Con el verano llega el buen tiempo, las ganas de ir a la playa, de comer helados, de llevar ropa lo más fresca posible… pero para muchos todo esto es un suplicio.
Según un estudio del Institut de Trastorns Alimenticis (ITA), el verano es la época más crítica para los afectados de algún trastorno alimenticio (TCA) que aumentan hasta un 25% durante este periodo.
El incremento de casos se debe a la obsesión por un cuerpo perfecto, la baja autoestima y la mala influencia de los medios de comunicación. Las primeras causas de un posible trastorno son la fijación excesiva por las dietas, ayunos prolongados, evitar comidas familiares, etc.
El ISEP prepara a las futuras generaciones de psicólogos formándolos específicamente en trastornos de la alimentación en sus Masters de Psicología Clínica y de la Salud y de Psicología Clínica Infantojuvenil.
La especialización profesional facilita el diagnóstico precoz de este tipo de trastornos en la práctica clínica, evitando en parte las secuelas físicas que puedan generar e iniciando un tratamiento preventivo.