autónoma, el presente supone la segunda parte del artículo Psicoterapia en daño cerebral adquirido (DCA) – parte 1.

En el daño cerebral adquirido cada caso es particular

En la primera parte de este artículo publicado con anterioridad, hablábamos de la importancia de intervenir no sólo a nivel neuropsicológico sino también psicológico en los casos de personas con Daño Cerebral Adquirido (DCA), puesto que la sintomatología habitual de las lesiones neurológicas sobrevenidas suele incluir determinados síntomas psicológicos y conductuales que interfieren significativamente en el bienestar de la persona.

Vimos también que, aunque a menudo es necesario por la sintomatología, no siempre es posible realizar este tipo de intervenciones directamente con la persona, puesto que los déficits cognitivos y la falta de conciencia total o parcial del problema suelen reducir significativamente las posibilidades reales de aplicar este tipo de intervención o como mínimo de obtener beneficios reales y funcionales sin causar otro tipo de problemas en su lugar o demás de los ya presentes.

Por ello, hablábamos de la importancia de tomar en cuenta al entorno social más directo de la persona, que en estos casos – cuándo la persona ha abandonado el entorno hospitalario y se encuentra en fase “de vuelta a casa” – suelen ser los cuidadores (familiares cercanos o auxiliares profesionales de apoyo).

Con todo, es necesario realizar una valoración precisa del caso, teniéndolo en cuenta como único y, por lo tanto, atendiendo tanto las necesidades psicológicas de la persona con lesión cerebral como las demandas y necesidades de su entorno. En resumen, el proceso de intervención psicológica en rehabilitación neuropsicosocial debe contemplar éstas dos líneas de intervención en su esquema más básico: paciente y familia o cuidadores profesionales en caso que los haya.

Esquema básico de intervención en personas con DCA

Siguiendo este esquema básico, en primer lugar, debemos delimitar las posibilidades de intervenir directamente con la persona con daño cerebral adquirido. Aquí debemos decidir si es posible iniciar un proceso psicoterapéutico que le ofrezca la posibilidad de liberarse emocionalmente y de readaptarse ante el cambio brusco que supone el daño cerebral adquirido en su vida cotidiana. Si la persona no puede beneficiarse de dicho espacio (por razones que ya comentamos en la primera parte de este artículo) quizás sería más interesante dirigir nuestros esfuerzos a analizar con su entorno qué acciones pueden realizar para reducir los síntomas emocionales que presenta, como se le puede ayudar a incrementar y reforzar las experiencias positivas en su día a día si la persona se encuentra inmersa en un estado de ánimo decaído. Del mismo modo, si queremos reducir o tratar de eliminar determinadas conductas problemáticas pero la persona presenta una baja o nula consciencia de sus problemas, o presenta déficits cognitivos a nivel de razonamiento, memoria, comprensión (…) que no permitan realizar terapia directa con él, sería también interesante concentrar los esfuerzos en realizar un buen análisis funcional de dicha conducta-problema con su entorno, enseñando a los familiares o cuidadores a realizarlo por su cuenta como parte del proceso de psicoeducación en el que debemos ofrecer recursos para que el entorno social directo sea capaz de solventar por su cuenta determinadas situaciones problemáticas que se dan o pueden darse en el futuro. Al identificar el estímulo o la secuencia de acciones que causa un problema es más fácil poder establecer pautas y estrategias para prevenirlo. En algunos casos, por ejemplo, redirigir la atención de la persona puede ser suficiente para eliminar al momento un determinado problema, sin embargo, en otros casos quizás haga falta modificar el entorno físico eliminando estímulos concretos o corregir determinados comportamientos de sus personas cercanas en situaciones específicas que podrían estar manteniendo o exacerbando un problema.

Cuando planteamos atención psicológica en el contexto de un proceso rehabilitador, puede ser interesante distinguir entre el hecho de realizar un proceso terapéutico continuado como podría ser abordar un proceso de duelo orientado a que la persona acepte su situación y adopte un papel activo en su proceso de rehabilitación, o bien realizar intervenciones puntuales para dar apoyo emocional en determinados momentos o ante determinadas situaciones, o tratar de eliminar determinadas conductas disfuncionales. Una vez más, el estudio individualizado del caso atendiendo a las demandas no solo de la persona si no de su sistema familiar deben guiarnos para tomar uno u otro camino, siempre de una manera flexible.

Facilitar la readaptación a la nueva realidad

Al final, las técnicas y los enfoques de la psicología clínica son muchos y muy variados, y podemos servirnos de muchos ellos para realizar una intervención en el ámbito de la neuropsicología, pero adaptándolos a las necesidades y características del perfil neuropsicosocial de cada caso. Lo importante más que el método o el enfoque en sí es su potencial utilidad clínica en dicho caso en concreto. El objetivo: facilitar el proceso de readaptación y reintegración social y comunitaria.

Cuando el DCA evoluciona favorablemente

En los casos en los que la persona evoluciona favorablemente y poco a poco va ganando capacidad funcional y autonomía en su vida diaria es necesario ofrecer apoyo y orientación, especialmente enfocada a establecer objetivos de vida realistas que sirvan de motivación para seguir evolucionando y para lograr sentirse útil y autorrealizado. En estos casos, el acompañamiento, no solo en el momento de establecer los objetivos, sino durante el proceso de consecución de los mismos, se convierte en un pilar fundamental para superar las dificultades que van surgiendo, readaptar los objetivos si es necesario, establecer diferentes estrategias de solución de problemas y de afrontamiento o anticipar dificultades.

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Acerca del autor:

Pol Franco
Psicólogo clínico y Neuropsicólogo en Sinapsis Rehabilitació y colaborador en varios centros privados. Experiencia en Psicoterapia en daño cerebral y en Atención neuropsicosocial domiciliaria. Formación y experiencia en la aplicación de Realidad Virtual y otras tecnologías en procesos terapéuticos y rehabilitadores.

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