Una emoción es “una experiencia afectiva intensa, pasajera, brusca y aguda, que activa los diferentes subsistemas físicos y proporciona energía vital, constituyendo la fuerza motivadora que guía y orienta los comportamientos humanos” (Lizeretti, 2012, p.38)
Todas las emociones están situadas en el llamado “cerebro emocional” o sistema límbico; dicho sistema está formado por estructuras que regulan nuestras respuestas emocionales, la memoria y el aprendizaje. Además, interacciona con la corteza cerebral que es la encargada del razonamiento, la reflexión y la planificación. El trabajo conjunto del sistema límbico y la corteza cerebral explica que podamos tener control de nuestras emociones.
Cuando una persona sufre depresión su cerebro cambia: muestra hiperactividad en regiones del sistema límbico como la amígdala, alterando sus emociones, personalidad y conducta. Vemos un estudio que así lo corrobora.
Svenja Taubner, investigadora del Departamento de Psicología de la Universidad de Klagenfurt, al sur de Austria, ha investigado los cambios que se producen en este funcionamiento cerebral, cuando los pacientes con depresión son sometidos a psicoterapia. El tipo de terapia escogida para el estudio fue la terapia psicodinámica.
En la investigación participaron 18 pacientes no medicados con trastornos depresivos recurrentes. También un grupo de control, compuesto por 17 individuos sanos. Los participantes fueron sometidos a escáneres de resonancia magnética funcional; un procedimiento clínico y de investigación que permite mostrar en imágenes las regiones cerebrales que ejecutan una tarea determinada, tanto al inicio del experimento como ocho meses después del inicio de la psicoterapia.
En ambos momentos, a todos ellos se les presentaron estímulos experimentales en forma de frases que describían sus patrones disfuncionales en sus relaciones interpersonales, con el fin de ver cómo reaccionaban sus cerebros a dichos estímulos (por ejemplo, se les dijo: “usted desea ser aceptado por los demás, por lo que hace demasiado por ellos”).
En el primer escáner, se constató que ciertas regiones del cerebro de los individuos con trastorno depresivo reaccionaban a las frases presentadas con hiperactividad. Sin embargo, ocho meses después de iniciada la terapia psicodinámica, los cerebros de los pacientes con depresión habían cambiado. De hecho, su actividad ya no se distinguía de la de los participantes sanos. Por otra parte, las evaluaciones sobre sus síntomas depresivos mejoraron significativamente tras esos ocho meses.
Según Taubner, el estudio constata, por tanto, que los cambios en el sistema límbico desencadenados por estímulos con un contenido clínicamente relevante pueden ser normalizados con un tratamiento psicológico.
En este sentido, la psicoterapia ayuda a la persona a manejar de forma inteligente sus emociones y a solucionar problemas de la manera más eficaz posible. ISEP forma a los psicólogos que cursan el Máster en Psicología Clínica y de la Salud de manera que diseñen sesiones psicoterapéuticas que aseguren que el paciente sea capaz de:
-Tomar consciencia de lo que siente
-Nombrar la emoción/sentimiento (expresar lo que sentimos).
-Identificar el sentimiento más básico (la experiencia primaria).
-Valorar si el sentimiento primario (básico) es saludable o no.
-Identificar pensamientos desadaptativos que acompañan a una emoción no saludable.
-Encontrar emociones saludables alternativas en función a sus necesidades
-Expresar las emociones de forma proporcional y adecuada al entorno en que se sitúa.
El Máster en Psicología Clínica de ISEP está considerado como el mejor máster en su especialidad de España, según el Ranking de El Mundo y destaca la calidad del profesorado, formado por profesionales con más de 10 años de experiencia.