En estas fechas navideñas la palabra solidaridad adquiere un gran protagonismo. Algo dentro de nosotros se abre paso entre las prisas, lo particular y lo inmediato… y se dispone a parar, a respirar profundo para mirar a nuestro alrededor, más allá de nuestros quehaceres y rutinas. Y al mirar con atención, vemos que hay personas que no tienen todo lo que necesitan. ¿Y qué es eso qué les falta? Para saberlo tenemos que acercarnos a mirar atentamente y escuchar con los ojos, los oídos y el corazón…
La solidaridad es un valor personal que supone la capacidad que tienen los miembros que pertenecen a una comunidad de actuar como un todo. La solidaridad se basa en poder comprender que el otro necesita de nuestra colaboración o apoyo, y movilizar nuestros recursos personales y materiales para cubrir sus necesidades.
Los niños y niñas aprenden a ser solidari@s cuando sus padres y madres, profesor@s, entrenador@s, cuidador@s y otras personas significativas son solidarias ante sus ojos. Es decir, sensibles y generosos con las necesidades de los demás. Una persona es solidaria al cubrir las necesidades de otros menos favorecidos, que necesitan algo que tú tienes y eliges compartir de forma desinteresada.
Sin embargo, no es posible que una persona cubra las necesidades de los demás si no ha crecido en un entorno sensible a sus propias necesidades. Un entorno que cubre mis necesidades hace que me desarrolle como una persona digna de ser cuidada. Esto favorece la construcción de una buena autoestima, esto es, un sentimiento de seguridad personal y confianza en los demás.
Las personas que han cubierto sus propias necesidades emocionales en vínculos seguros podrán cubrir las necesidades emocionales de sus hij@s, sobrin@s, alumn@s, etc. De esta manera, esos niños y niñas serán sensibles a las necesidades de otras personas, animales o cosas, y movilizarán sus recursos personales y materiales según sus posibilidades. Por lo tanto, las conductas solidarias se dan de manera natural y espontánea en las personas que han sido criadas y educadas por personas generosas y solidarias.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de necesidades emocionales?
Las necesidades emocionales a las que nos referimos serían tres:
- Las que están relacionadas con sentirnos queridos y bienvenidos (ya sea al formar parte de una familia, un barrio, una clase en el colegio o un equipo de baloncesto).
- Las relacionadas con ser vistos, valorados y respetados por lo que somos, independientemente de nuestras capacidades, peculiaridades o resultados académicos o deportivos, por ejemplo.
- Las relacionadas con ser protegidos y cuidados cuando nos sentimos inseguros o asustados en un entorno nuevo o en un contexto de incertidumbre.
Si los adultos cubren las necesidades emocionales de los niños y niñas en casa y en el colegio, siendo estos los espacios principales de desarrollo en la infancia, se desarrollarán niños y niñas que se sienten vistos, respetados, entendidos y protegidos.
Ideas para cubrir las necesidades emocionales de nuestros niñ@s
- Tratar de corregirlos con firmeza, pero con cariño, con cuidado de no generar sentimientos intensos de inadecuación y vergüenza.
- Estar presentes y calmados ante sus dificultades y sus fracasos, escucharles y entenderles, pues tienen su propia manera de ver el mundo, casi siempre diferente de la nuestra.
- Saber detectar cuándo están asustados o inseguros para poder acompañarlos y consolarlos en los momentos de temor e incertidumbre.
- Por supuesto que mostrarles personas solidarias en las películas, los cuentos o en las redes sociales también puede ser de gran ayuda.
- Cuando sabes quién eres, te respetas, cuidas y quieres, puedes compartir lo tuyo con otros que necesitan algo que tú ya tienes. Es una manera conectada con los demás de estar en el mundo que llena de sentido tu vida. Es el antídoto contra la tristeza y la soledad. Ese es el verdadero potencial de la solidaridad.
¡Feliz Navidad!
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es hermoso aprender cadadia ese potencial sipcologico.