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El duelo y las experiencias de pérdida

El duelo y las experiencias de pérdida

El duelo, del latín “dolus”, significa dolor; y es la expresión de aflicción y otros sentimientos que se generan a raíz de la pérdida.

 

¿Qué es el duelo?

El duelo y sus procesos no son un estado, sino un proceso natural de elaboración de cualquier cambio irreversible que el doliente (la persona que sufre) atraviesa, debido a una o varias pérdidas en cualquier ámbito de su vida. Como proceso que es, implica superar una serie de fases o tareas.

Modelos explicativos de los procesos de duelo

Diversos autores proponen diferentes modelos explicativos del duelo. Por ejemplo, según Engel (1964), el doliente pasará por tres estadios:

  • Conmoción inicial e incredulidad

 

  • Conocimiento y cólera
  • Aceptación

Por su parte, Davidson (1979) habla de cuatro etapas en el duelo:

  • Incapacidad de sentir
  • Búsqueda del otro y anhelo
  • Desorientación, confusión y pérdida de referentes
  • Reorganización

En el caso de Worden (1997), se formula el duelo como un proceso activo de adaptación a una realidad que ha cambiado, a partir de cuatro tareas esenciales:

  • Aceptar la realidad de la pérdida
  • Trabajar las emociones y el dolor de la pérdida
  • Adaptarse a un medio donde el difunto está ausente
  • Recolocar emocionalmente al difunto y seguir viviendo

En su versión más reciente, Worden (1997) reformula la última tarea en términos de reorganización de la relación con el difunto y de volverse a implicar en otras relaciones.

 

Kübler-Ross (1975), una de las pioneras que popularizó la adaptación emocional a la pérdida basada en la investigación sobre separación de Bowlby, hablaba de cinco fases en el duelo:

  • Negación
  • Rabia
  • Negociación
  • Depresión
  • Aceptación

Fases del duelo más consensuadas

 

Aunque los autores difieren en el número y en la denominación de las fases del duelo, existe consenso en que las primeras etapas son de shock, negación o gran impacto emocional; y las fases intermedias corresponden a momentos de cierta desorganización emocional, cognitiva y funcional de la persona.

Por último, suele existir una fase final de reorganización, aceptación y adaptación a la pérdida donde se normaliza el estado de ánimo y la funcionalidad del doliente.

Además, también existe acuerdo en señalar que las etapas no son universales ni unívocas. Es decir, no todas las personas pasan por las mismas fases ni lo hacen en el mismo orden. El tiempo no lo cura todo. Lo que cura son las acciones que llevamos a cabo durante ese periodo de tiempo.

 

¿Qué se siente durante un proceso de duelo?

 

El duelo es una vivencia íntima y subjetiva donde no existen reglas generales. No obstante, algunos síntomas prototípicos del duelo serían:

 

  1. Sentimientos: de tristeza, irritabilidad, frustración, culpa, auto-reproches, ánimo deprimido, soledad, anestesia emocional, etcétera.
  2. Sensaciones físicas: falta de aire, pérdida de energía, fatiga, u otras somatizaciones.
  3. Cogniciones: incredulidad, confusión, dificultades de memoria y/o atención, rumiaciones, pensamientos intrusivos e ideas obsesivas acerca de la persona fallecida, etcétera.
  4. Alteraciones perceptivas: pseudoalucinaciones transitorias y con crítica (creer que se ve a la persona fallecida en todas partes, oír su voz, etc.).
  5. Conductas: llorar, ingesta alterada (comer más o menos de lo normal), alteraciones en el sueño, falta de interés o abandono de las relaciones sociales, hobbies o aspectos que antes interesaban, búsqueda de compañía, “peregrinaje” (ir a los lugares a los que solía ir la persona fallecida o a los que iban conjuntamente), etcétera.

 

¿Cuándo empieza y cuando acaba un duelo?

 

El duelo puede empezar desde el mismo momento en que una persona se hace consciente que ha padecido o va a padecer una pérdida; y termina cuando el doliente es capaz de pensar en el fallecido sin dolor, y ha elaborado las diferentes tareas del duelo.

Todo ello dependerá en gran medida tanto de características propias del doliente (p.e., personalidad, afrontamiento, experiencias de pérdida previas, situación socio-psico-emocional actual, etc.) como de factores contextuales. En general, se estima que un duelo puede durar de 6 meses a 3-5 años para una readaptación total. No obstante, algunos autores sugieren que “el duelo nunca acaba. Sólo que a medida que pasa el tiempo, éste irrumpe con menos frecuencia” (Bowlby, 1997).

 

Ante un proceso de duelo, ¿Cómo saber cuándo pedir ayuda?

 

Es recomendable acudir a un profesional de la salud mental cuando la persona experimente sentimientos de culpabilidad, desesperanza extrema, abatimiento severo, agitación, ansiedad o depresión prolongada en el tiempo, rabia o cólera incontrolada o algún tipo de disfunción y malestar significativo en su día a día que incluso revista un peligro para su propia vida o la de otros.

 

Conclusiones en un proceso de duelo

 

Un duelo es un proceso natural que por regla general se resuelve satisfactoriamente, la duración depende de cada individuo.

No obstante, hay casos en los que este proceso puede complicarse o alargarse por diversos factores y, puede ser recomendable solicitar ayuda a un profesional de la salud mental. Esta ayuda o acompañamiento servirá para hacer la pérdida más llevadera, o para mitigar el dolor o las consecuencias de éste en la vida de la persona doliente.

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Acerca del autor:

Carmina Castellano-Tejedor
Psicóloga colegiada número 22.986. Psicóloga Sanitaria de Psynaptic (www.psynaptic.es; www.proeutimia.com). Doctora en Psicología por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), especializada en psico-oncología y enfermedades crónicas, Máster en Psicología Sanitaria (UAB), Psicología Forense, Posgrado en Neuropsicología clínica en el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) y Formación Superior Universitaria en Mediación por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (Mediadora en el ámbito familiar y del derecho privado). Experta en intervención cognitivo-conductual, técnicas de entrevista motivacional, terapia breve estratégica, técnicas de tercera generación y psicología positiva. Además de su labor clínica, la Dra. Castellano desarrolla labor docente en la Universitat Autònoma de Barcelona y en la Universitat Oberta de Catalunya desde 2017, y desde 2007 se dedica a la investigación (Vall d’Hebron Institut de Recerca y Parc Sanitari Pere Virgili) así como a la consultoría científica en el campo de la psicología básica, clínica y en el ámbito de la salud y las TIC.

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