En este artículo de hoy vamos a intentar abordar algunos de los principales aspectos que entrañan complejidades en el día a día de todos los que nos enfocamos a trabajar sobre aspectos de patologías del lenguaje y del habla.
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¿Qué son las dificultades fonológicas?
Las dificultades fonológicas son problemas en la percepción, procesamiento y producción de los sonidos del habla (fonemas), lo que afecta la capacidad de las personas para distinguir, recordar y manipular los sonidos del lenguaje hablado. Por otro lado, las dificultades de escritura implican problemas persistentes en la capacidad para escribir de manera clara, coherente y con una ortografía correcta. Estas dificultades pueden incluir problemas con la motricidad fina para formar letras, preservar la ortografía y la gramática, y organizar las ideas en el texto escrito.
Relación entre dificultades fonológicas y escritura
Las dificultades fonológicas y de escritura a menudo están interrelacionadas entre sí. Los problemas fonológicos pueden afectar la capacidad de aprender a leer y escribir, ya que la lectura y la escritura requieren una comprensión y manipulación precisas de los sonidos del lenguaje. Los niños con dificultades fonológicas pueden tener problemas para asociar los sonidos con las letras correspondientes, lo que dificulta la decodificación de palabras (lectura) y la codificación de palabras (escritura).
Cuando hay dificultades en el proceso de codificación/decodificación, la lectura, que requiere la habilidad de convertir (decodificar) letras en sonidos, se ve afectada, haciéndose lenta y laboriosa; por su parte, la lectura, que precisa la capacidad de convertir (codificar) sonidos en letras se ve perjudicada, haciéndose difícil escribir palabras correctamente, lo que se manifiesta en errores ortográficos y una escritura poco fluida.
La lectura fluida es necesaria para la comprensión lectora. Si un niño tiene dificultades fonológicas, la decodificación consume demasiada energía cognitiva, dejando menos recursos disponibles para la comprensión del texto.
De manera similar, la escritura no solo implica la codificación de palabras, sino también la organización y expresión de ideas. Las dificultades fonológicas pueden hacer que el proceso de escritura sea tan demandante que el niño no pueda enfocarse en la coherencia y cohesión del texto.
¿Qué es la conciencia fonológica?
La conciencia fonológica se refiere a la capacidad de reconocer y manipular los sonidos del lenguaje hablado. Esta habilidad se desarrolla en etapas tempranas y es un predictor significativo del éxito en la lectura y escritura (Parra B., Bojorque, G., 2021). Podemos establecer una relación existente entre las habilidades tempranas de conciencia fonológica de los niños y sus posteriores habilidades de lectura y escritura (Reyes, E., y Pérez, L., 2014), habilidades que pueden estimularse con éxito mediante programas de intervención bien desarrollados (Bizama et al., 2013).
Un adecuado procesamiento fonológico es esencial para el aprendizaje de la lectura y la escritura, ya que la lectura implica la conversión de grafemas en sonidos y la escritura la conversión de sonidos en grafemas (Cuetos et al., 2015). Si un niño o niña no distingue correctamente los sonidos del habla, no puede segmentar el habla en unidades más pequeñas como sílabas y fonemas, o no puede mantener varios fonemas en su memoria mientras lee o escribe, por lo que enfrentará dificultades para aprender a leer y escribir. Dada la estrecha relación entre el procesamiento fonológico y las habilidades de lectoescritura, el procesamiento fonológico es, sin lugar a duda, el mejor predictor del éxito en la adquisición de la lectoescritura.
Estrategias de intervención y apoyo para mejorar las dificultades fonológicas
Para mejorar las dificultades fonológicas y de escritura, se pueden implementar diversas intervenciones y estrategias.
En cuanto a la conciencia fonológica, destaca la intervención temprana, que permite evaluar y detectar dificultades fonológicas en los primeros años del individuo, previniendo que estas dificultades se conviertan en barreras significativas para el aprendizaje.
