El maltrato infantil se puede definir como toda aquella conducta, ya sea por acción o por omisión, que no es accidental y que pone en peligro la seguridad y la satisfacción de las necesidades físicas y psicológicas de los menores de 18 años (Fernández & Bravo, 2002). Aunque este maltrato puede tener origen en varias fuentes (escuela, sociedad, instituciones…), me quiero centrar en el maltrato que se da dentro de la familia.
Está claro que el hecho de que, desde la niñez, establezcamos unos vínculos afectivos seguros y estables con nuestros progenitores, favorece en la edad adulta un mayor bienestar y un desarrollo biopsicosocial sano (Arruabarrena, 2011). Esto es así en la mayor parte de las familias, sin embargo, no debemos dejar atrás la realidad, y es que muchos hogares no están caracterizados por esta seguridad, estabilidad y bienestar.
Maltrato infantil por acción
Cuando hablamos de “maltrato por acción”, hablamos de toda aquella conducta emitida intencionalmente para hacer daño al menor, mientras que cuando hablamos de “maltrato por omisión” estaríamos haciendo referencia a la falta o inexistencia de conductas de cuidado que provocan una deficiencia en las necesidades de los menores.
Tipos de maltrato por acción
Dicho o entendido de otra forma, el maltrato por acción es lo que comúnmente se entiende por maltrato, mientras que el maltrato por omisión es lo que comúnmente se entiende por abandono o negligencia. Así mismo, dentro del “maltrato por acción” podemos diferenciar varios tipos:
- Maltrato físico (golpes, empujones…)
- Maltrato psicológico (insultos, desvalorizaciones…)
- Maltrato sexual (tocamientos, penetraciones, masturbaciones…)
¿Cómo evaluar los maltratos infantiles?
Debemos tener claro que la evaluación de los maltratos infantiles nunca es sencilla. La literatura nos habla de la existencia de muchos indicadores de maltrato infantil, sin embargo, estos indicadores son muy parecidos a los que puedan tener otro tipo de problemáticas, por lo que pueden ser fácilmente confundibles. Por ejemplo, los trastornos del sueño, los problemas escolares y los problemas en la alimentación, pueden ser indicadores de maltrato infantil, sin embargo también pueden ser síntomas que se pueden dar en los niños durante la separación de los padres (Echeburúa & Guerricaechevarria, 2005; Predeira & Lindstrom, 1995).
¿Conclusión? Si solo nos fijamos en los síntomas o indicadores de una problemática, sin cotejar la información de más fuentes, podríamos estar acusando a unos padres de maltrato cuando en realidad lo que puede estar viviendo el niño/a es un duelo complicado ante el divorcio de sus figuras parentales.
Debemos ser cautos. Se trata de un tema complicado que puede tener muchas consecuencias para todos los que intervienen en el proceso. Por ello, como en todos los casos de evaluación forense, debemos integrar la información de todas las fuentes que tenemos: entrevistas, test y cuestionarios, informes previos, información de la escuela, partes de lesiones, declaraciones en sede judicial o policial…etc.
La evaluación pericial en un maltrato infantil
Normalmente, la evaluación pericial se lleva a cabo ante la demanda del juez, aunque también se puede llevar a cabo por petición de parte, donde es el abogado de una de las partes quien nos lo solicita. Sea uno u otro, nuestra forma de trabajar no debe variar, es decir, debemos ser prudentes, rigurosos, imparciales y tremendamente objetivos. El hecho de que nos lo pida el abogado de una de las partes no significa que tenemos que sacar las conclusiones a favor de esa parte. Esto estaría violando la deontología profesional.
También hay que tener muy en cuenta que en el caso de petición de parte, es muy importante que para poder ver a los menores tengamos el consentimiento de los progenitores que ostenten la patria potestad.
Las entrevistas en un maltrato infantil
El siguiente paso sería la lectura de toda la documentación previa. Solamente teniendo esta información podremos realizar las entrevistas. Esta información nos ayudará a tener una visión general de la problemática y nos permitirá llevar a cabo la primera formulación de hipótesis, las cuales nos guiarán a la hora de realizar las preguntas en la entrevista.
La aplicación de pruebas en la evaluación de maltrato infantil
Posteriormente, procedería la aplicación de pruebas. Dependiendo del caso, aplicaremos unas pruebas u otras, pero siempre hay que tener en cuenta que se trate de pruebas validadas y fiables en la población objeto de estudio. Es decir, si vamos a pasar X test a un menor de 8 años nacido en Latinoamérica y que ha pasado gran parte de su infancia allí, deberemos saber si esa prueba está validada para ese rango de edad y en esa población latina.
Sólo cuando tengamos todo, podremos comenzar a interpretar, a desechar o formular nuevas hipótesis, y finalmente, podremos sacar las conclusiones que orientarán al juez a tomar una decisión.