Poliamor: no es sinónimo de acostarse con muchas personas, sino de amar a varias. Una persona ama a dos o más personas, aunque en algunos casos haya un “amor primario” y otros de menor jerarquía.
Hay personas que viven más de una relación amorosa al mismo tiempo. Es un nuevo movimiento denominado poliamor. El poliamor significa tener más de una relación íntima, amorosa, sexual y duradera de manera simultánea con varias personas, con el pleno consentimiento y conocimiento de todos los amores involucrados.
El individuo que se considera a sí mismo emocionalmente capaz de tales relaciones se define como poliamoroso. Este término (poliamor) no se aplica a las meras relaciones sexuales sin compromiso, orgías anónimas, pernoctas, amoríos, prostitución, monogamia u otras definiciones populares de intercambio de pareja.
Poliamor: ¿eres capaz de amar a varias personas a la vez?
“¿Eres capaz de amar, como pareja, a dos o tres (o más) personas a la vez?”, es la pregunta que se hacen muchas personas. Hay quien no solo piensan que sí puede, sino que además lo lleva a cabo en la práctica. Es una nueva forma de amar en la que se “supone que hay unas reglas del juego limpias, y que todos están al corriente y aceptan gustosos la situación”, explica la psicóloga Mila Cahue (2014), del Centro de Psicología Álava Reyes en Madrid.
Por tanto, los puntos fuertes de este tipo de relaciones son la fidelidad, ya que se establecen vínculos honestos con las parejas, así como la negociación para que se pueda generar satisfacción en todas las partes involucradas, y la comprensión o capacidad que tienen de aceptar las otras personas que la persona amada pueda amar a alguien más, dándole la posibilidad de sentirse libre de vivir sus sentimientos.
El movimiento defiende que el amor no es exclusivo de una sola pareja. La libertad es su máximo principio. “Son relaciones que se pueden mantener mientras cada uno está en su sitio sin exigencia ni reproches” dice Cahue. Sin embargo, las dificultades de este tipo de parejas radican, en primer lugar, en la dificultad para establecer un proyecto de vida común con varias personas, decidir cuántas parejas se admiten, qué hacer cuando se cogen vacaciones, con quién dejar a los niños, cómo explicarle a los hijos este tipo de vida que seguramente será inusual al compararse con sus compañeros y amigos del instituto, etc.
Por otro lado, por mucha sinceridad y acuerdo previo entre todos los miembros de la pareja, no hay garantías de que con el tiempo y la convivencia no se desarrollen celos, envidias, reproches. De hecho, para Cahue “se trata de afectos que pueden ser verdaderos como sentimientos, pero probablemente no sean lo suficientemente profundos y sean más transitorios o carentes de compromiso”. Por tanto, la práctica dice que las relaciones poliamorosas tienden a durar menos.