El miedo a dar un volantazo con el coche o a tirarse por un acantilado tiene nombre: son las llamadas fobias de impulsión.
Estas fobias se refieren al miedo intenso a ciertos tipos de pensamientos que están relacionados con la pérdida de control y el hacer daño a uno mismo o a los demás.
A diferencia de la mayoría de las fobias, este miedo no se dirige hacia objetos externos, sino hacia pensamientos internos.
Estos miedos aparecen en forma de pensamientos intrusivos, automáticos y extraños que escapan a todo tipo de control. Las ideas violentas son experimentadas por el individuo como una profecía autocumplida, de modo que aquello que se teme o que genera angustia captura constantemente su atención.
Los pensamientos repetitivos generan angustia, temor y vergüenza en el individuo, convirtiéndose en una obsesión: una fobia al pensamiento. A menudo, las personas afectadas ocultan estos pensamientos debido a su naturaleza inquietante.
Tipos de fobias de impulsión más comunes
A continuación, se presentan algunos tipos comunes de fobias de impulsión:
- Miedo a hacer daño a los demás o «agresiofobia«: miedo irracional a causar daño a personas queridas o a otros individuos.
- Miedo a hacerse daño a uno mismo: preocupación obsesiva por hacerse daño, que puede implicar pensamientos o imágenes de suicidio o autolesiones.
- Miedo a atropellar a alguien mientras se conduce: común en personas con Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) y puede llevar a rituales compulsivos, como revisar el recorrido, para aliviar la ansiedad.
- Miedo a insultar o ser ofensivo: relacionado con el miedo a decir algo ofensivo, insultar a alguien o ir en contra de sus creencias religiosas, políticas o ideológicas.
- Miedo a tener una enfermedad mental grave: preocupación constante de desarrollar una enfermedad mental grave, como la esquizofrenia, el trastorno bipolar o el trastorno límite de la personalidad.
- Miedo relacionado con la orientación sexual: implica ansiedad en torno a la orientación sexual, como el miedo a sentir atracción por personas del mismo sexo cuando se identifica como heterosexual o viceversa.
- Miedo a ser pedófilo: miedo irracional y constante de tener atracción sexual hacia niños, a pesar de sentir rechazo y aversión hacia esos pensamientos.
Fobias de impulsión vs. idea suicida
La fobia de impulsión relacionada con el miedo a hacerse daño a uno mismo puede llegar a confundirse con el pensamiento suicida, aunque presentan diferencias claras en cómo afectan al self, su comorbilidad y su tratamiento.
Afectación del self
En las fobias de impulsión, el pensamiento es egodistónico: es decir, está en conflicto o es disonante con las necesidades y objetivos del yo, así como con los ideales de su autoimagen. No se presenta una pulsión de muerte ni una ideación suicida. La persona realmente no quiere hacerse daño, es la mente la que proyecta esta idea, pero no existe una intencionalidad detrás.
Por otro lado, en las personas con idea suicida, el pensamiento es egosintónico: es decir, en sintonía con las necesidades y objetivos del ego, y puede estar en línea con la autoimagen.
Comorbilidad
La mayoría de las fobias de impulsión no son en sí un cuadro psiquiátrico, sino que acompañan a otros trastornos. Están relacionadas con los trastornos de ansiedad y con los trastornos que afectan el contenido del pensamiento, como el TOC.
En cambio, la ideación suicida está más presente en los trastornos del estado de ánimo y en los problemas de desregulación emocional. El Trastorno Límite de Personalidad (TLP) es el que más integra la pulsión suicida en su identidad. Otros trastornos que cursan con actos suicidas o parasuicidas son la depresión mayor, la esquizofrenia, el trastorno bipolar, los trastornos de la conducta alimentaria, el trastorno por estrés postraumático y el autismo.
Tratamiento
En cuanto al tratamiento, tanto las fobias de impulsión como el pensamiento suicida requieren atención profesional. Para las fobias de impulsión, la terapia de exposición gradual y repetitiva a los pensamientos intrusivos es un enfoque común.
Por ejemplo, en el caso de una persona con miedo a tirarse desde un balcón, el tratamiento consistiría en acercarse de forma progresiva a los balcones. El sujeto observa que no lleva a cabo el acto o conducta, y de manera gradual puede reducir su ansiedad, reinterpretar los pensamientos fóbicos y recuperar su autoimagen y sentido del yo.
Por otro lado, el tratamiento del pensamiento suicida puede variar dependiendo del trastorno subyacente y puede implicar terapia individual, medicación y un enfoque multidisciplinario.
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