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La Terapia Metacognitiva: una intervención revolucionaria en el tratamiento de la ansiedad organizada y otros trastornos

La Terapia Metacognitiva: una intervención revolucionaria en el tratamiento de la ansiedad organizada y otros trastornos

La terapia metacognitiva (MCT) es un enfoque innovador en el tratamiento de los trastornos de ansiedad, desarrollado por Adrian Wells, que se centra en cambiar la relación de la persona con sus pensamientos, en lugar de modificar el contenido de estos como lo hace la terapia cognitivo-conductual (Wells, 2009; Wells & Matthews, 1994).

 

A través de un enfoque en el “pensamiento sobre los pensamientos” o metacognición, la MCT interviene sobre los mecanismos mentales que prolongan el malestar psicológico, con resultados prometedores para trastornos como el trastorno de ansiedad generalizada (GAD) y la depresión (Normann, van Emmerik & Morina, 2014).

 

El Modelo metacognitivo de Wells y el Síndrome Cognitivo Atencional (CAS)

En el núcleo de la terapia metacognitiva está el Síndrome Cognitivo Atencional (CAS, por sus siglas en inglés), un conjunto de procesos mentales que incluye

  • la preocupación
  • la rumiación
  • la monitorización de amenazas.

Este síndrome describe cómo las personas en estados de ansiedad o depresión mantienen el foco en pensamientos negativos de forma repetitiva, lo que provoca un “encapsulamiento” de la atención en posibles peligros o preocupaciones sin posibilidad de liberación.

Los elementos principales del CAS son las creencias metacognitivas que la persona tiene sobre el valor de preocuparse (como una falsa forma de prepararse para los problemas) y sobre la supuesta peligrosidad o incontrolabilidad de sus pensamientos.

Así, el CAS Síndrome Cognitivo Atencional (CAS) se activa cuando, ante un pensamiento intrusivo, la persona interpreta que debe preocuparse para sentirse más segura o preparada. Sin embargo, en lugar de disminuir el malestar, esta reacción lo refuerza, convirtiendo los pensamientos negativos en un ciclo perpetuo.

En este proceso, las estrategias de afrontamiento disfuncionales, como la evitación, el chequeo o la búsqueda de tranquilidad, se convierten en rutinas que mantienen o agravan la sensación de vulnerabilidad (Wells & Carter, 2009).

En este modelo, el CAS contribuye a sostener el malestar al impedir que la persona compruebe que sus pensamientos intrusivos no tienen consecuencias reales, lo que a su vez refuerza la idea de que necesita preocuparse para estar “seguro”.

El Manejo del CAS a través del Detached Mindfulness.

Para interrumpir el ciclo del Síndrome Cognitivo Atencional, la terapia metacognitiva introduce una técnica central conocida como detached mindfulness, o «atención desvinculada».

A diferencia de la atención plena tradicional, que implica aceptar pensamientos y emociones, detached mindfulness se basa en el principio de observar los pensamientos como eventos mentales sin darles relevancia o significado intrínseco.

El objetivo es que la persona aprenda a “desvincularse” de sus pensamientos, sin intentar suprimirlos o reaccionar emocionalmente ante ellos. Esto permite interrumpir el CAS y desactivar la cadena de preocupación y rumiación que sostiene el malestar (Wells, 2009).

En detached mindfulness, la persona observa sus pensamientos intrusivos y su tendencia a monitorear amenazas o a preocuparse excesivamente, pero sin involucrarse activamente en ellos.

Por ejemplo, en lugar de preocuparse por un pensamiento del tipo “¿Qué pasa si pierdo el trabajo?”, se le enseña al paciente a reconocer este pensamiento como una simple actividad mental pasajera, sin interpretarlo como una advertencia o predicción. Metáforas como imaginar que los pensamientos son nubes que pasan por el cielo ayudan a internalizar esta habilidad de “desprendimiento” y a reducir la reacción emocional que provoca el CAS.

Esta técnica es particularmente efectiva en personas con ansiedad generalizada porque desactiva el impulso de reaccionar con preocupación constante. Como resultado, el paciente desarrolla un control sobre su atención y aprende a redirigirla hacia estímulos neutros o positivos, rompiendo así el ciclo de preocupación continua (Normann et al., 2014).

