En esta nueva entrega de “Entrevistas con expertos”, conversamos con Núria Jorba, sexóloga y terapeuta de parejas y directora del Máster en Sexología Clínica y Terapia de Parejas de ISEP Barcelona, sobre las disfunciones sexuales.
¿Qué son las disfunciones sexuales?
Las disfunciones sexuales son cualquier dificultad o malestar que la persona o la pareja vive en cualquier etapa de la relación sexual.
Es decir, hablamos tanto desde el deseo sexual, como la excitación, el momento máximo de placer u orgasmo, o la resolución. Es en cualquiera de estas etapas cuando puede aparecer algún malestar, ya sea a nivel personal o a nivel de vínculo. En este último caso, se tratará de una disfunción sexual compartida con la pareja.
Disfunciones sexuales, ¿qué aspectos psicológicos o trastornos se deben?
Lo primero y más importante, es tener en cuenta que en una disfunción sexual se ven involucrados factores emocionales y factores físicos. Cuando una persona va a un profesional sexólogo por una disfunción sexual siempre es indispensable que las pruebas médicas pertinentes estén hechas.
Disfunciones sexuales masculinas
Depende de cada disfunción. Si hablamos de las disfunciones sexuales masculinas, las 3 más típicas son la eyaculación precoz, la disfunción eréctil o la eyaculación retardada, y cada una de ellas va asociada a un malestar o a un trastorno diferente.
Disfunciones sexuales femeninas
Las disfunciones sexual femeninas deben estar avaladas por el ginecólogo y las masculinas o bien diagnosticadas por el urólogo o bien por médico de cabecera en determinados casos.
Si se trata de un tema médico, primero tenemos que tratar todo ese campo y, después, el sexólogo ya tratará todos los trastornos y dificultades.
Los trastornos y dificultades pueden ser estrés, ansiedad, inseguridad sexual, malas experiencias vividas, educación sexual negativa o muy restrictiva, vivencia de abuso, bloqueo por la actitud de la pareja, problema de relación de pareja… Hay muchísimos ámbitos que pueden afectar a la sexualidad.
De hecho, la sexualidad, es un reflejo de cómo nos sentimos. Si nos sentimos mal, la sexualidad se verá reflejada y afectada.
Si hablamos de las disfunciones sexuales femeninas, tal como comentamos antes las masculinas, hay que tener presente que las más típicas son la anorgasmia o la dificultad para llegar al orgasmo, la dispareunia que es el dolor durante la relación sexual, después está el vaginismo que es la contracción involuntaria de los músculos que no permite el coito, y finalmente, la falta de deseo que también estaría en el caso de las masculinas, aunque acostumbra a estar más ubicada en las disfunciones sexuales femeninas.
¿Cómo se evalúan los casos de disfunciones sexuales?
Primeramente, se deben tener en cuenta el tema de la salud física. Tal y como comentábamos anteriormente, se debe ver que no existe ningún problema hormonal, que haya alguna droga o fármaco que pueda estar influyendo, alguna operación… En definitiva, ver que toda la parte física está correctamente. Una vez tenemos eso presente, el segundo paso es preguntarse ¿qué está ocurriendo en la relación sexual? ¿qué vivencia negativa hay? ¿de dónde viene?
Es decir, debemos evaluar todo el transcurso vital sexual, porque quizá desde, pongo un ejemplo, la primera vivencia sexual hubo un malestar que se ha ido alargando en el tiempo e incluso que ha ido incrementándose.
Así pues, tenemos que evaluar toda la vivencia sexual, la vivencia educativa, los conceptos y creencias sexuales que tenemos, y la vivencia actual de la sexualidad para saber qué está afectando.
En este punto, hay miles de preguntas sobre la estimulación individual, las fantasías, el tipo de relación de pareja, cómo está la relación sexual con la pareja, cuando fue el malestar y cómo lo vivió, es decir, tenemos que hacer mil preguntas para poder abarcar tanto la parte física, como la parte emocional e incluso la parte vivencial y de pareja.
¿Qué técnicas se usan en las disfunciones sexuales?¿Se tratan de forma individual o con la pareja?
Cada caso es un mundo pues existen disfunciones a nivel individual o de pareja, y en cualquier caso se debe ver de dónde viene cada disfunción.
Lo que sí que es muy importante y los expertos recomendamos, es que, aunque la tendencia a la hora de realizar la primera visita al sexólogo es ir en pareja, la persona que vive esa disfunción debería venir individualmente para que pueda expresarse bien.
A veces, si vamos en pareja, nos da miedo hacer daño, hacer demasiados comentarios negativos o usar alguna expresión que afecte al otro.
Sin embargo, si la disfunción sexual es de ambos, por ejemplo, hay falta de deseo en ambos o las relaciones sexuales se han vuelto monótonas y no acabamos de disfrutar, está bien que acudan en pareja, pero si tenemos, por ejemplo, una disfunción eréctil, un vaginismo, una dispareunia, es bueno que la primera visita se trate individualmente.
Lo que puede ocurrir en algunos casos es que la disfunción venga de nuestro pasado, de nuestras vivencias, de nuestra sexualidad individual o incluso que la causa del problema sea el tipo de relación sexual que estamos teniendo con la pareja.
En el caso que la causa está relacionada con nuestra vivencia individual, lo más importante, es empezar individualmente e irlo trasladando progresivamente a la relación de pareja. En cambio, si la causa principal es que tenemos un bloqueo porque nuestra pareja nos exige mucha sexualidad o un día tuvimos una pérdida de erección y resulta que nuestra pareja nos hizo un mal comentario y eso nos afectó, entonces lo trataremos en conjunto porque realmente hay que cambiar patrones de los dos para que la sexualidad pueda volver a funcionar.
¿Cómo se tratan las disfunciones sexuales a través de la terapia sexual?
Básicamente, las disfunciones sexuales se tratan con ejercicios y con reestructuración cognitiva, es decir, debemos tener en cuenta que dentro de la sexualidad hay dos aspectos importantes que se deben considerar.
Por un lado, está la práctica como tal en la que se encuentran los ejercicios que hacemos, cómo nos estimulamos, cómo conectamos con la pareja, cómo nos acercamos… Mientras que, por otro lado, está la parte vivencial en la que se incluye el cómo vivimos las cosas y cómo las procesamos. Es decir, se trata de la parte cognitiva, de nuestros pensamientos, nuestros miedos, nuestras inseguridades…
Es por eso que, la mayoría de sexólogos trabajan con la terapia cognitivo-conductual, ya que ésta trabaja tanto la parte cognitiva de los pensamientos, como la parte conductual.
En la terapia, tenemos que ir trabajando ambas partes pues en las disfunciones sexuales están involucradas las creencias, la educación, los pensamientos y la práctica. Quizás existe un patrón masturbatorio disfuncional que afecta y que hace que el coito no nos haga sentir sensibilidad ni placer, de manera que tenemos que cambiar la masturbación; o quizás es que nuestros pensamientos son “no voy a poder”. Por ello, es importante considerar en todo la parte de la conducta y la parte de los pensamientos y cogniciones.