Miguel Costa psicólogo clínico y director del Centro de Promoción de Hábitos Saludables de Madrid Salud, ha participado recientemente en el ciclo Aprende de los mejores de la mano del ISEP con su seminario de actualización profesional ‘La relación “terapéutica”. Bases para ayudar a resolver problemas psicológicos’.
Junto a él descubrimos este nuevo concepto dentro de la psicología, relación “terapéutica”, para afrontar las dificultades que surgen en la práctica clínica y que resultan esenciales para lograr confianza, compromiso y adherencia en relación con el cambio de conducta.
¿Hasta qué punto la confianza y el compromiso influyen en la resolución de problemas psicológicos?
Un problema psicológico se origina y tiene lugar durante el afrontamiento de diversas circunstancias y exigencias de la vida en el curso del cual las decisiones y acciones adoptadas resultan inapropiadas o contraproducentes y dan lugar a dificultades y desajustes en el desempeño de otros quehaceres de la vida. Según esto, la solución de los problemas psicológicos depende estrechamente de la acción, en este caso, de acciones atinadas que ayuden a recuperar la adaptación y el ajuste.
Cuando hablamos de relaciones de ayuda profesional para resolver problemas, la confianza y el compromiso resultan de especial importancia. La confianza para deliberar en el marco de una relación de trabajo orientada a buscar soluciones con una persona a la que se le otorga el crédito suficiente como para considerar sus perspectivas y puntos de vista del problema y sus soluciones; y el compromiso con la acción y con la experimentación porque la solución requiere cambios y nuevas maneras de comportarse y de afrontar las demandas y adversidades de la vida. Ambos, confianza y compromiso van de la mano, no son cuestión de fe o una mera declaración verbal. La confianza facilita el compromiso y este último anima a la acción en la medida en que lo que pretende y ha decidido alcanzar el consultante, valores y objetivos, son lo suficientemente importantes como para arriesgarse y experimentar.
¿Qué diferencia existe entre Relación Terapéutica y Relación de Ayuda?
Una relación terapéutica es la que se establece entre un enfermo y un médico que trata enfermedades, y una relación de ayuda es la que se establece entre personas para resolver un problema. Si hablamos de Consejo Psicológico o Consultoría Psicológica nos estamos refiriendo a relaciones de ayuda psicológica profesional orientada a resolver problemas psicológicos. Cuando hablamos de problemas psicológicos no estamos hablando de enfermedades, estamos hablando sencillamente de comportamientos y el comportamiento no está enfermo, en todo caso necesita comprenderse. Los términos de la relación entre un médico que trata de curar un cáncer, una hepatitis o una enfermedad de origen bacteriano no son de la misma naturaleza que cuando un psicólogo trata de ayudar a una persona a eliminar sus crisis de ansiedad, a afrontar su depresión o a regular su compulsión a comer.
En la relación que se establece en el Consejo Psicológico hacemos esfuerzos para motivar a que la gente se comprometa y esté más activa a pesar de su desánimo como medio de superar su depresión, para que la gente con sobrepeso u obesidad regule su ingesta, coma mejor y esté más activa o, en el caso de las crisis de pánico, aprenda habilidades para regular su sistema simpático y se exponga con confianza a los estímulos interoceptivos. Pero el médico no hace esfuerzos para motivar a que una persona reduzca o elimine su leucemia, su hepatitis o su traumatismo de rodilla. Son relaciones diferentes porque la naturaleza del trabajo es diferente: en un caso es para tratar enfermedades y en el otro caso es para comprender y ayudar a cambiar comportamientos. Ambas relaciones tienen demandas y exigencias también diferentes por más que una relación terapéutica debe perseguir también una relación de confianza y compromiso con sus pacientes ya que el comportamiento del propio paciente puede jugar un papel importante en el curso y evolución de su enfermedad.
Utiliza frecuentemente el concepto de ‘empoderar’, el significado literal del cual quiere decir dar poder. ¿Qué significado adquiere dentro de la atención psicológica?
