El desarrollo profesional docente es fundamental para mejorar la calidad de la educación. Con el avance de la tecnología, la evolución de las pedagogías, y las demandas cambiantes del mundo laboral, los docentes deben comprometerse con un aprendizaje continuo para mantenerse actualizados y ofrecer una educación relevante. Un docente bien formado suele tener un efecto positivo en el rendimiento académico de sus estudiantes.
En la actualidad, el profesor es visto como un profesional con cierta autonomía. No obstante, hay una tendencia cada vez más difundida que propone que la enseñanza más que ser una actividad individual es un trabajo en equipo, con un enfoque más colaborativo (Lieberman y Miller, 2000; Marcelo, 2002; Tesdesco y Tenti Fanfani, 2002).
Algunos factores que impulsan esta transformación son la mayor diversidad en el alumnado, la variedad de demandas hacia los centros educativos, la necesidad de ofrecer una educación continua a lo largo de la vida y la creciente complejidad tanto del conocimiento como del mercado laboral, que requieren la habilidad de trabajar en equipo. En este sentido, la actualización docente no solo implica conocer los nuevos planes y programas. Los profesores también deben tener la oportunidad de entender cómo estos cambios afectan lo que ya saben y hacen, y así identificar los nuevos conocimientos que necesitarán adquirir.
Algunas estrategias para el desarrollo profesional docente están vinculadas a (Montecinos, 2003):
- Participación en actividades de investigación: involucrarse en el mismo tipo de actividades de aprendizaje basadas en la investigación que los profesores deben diseñar para sus alumnos.
- Implementación del currículum: aprender, utilizar y refinar la aplicación de un conjunto particular de materiales didácticos
- Talleres, cursos y seminarios: realizar actividades fuera del aula que se centran intensamente en un tema específico y permiten aprender de expertos en ese tema.
- Investigación-acción: hacer un análisis crítico de la propia práctica profesional y del aprendizaje del alumnado a través de un proyecto de intervención acompañado de investigación.
- Estudio de casos: valoración de videos o descripciones de situaciones de enseñanza, centrándose en los problemas encontrados, cómo solucionarlos y los resultados obtenidos.
- Grupos de estudio: participación en sesiones regulares y colaborativas sobre un tema, donde se revisa nueva información, se reflexiona sobre la propia práctica y se analiza lo que está ocurriendo en el aula.
- Integración efectiva de tecnologías educativas: se basa en un conjunto de recursos, procesos y herramientas de información y comunicación aplicadas a la estructura y las actividades del sistema educativo en sus diversos ámbitos y niveles, así como programas de capacitación en herramientas como Google Classroom, Microsoft Teams, y software de gestión del aprendizaje (LMS) son esenciales para el entorno de aprendizaje moderno.
- Revisión de trabajos de los alumnos: que requiere examinar detenidamente lo que los alumnos producen para entender su forma de pensar y sus estrategias de aprendizaje. Esto ayuda a identificar sus necesidades y a crear estrategias y materiales didácticos que les ayuden mejor.
- Entrenamiento y mentoría: colaborar uno a uno con un colega, ya sea de igual o mayor experiencia, para mejorar la enseñanza. Esto incluye observar clases, dar y recibir retroalimentación, resolver problemas y planificar juntos.
- Formación en línea: los cursos en línea y webinars proporcionan flexibilidad, permitiendo a los docentes aprender a su propio ritmo y acceder a una amplia gama de recursos.
- El coaching educativo: es un enfoque personalizado en el que un coach trabaja directamente con un docente para mejorar habilidades específicas y alcanzar objetivos profesionales. Es una estrategia innovadora que trabajar para ampliar la práctica didáctica (Hernando, Molina y Martin, 2013; Bayón et al., 2006, citado por Sánchez-Mirón y Boronat-Mundina, 2013; Moreno, Álvarez e Inojosa, 2013; Piñero et al., 2013), y a su vez, funciona como apoyo para “fortalecer el balance entre la vida personal y el trabajo” (Véliz Rojas y Paravic Klijn, 2012, p. 17).