Eficacia de la Terapia Metacognitiva para el Trastorno de Ansiedad Generalizada.

La terapia metacognitiva ha demostrado ser especialmente eficaz en el tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada (GAD), donde fue utilizada por primera vez.

En estudios clínicos, pacientes tratados con MCT para GAD mostraron mejoras significativas en los niveles de preocupación y ansiedad.

Un estudio de seguimiento realizado por Wells y King (2006) reveló que la mayoría de los pacientes presentaban una recuperación de hasta el 87.5% al finalizar el tratamiento, con efectos mantenidos al menos 12 meses después del mismo.

Este éxito se atribuye en gran medida al manejo eficaz del CAS a través del detached mindfulness, que permite a los pacientes disminuir su dependencia en estrategias de control mental y, en cambio, aceptar la presencia de pensamientos sin reaccionar a ellos (Wells & King, 2006).

Además, en comparación con otras intervenciones para la ansiedad, la MCT aborda la raíz del problema (las creencias metacognitivas y el CAS) en lugar de limitarse a modificar el contenido de los pensamientos. Esto la convierte en una opción valiosa para quienes no han respondido bien a terapias más tradicionales como la terapia cognitivo-conductual.

Aplicación de la Terapia Metacognitiva a otros trastornos emocionales.

La Terapia metacognitiva ha demostrado su eficacia no solo en el tratamiento de la ansiedad generalizada, sino también en otros trastornos emocionales, incluidos la depresión y el trastorno obsesivo-compulsivo (OCD).

Una revisión meta-analítica realizada por Normann et al. (2014) demostró que la MCT es más eficaz que las listas de espera y en muchos casos más efectiva que la terapia cognitivo-conductual (CBT) para reducir la sintomatología de estos trastornos.

El estudio también subrayó que los beneficios de la MCT se mantuvieron en el tiempo, lo que la convierte en una intervención robusta y duradera (Normann et al., 2014).

  • Para la depresión, el modelo metacognitivo se centra en reducir la rumiación, otro componente del CAS que afecta significativamente a los pacientes. En lugar de cuestionar el contenido de los pensamientos negativos, la MCT enseña a los pacientes a observar sus pensamientos depresivos de manera desapegada, limitando así el tiempo que pasan “atrapados” en ciclos de tristeza y negatividad.
  • En el caso del trastorno obsesivo-compulsivo, la MCT también ha mostrado resultados positivos, ayudando a los pacientes a desarrollar una relación más flexible con sus pensamientos obsesivos y a reducir la necesidad de realizar conductas compulsivas para calmar su ansiedad.

Conclusión

La terapia metacognitiva ofrece un enfoque único para el tratamiento de diversos trastornos emocionales al abordar no solo los pensamientos negativos, sino también el estilo de pensamiento que los mantiene.

A través del modelo del Síndrome Cognitivo Atencional y técnicas como el detached mindfulness, la MCT permite a los pacientes observar sus pensamientos desde una perspectiva más desapegada, reduciendo la intensidad de las emociones negativas y mejorando su regulación emocional.

Aunque la terapia metacognitiva es relativamente nueva, los resultados de los estudios sugieren que es una herramienta eficaz para trastornos que, como la ansiedad generalizada y la depresión, pueden ser difíciles de tratar con métodos tradicionales.

La evidencia sugiere que, en el futuro, la MCT podría consolidarse como una terapia de primera línea para una amplia variedad de problemas emocionales.

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Referencias

Normann, N., van Emmerik, A. A. P., & Morina, N. (2014). The efficacy of metacognitive therapy for anxiety and depression: A meta-analytic review. Depression and Anxiety, 31(5), 402-411.

Wells, A. (2009). Metacognitive therapy for anxiety and depression. Guilford Press.

Wells, A., & Matthews, G. (1994). Attention and emotion: A clinical perspective. Psychological Press.

Wells, A., & King, P. (2006). Metacognitive therapy for generalized anxiety disorder: An open trial. Journal of Behavior Therapy and Experimental Psychiatry, 37, 206-212.

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