Hoy 27 de marzo de 2014 se celebra el Día Mundial del Teatro. La creación de este día fue una iniciativa del Instituto Internacional del Teatro (ITI) de la Unesco. Su objetivo es dar a conocer el teatro y entenderlo como parte del arte y la cultura.
Como proceso creativo, el teatro es un lenguaje artístico que dentro de un encuadre adecuado tiene potencial terapéutico. El teatro acompaña y facilita procesos que promueven el autoconocimiento y el bienestar bio-psico-social. La teatroterapia no busca crear grandes actores, su importancia no deriva de los resultados estéticos y las habilidades dramaturgias de los pacientes, sino que los beneficios que aporta dependen de la propia actividad y el proceso creador.
Existen muchas similitudes entre el papel del psicólogo y el actor, ambos tienen que empatizar con el mundo del paciente o el personaje. En la terapia es necesario entrar en el mundo del paciente para entender mejor su vivencia y salir para ayudarle en el proceso de curación. En el teatro el actor hace lo mismo: entra en la psique del personaje para comprenderle mejor y sale para dar vida al personaje. El teatralizar los problemas ayuda a reconocerlos. Los arteterapeutas reconocen que para el paciente actuar como si fueras otra persona hace que creas que no eres tú y no te juzgas, por lo tanto eres más libre. A la vez, se consigue a través de la improvisación la búsqueda de soluciones o alternativas para superar aquellas dificultades que se nos presentan.
De esta forma se define la teatroterapia, como una disciplina que desarrolla modelos de intervención psicoterapéutica con el apoyo de técnicas artísticas teatrales y técnicas psicológicas. Ha ganado protagonismo en los últimos treinta años en Europa y se ha revelado como una herramienta poderosa en las intervenciones terapéuticas, educativas, rehabilitativas y sociales. Se incluye dentro de la familia de las arteterapias y se ha demostrado que mejora la autoestima y el autoconcepto; ayuda al conocimiento interior de la propia persona; mejora las habilidades sociales y/o de la socialización, al igual que los procesos lingüísticos y comunicativos; vence la timidez y aumenta la seguridad de la persona; está reconocido su importante papel en la superación de miedos y procesos depresivos, como en la mejora de la empatía y del reconocimiento hacia otras personas. Además es una técnica importante para trabajar la creatividad y la imaginación.
La arteterapeuta Mónica Cury es la directora técnica y teórica del Máster en Terapias Artísticas y Creativas de ISEP. En su presentación del máster remarca que ante la creciente complejidad de los conflictos socio-económicos que generan desigualdades, aislamiento y sufrimiento personal, los abordajes terapéuticos, la educación y todo el entramado de atención social requieren más que nunca de una intervención multidisciplinar que brinde una visión global y un abordaje integral. Las terapias creativas: musicoterapia, arteterapia, teatro terapéutico y danza movimiento terapia hacen sin duda una significativa aportación a la atención multidisciplinar en todos estos ámbitos de intervención.
me fascinó todo está claro