La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad crónica y autoinmune del sistema nervioso central que afecta a la mielina o materia blanca del cerebro y de la médula espinal, provocando la aparición de placas escleróticas que impiden el funcionamiento normal de esas fibras nerviosas. Está presente en adultos jóvenes, siendo la edad media de aparición es 29-33 años, pero la gama de edades es muy amplia, aproximadamente desde los 10 a los 59 años y se da con más frecuencia (más del doble) en mujeres que en hombres.
Para dar un diagnóstico de EM se necesitan varios procedimientos, que comprenden las siguientes exploraciones: a) Historia clínica, b) Reconocimiento neurológico, c) Pruebas de potenciales evocados auditivos y visuales, d) Imágenes por resonancia magnética nuclear y e) Punción lumbar
Los síntomas agudos de la EM pueden controlarse con la administración durante breves períodos de corticosteroides como la prednisona o la metilprednisolona. Un tratamiento relativamente reciente, el interferón beta en inyecciones, reduce la frecuencia de las recidivas. Otros tratamientos prometedores, todavía en investigación, consisten en otros interferones, mielina oral y copolímero 1, que ayudarán a evitar que el organismo ataque a su propia mielina.
Sin embargo, además del tratamiento médico, es fundamental el trabajo neuropsicológico. Por ello, a continuación, destacaremos cuál es el papel del neuropsicólogo en pacientes con esclerosis múltiple.
Cuando no existe un diagnóstico neuropsicológico confirmado de EM, lo conveniente es realizar una exploración de cribado y si se observasen indicios de deterioro cognitivo, pasar a realizar una evaluación más exhaustiva. El instrumento de cribado más utilizado en EM, que reconocen los profesionales con formación en neurorehabilitación, ha sido la BRB-N (Brief Repeatable Battery of Neuropsychological Test in Multiple Sclerosis) que está compuesto por las siguientes 5 pruebas:
– SRT (Selective Reminding Test): que mide la capacidad de aprendizaje y la retención a largo plazo verbal; distingue entre memoria a corto y largo plazo, y entre la dificultad de aprendizaje y recuperación.
– SPART (10/36 Spatial Recall Test): mide la capacidad de aprendizaje y la retención a largo plazo visoespacial.
– SDMT (Symbol Digit Modalities Test): mide la atención sostenida y la capacidad de concentración, además de la velocidad visomotora; las respuestas se hacen de manera verbal en lugar de escritas para disminuir la influencia de alteraciones motoras.
– PASAT (Paced Auditory Serial Addition Test): que mide la velocidad de procesamiento de la información, memoria de trabajo y atención sostenida.
– WLG (Word List Generation): evalúa la fluidez verbal fonémica.
A esta batería sería conveniente añadir pruebas para medir el cociente intelectual (CI), el estado emocional y la incidencia de la fatiga, ya que pueden ser datos de gran ayuda y significancia.
Al momento de detectar que un paciente con esclerosis múltiple alarga en el tiempo, de forma patológica, la fase de negación de la enfermedad, hace que el neuropsicólogo sea “una pieza fundamental” en el equipo multidisciplinar (Vivancos Mora, 2015). Esta fase de negación “la tiene que pasar el paciente, pero hay unos plazos que son razonables y otros que no, y si esto sucede hay que actuar” (Vivancos Mora, 2015). En ese momento, se debe actuar (el neuropsicólogo) junto con el neurólogo y la enfermera e insistir para que se supere esa etapa inicial “con cercanía, con información veraz y exponiendo al afectado la perspectiva real de un diagnóstico que no se quiere aceptar” (Vivancos Mora, 2015).
Existen una serie de técnicas de rehabilitación que pueden ayudar a gestionar las dificultades cognitivas y mejorar la calidad de vida de las personas con EM, incluidas en el Máster en Neurorehabilitación de ISEP. La evidencia muestra que estas técnicas mejoran las funciones cognitivas de atención y memoria. El apoyo diario de familiares y amigos es necesario para implementarlas adecuadamente:
– Autogeneración: se trata de un método eficaz para mejorar la capacidad de aprendizaje y recordar nueva información. Se basa en la idea de que el proceso de recordar y comprender información mejora cuando una persona genera sus propias respuestas correctas a un problema y no cuando alguien se las proporciona directamente. Por tanto, tanto el paciente como los familiares y amigos deben trabajar en este sentido.
– Aprendizaje espaciado en el tiempo: consiste en repetir la actividad o el contenido que se quiere aprender con un tiempo de diferencia entre cada sesión de aprendizaje. Este método parece ser más positivo para la memoria del paciente que las sesiones consecutivas de aprendizaje sin descanso.
– Recuperación de la práctica: este método defiende la idea de que poner a prueba (por ejemplo, mediante un examen) la memoria de conocimientos ya aprendidos anteriormente mejora el recordatorio posterior de esta información, más que volver a estudiar este material.
En cuanto a la rehabilitación de las funciones ejecutivas, están creándose numerosos programas telemáticos entre los que destacan: el programa Cognifit de carácter gratuito, que ofrece una serie de aplicaciones y juegos mediante los que los pacientes pueden ejercitar diferentes funciones para mejorar sus habilidades mentales. A través de este programa se pueden evaluar y entrenar una amplia variedad de habilidades cognitivas que pueden estar deterioradas en la EM, como la memoria, la atención, la velocidad de procesamiento, la estimación de la distancia o la coordinación ojo-mano, teniendo los usuarios además flexibilidad para decidir qué áreas quieren entrenar.
El programa Neuron-UP, que se trata de una plataforma web que amplía y mejora las herramientas de los terapeutas, para atender a los pacientes con deterioro cognitivo. Incluye más de 6.000 ejercicios de rehabilitación y estimulación; ejercicios, juegos, simuladores y fichas, que nos permiten trabajar, tanto las funciones cognitivas superiores, como las actividades de la vida diaria, así como hacerlo de forma específica, con cada uno de los subprocesos, dentro de todas las funciones cognitivas; orientación (velocidad de procesamiento, atención sostenida, atención selectiva…), lenguaje, memoria (semántica, episódica, procedimental), praxias, gnosias (visuales, auditivas, táctiles, olfativas, gustativas, esquema corporal), habilidades viso-espaciales (relación espacial, flexibilidad cognitiva, planificación, razonamiento, toma de decisiones, etc.).
Por último, el neuropsicólogo también se encarga de trabajar la toma de conciencia de las limitaciones en pacientes con EM, así como modificar conductas desadaptativas y realizar intervención familiar para la colaboración de los miembros del grupo familiar con el proceso de rehabilitación del paciente. El curso en neurorehabilitación te ayudará, como profesional de la psicoterapia y la salud, a intervenir a las personas con EM y ofrecerles la posibilidad de una atención global, más allá de la puramente médica.