La delincuencia infantil es una problemática compleja de origen multicausal que requiere de una intervención coordinada entre los diferentes profesionales e instituciones que median con los jóvenes y sus familias.
El cambio poblacional que se ha experimentado en estos últimos años, ha propiciado a su vez un cambio en las problemáticas asociadas a los jóvenes, en muchos casos cronificadas, y a la aparición de nuevos perfiles delictivos como la violencia filioparental, la violencia de género, los delitos contra la libertad sexual, el acoso escolar y otros delitos relacionados con las nuevas tecnologías.
Aparición del psicólogo de medio abierto
Esta transformación ha puesto de manifiesto la necesidad de definir la figura del psicólogo de medio abierto, el cual complementará la intervención educativa de los técnicos de medio abierto así como, la de otros profesionales de la red comunitaria para poder atender la salud mental y las carencias afectivo emocionales de los jóvenes que delinquen.
Algunas de las características que debe precisar el psicólogo de medio abierto son:
- Versatilidad para adaptarse a diferentes problemáticas y recursos.
- Formación específica para poder atender los casos más complejos.
- Adaptación de los conocimientos de la psicología a perfiles criminólogos de los jóvenes que hayan cometido delitos donde se objetive la violencia.
- Capacidad para evaluar y diseñar planes de tratamiento individualizados.
- Habilidad para coordinarse exhaustivamente con los técnicos de medio abierto y con los recursos especializados de la red comunitaria en los que se encuentre atendido el menor.
Casos y perfiles que atiende el psicólogo de medio abierto
En cuanto a los casos que el técnico de medio abierto le derivará al psicólogo serán en función de tres tipos de medidas judiciales:
- Medidas no privativas de libertad directamente.
- Separación del entorno familiar en casos que existan órdenes de alejamiento.
- Medidas de libertad vigilada posteriores a un internamiento.
De igual forma, los perfiles criminólogos más habituales que se atenderán serán casos relacionados con la violencia filioparental, los delitos contra la libertad social, el acoso escolar, las lesiones, las tentativas de homicidio, los homicidios y asesinatos, y los robos con intimidación. La violencia como manera de resolución de conflictos está instaurada en estos jóvenes y es necesario intervenir sobre ella.
Asimismo, cabe destacar que, normalmente los jóvenes que se asisten en justicia juvenil, suelen haber sido atendidos previamente por otros profesionales de la salud mental, debido a la alta comorbilidad que existe entre trastornos tales como el Trastorno de Conducta, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), el Trastorno Negativista Desafiante, el Trastorno Límite de la Personalidad, el Trastorno por Abuso de Sustancias e incluso el Trastorno del Espectro Autista (TEA). Este aspecto, se deberá tener muy en cuenta sobre todo a la hora de diseñar el plan de tratamiento más adecuado al caso en cuestión.
Intervenir en casos de justicia infantil
A nivel metodológico, existen dos grandes áreas en las que el psicólogo de medio abierto debe intervenir: la individual y la grupal.
En lo que respecta a la intervención individual, se empezará por evaluar el caso y detectar así las necesidades individuales que requiera el caso para luego poder planificar la estrategia a seguir. La intervención debe abordar los niveles de respuesta emocionales, cognitivos y motores. Para ello, una de las herramientas que puede ser de más utilidad es la Entrevista Motivacional, la cual promueve el cambio desde las propias potencialidades y capacidades, centrándose en la ambivalencia.
Otro tipo de intervención significativa es la intervención grupal, la cual tratará de complementar la intervención individual, mediante el abordaje de aspectos más genéricos y transversales. Para ello, se propone hacerlo con el Programa General para el abordaje de Conductas Violentas, el cual tratará de mejorar la competencia social de los jóvenes con conductas violentas objetivadas en su patrón de conducta para disminuir y/o evitar recaídas en conductas de este tipo.
También es importante la intervención con las familias, diseñando diferentes programas de intervención dirigidos a ellos y cuyo objetivo es dotarles de herramientas parentales que les ayuden a mejorar la relación con sus hijos.
Finalmente, cabe destacar que la intervención psicológica en jóvenes en conflicto con la ley, requiere de profesionales formados y especializados en este tipo de conductas, con el fin de proponer las herramientas y las estrategias terapéuticas más adecuadas y efectivas al caso tratado y promover así el cambio y evitar la reincidencia delictiva de estos jóvenes.
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