- Redes de apoyo profesional: conectar con otros educadores para explorar temas de interés, establecer metas comunes, compartir información y estrategias, y resolver problemas similares. Puedes ampliar estas redes participando en grupos de discusión en línea o por correo electrónico.
Las actividades de actualización para docentes pueden tener diferentes objetivos: informar sobre nuevas reglas, mejorar la enseñanza, profundizar en los temas de cada materia, o ayudar a la escuela a innovar y mejorar. Algunas de las características de los programas de desarrollo profesional efectivos se describen a continuación (Montecinos, 2003):
- Se enfocan en mejorar el aprendizaje de todos los estudiantes, respondiendo a las necesidades que los docentes han identificado en ellos. Para lograrlo, los recursos destinados al desarrollo profesional, como el tiempo de los profesores, deben enfocarse en un currículum riguroso y en las mejores formas de atender la diversidad en el aula.
- Se basan tanto de su experiencia como de la investigación y la práctica. Un buen programa de desarrollo profesional combina teoría y práctica, y responde a las preocupaciones, motivaciones e intereses de los profesores.
- Toman en cuenta los principios que ayudan a los estudiantes a aprender, puesto que también son útiles para el aprendizaje de los docentes. Los profesores aprenden mejor realizando las tareas concretas de la enseñanza, como evaluar, planificar y desarrollar materiales.
- Se centran en qué y cómo enseñar las materias del currículo escolar, con el objetivo de mejorar las prácticas pedagógicas en esas áreas. Las actividades fomentan la colaboración, permitiendo que los docentes compartan su conocimiento y aprendan unos de otros. A través del trabajo en equipo, los profesores acceden al conocimiento colectivo de su comunidad profesional.
- Ofrecen un acompañamiento continuo en el tiempo, es decir, el aprendizaje constante es parte del trabajo diario de los docentes. La adopción de nuevas prácticas incluye capacitación inicial y seguimiento, apoyando a los docentes en la implementación de innovaciones en el aula. Este apoyo se puede dar a través de la retroalimentación, la reflexión individual y el trabajo en comunidades de práctica.
- Llevan a cabo evaluaciones periódicas para medir el impacto del programa en el aprendizaje de los docentes, en el rendimiento de los estudiantes y en la mejora continua de la escuela. Estas evaluaciones buscan mejorar el diseño e implementación del programa, así como aumentar el conocimiento sobre cómo aprenden y se desarrollan los docentes.
Uno de los mayores desafíos para entender cómo el desarrollo profesional de los docentes influye en el rendimiento de los alumnos es el hecho de que es muy difícil realizar estudios experimentales en las escuelas. Las escuelas son entornos muy complejos, lo que hace complicado controlar todos los factores que podrían explicar los resultados. Además, los docentes suelen tener poco tiempo y una carga de trabajo muy alta, lo que dificulta su participación en actividades de desarrollo profesional. También puede haber resistencia al cambio o falta de motivación para participar en estas actividades.
Otro obstáculo es que a veces hay un desajuste entre las propuestas de reformas educativas basadas en el constructivismo, ya que estas reformas promueven una enseñanza centrada en la construcción activa del conocimiento por parte del estudiante, fomentando el pensamiento crítico, la resolución de problemas y el aprendizaje profundo y, los métodos tradicionales de medir la calidad de la enseñanza, basados en técnicas y herramientas que han sido comúnmente utilizadas durante mucho tiempo para evaluar el rendimiento académico de los estudiantes y la eficacia de la enseñanza, como las pruebas estandarizadas de selección múltiple, que solo tienen una respuesta correcta, etc.
El desarrollo profesional docente es un componente crítico para la mejora continua de la educación. Es un hecho que este contribuye a una mayor motivación y satisfacción laboral de los docentes, brindándoles oportunidades para el crecimiento personal y profesional. Implementar estrategias efectivas que incluyan colaboración, formación continua, mentoría, investigación-acción, y el desarrollo de habilidades digitales puede empoderar a los docentes para enfrentar los desafíos actuales y futuros.
Finalmente, la creación de una cultura de aprendizaje continuo y la integración de programas de desarrollo profesional en las prácticas escolares son fundamentales para asegurar que los docentes estén preparados para proporcionar una educación de alta calidad y relevante.
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