También se aplica la instrucción fonológica explícita, a partir de la enseñanza directa de fonemas y sílabas mediante ejercicios de segmentación de palabras y mezcla de sonidos o juegos que involucran rimas, aliteraciones y otras actividades fonológicas que potencian un aprendizaje lúdico.
Las actividades de segmentación ayudan a los niños a dividir palabras en sus sonidos constituyentes. Por ejemplo, dividir la palabra «gato» en /g/ /a/ /t/ /o/, mientras que las de fusión de fonemas, les enseñan a combinar sonidos individuales para formar palabras.
Para mejorar la escritura, se aplica la instrucción estructurada basada en programas que se enfocan en la enseñanza sistemática de la escritura (incluyendo la ortografía, la gramática y la estructura del texto) y, el modelado y práctica guiada por los docentes, son otras de las herramientas para mejorar la escritura. Asimismo, se realizan ejercicios de motricidad fina que fortalecen los músculos de la mano y mejoran la coordinación ojo-mano, como dibujar, colorear y manipular objetos pequeños, así como las actividades de repetición de escritura a mano para mejorar la legibilidad y velocidad.
Por su parte, la tecnología asistida, como los programas informáticos que ayudan a los estudiantes a mejorar sus habilidades de escritura a través de la corrección ortográfica y gramatical, y aplicaciones centradas en la formación de palabras y la escritura a mano, representa uno de los recursos más novedosos en el desarrollo de la habilidad de escribir.
Frecuentemente, se emplean estrategias combinadas para la mejora de la fonología y la escritura, como solicitar a los niños el leer en voz alta y pedirles que repitan palabras y frases para mejorar la conciencia fonológica y la pronunciación, o bien, realizar actividades de dictado, donde los estudiantes escriben palabras y oraciones que escuchan, ayudándoles a conectar los sonidos del habla con las letras escritas.
Herramientas educativas para el aprendizaje de la lectura y escritura
El enfoque multisensorial, aboga por el uso de los sentidos en el aprendizaje de la lectura y escritura. El Método Orton-Gillingham combina el uso de la vista, el oído, el tacto y el movimiento para enseñar a leer y escribir, siendo especialmente útil para estudiantes con dislexia y otras dificultades de aprendizaje. Las técnicas táctiles y kinestésicas que emplean materiales como letras de lija y bandejas de arena para trazar palabras facilitan el aprendizaje de la escritura a través de múltiples canales sensoriales.
Letters and Sounds es un programa de enseñanza fonológica utilizado en el Reino Unido que proporciona actividades estructuradas para desarrollar la conciencia fonológica y la habilidad de lectura, mientras que Archie’s World Phonics es una propuesta de Oxford para mejorar la lectoescritura y pronunciación en inglés. Aunque se centran en el inglés, las estrategias sistemáticas de decodificación de sonidos y reconocimiento de palabras que ofrecen pueden adaptarse y ser útiles para el aprendizaje del español, especialmente en contextos bilingües.
Los portales de Symbaloo y JueduLand ofrecen una amplia gama de juegos y herramientas interactivas para trabajar la fonología y la lectoescritura. Los recursos están organizados por nivel educativo y temática, e incluyen ejercicios de pronunciación, juegos de segmentación silábica y actividades de dictado, que son especialmente útiles para mejorar la conciencia fonológica y la habilidad de escritura.
Aula PT es una amplia colección de materiales didácticos para trabajar la lectoescritura en diferentes niveles. Incluye actividades de iniciación, segmentación silábica y manuales para la evaluación de las habilidades de lectura y escritura. Este recurso es muy útil para educadores que buscan estrategias específicas para apoyar a estudiantes con dificultades en estos ámbitos.
Finalmente, investigaciones recientes avalan la efectividad de los programas de intervención basados en tecnología para mejorar la conciencia fonológica en niños preescolares. Estos programas incluyen actividades mediadas por tecnología como libros electrónicos educativos y programas de computadora que ayudan en el entrenamiento fonológico. Los resultados muestran efectos positivos consistentes en comparación con programas no tecnológicos, destacando la importancia del uso de tecnología para mejorar la alfabetización temprana (Raposo-Rivas et al., 2024).
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