Hace unas semanas se anunció en todas las noticias la pelea entre dos padres durante un partido de fútbol de Juveniles. Y es que, no es de extrañar oír conflictos y actitudes de este tipo: padres que insultan, gritan y se comportan de forma violenta durante los partidos de fútbol. Un valor que falta en estas ocasiones es el “Fair Play”, o el Juego Justo.
¿Qué es el Fair Play? ¿Qué entienden los niños por Fair Play?
Según el Comité de Ética Deportiva del Consejo de Europa, el Fair Play o juego justo se trata de “un principio positivo que incluye el respeto por las reglas del juego pero también conceptos tan nobles como amistad, respeto al adversario y a los árbitros y tener espíritu deportivo”.
En este sentido, y revisando la bibliografía existente, ya se han hecho muchos programas de intervención y prevención dedicados a los padres de niños. Por eso, durante mi Trabajo de Fin de Grado, decidí elaborar un plan de intervención para los propios niños. En concreto, escogí dos equipos alevines de fútbol compuestos en total por 17 niños y una niña. Uno sería el grupo control (quienes contestaron a los cuestionarios pero no participaron en el programa) y otro el experimental (quienes sí aprendieron los valores del fair play).
Experimento Fair Play en niños
En el caso del grupo experimental, lo que me planteé fue: pasarles una escala al principio, en concreto una adaptación de la Escala de Actitudes Fairplay (EAF) de Boixadós (1998), implementar el programa de intervención, y pasarles la misma escala después del mismo. Lo que siempre se ha hecho en psicología, pre-test, tratamiento, pos-test.
En cuanto al programa, podría escribir miles de hojas, pero a grandes rasgos se basó en desarrollar unas actividades con el grupo, siguiendo estas 5 unidades:
5 variables del estudio de Fair play en niños
- La diversión: buscaba que los chicos disfrutasen con el deporte independientemente del resultado.
- El juego limpio: trae consigo tener una actitud positiva, leal, sincera y correcta hacia el deporte, actitud que acerca al éxito a quien la tiene y que se extiende a la lucha contra las trampas, la violencia y la desigualdad.
- El compromiso: comprometerse con la participación deportiva, la superación personal y la cooperación con los compañeros.
- El respeto por las reglas: por supuesto, respetar las normas, a los árbitros y/o los jueces.
- La victoria: obviamente, buscar la victoria pero no a cualquier precio. Se trata de desearla de forma genuina, de que quieran triunfar compitiendo.
Podría contar que al final del programa cambié a esos niños, que sus actitudes fueron completamente diferentes en el juego y que empezaron a verlo desde otra perspectiva. Pero, lamentablemente los resultados en la mayoría de unidades no fueron significativos, porque los chicos faltaron a muchas sesiones (una muestra más de la importancia de la motivación intrínseca para que se dé un cambio). Por eso, decidí dejar a un lado el grupo control y el experimental, y valorar si se habían dado cambios entre los que habían asistido a las sesiones y los que no. Y ¡por fin! Una pequeña diferencia significativa en la unidad “Juego Duro”. Bien, parece que todo el esfuerzo sirvió mínimamente para algo.
He de reconocer que la satisfacción que sentí al ver los resultados, medidos, cuantificados, de un trabajo que no se podía medir con números ni cifras, fue enorme. Había enseñado a niños, y había tenido su efecto; minúsculo, y poco perdurable en el tiempo lo tengo claro. Pero, una vez más, me di cuenta de la importancia y el valor que tiene el método experimental en la psicología.