Los términos ‘empoderar’ y ‘empoderamiento’ o ‘potenciar’ y ‘potenciación’, resumen muy bien los valores que toda acción orientada al bienestar psicológico debe pretender: fortalecer a las personas para que caminen por la vida con dominio y satisfacción. En la atención psicológica este fortalecimiento es de una doble naturaleza: a) Fortalecimiento personal que pretende capacitar a las personas para que sepan resolver sus problemas psicológicos, sepan aceptar aquellos asuntos y adversidades inevitables de la vida, prevenir nuevos problemas y llevar una vida activa, con cierta autonomía y con cierta capacidad de control y de toma de decisiones en aquellos contextos relevantes de su vida: familia, pareja, trabajo, ocio, etc. b) Fortalecimiento del contexto que conlleva el empoderamiento del contexto social y familiar donde vive. La atención psicológica pretende que el propio consultante sea un elemento activo de empoderamiento de su propio entorno social, familiar, vecinal. Este objetivo, en definitiva, lo que pretende también es un empoderamiento personal ya que el mejor modo de que la gente viva con un buen nivel de bienestar personal es facilitando que los contextos en los que viven resulten gratos y promuevan el control y poder de sus miembros. Cuando un consultante al que hemos ayudado a resolver problemas logra establecer buenas redes sociales y está implicado en su comunidad de manera activa, suele tener menos problemas en el futuro.
Efectivamente, muchas de sus obras tratan de la importancia que tiene fortalecer personas para adquirir la salud psicológica, ¿Cómo se consigue?
Más que ‘mis obras’ diría las obras de ‘Costa y López’ o, lo que es lo mismo, de ‘López y Costa’ (Miguel Costa y Ernesto López) porque, en efecto, venimos siguiendo una trayectoria compartida y muy meditada. Tampoco diría que son ‘nuestras obras’ pues hemos aprendido de otros colegas que resultaría resumir en esta pregunta.
Habría dos vectores básicos en nuestra trayectoria: uno de ellos es el Modelo Biográfico que nos ayuda a comprender mejor la complejidad de quienes tenemos delante, no son conductas aisladas o fragmentadas, son personas integradas con una historia biográfica única y exclusiva que les hace diferentes y únicos a los ojos de un consultor psicológico. Ello requiere que analicemos sus problemas con una mirada biográfica. El otro vector estratégico de esta trayectoria, en efecto, es el del fortalecimiento de las personas. Resulta difícil resumir los ingredientes pero a modo de resumen diría: A) Despatologizar la entrevista, la consulta y cuantas intervenciones tengamos con las personas que sufren y nos consultan por problemas. En mi opinión la concepción psicopatológica que impregna los Manuales Diagnósticos al uso resultan un claro inconveniente. B) Un marco teórico que nos permita entender sus problemas en términos funcionales en su contexto histórico y contextual actual. Los problemas por los que la gente nos consulta no se deben a enfermedades o a entidades inmanentes que alojan en nuestro interior. Son fruto de acciones contraproducentes que se utilizan en el esfuerzo por sobrevivir. C) Establecer una relación de confianza y compromiso fruto de recursos interpersonales básicos: escuchar, empatía, validación, respeto,.. D) No decir lo que tiene que hacer ni proponer rápidamente los cambios en relación con nuestra perspectiva, ni secuestrarle la toma de decisiones de qué hacer y cómo hacerlo. Considerar al consultante como agente activo en la solución de sus problemas y en la dirección de su vida. E) Desvelar los valores del consultante, lo que realmente le importa y ayudar a definir sus objetivos en coherencia con estos valores. F) Desvelar las fortalezas que tiene y que hay en sus contextos de vida para afrontar sus problemas. G) Promover el acceso y el aprendizaje, decidido libremente por el consultante, de cuantas habilidades y recursos resulten necesarios para resolver sus problemas. H) Promover la capacitación en habilidades de solución de problemas para hacer frente a cuantos problemas puedan acontecer en el futuro. I) Promover la autonomía hasta para decidir cuándo poner fin a la relación de ayuda.