Creación del sistema nervioso central
Durante las primeras semanas de gestación, se van creando diferentes capas en el embrión, de las cuales surgirán los diferentes órganos y partes de nuestro cuerpo. En la segunda semana, se crean las dos primeras placas: el endodermo y el mesodermo. A partir de ésta última, se crea una invaginación llamada notocorda, que da lugar durante la tercera semana a una última capa: el ectodermo. Poco a poco, del endodermo se irá creando parte del tubo digestivo; del mesodermo, se irán creando los músculos, huesos, vísceras, etc.; finalmente, del ectodermo se creará la epidermis y el Sistema Nervioso Central.
A partir de las siguientes semanas, se va elaborando el cierre del tubo neural desde la parte media hacia la craneal y desde la parte media hacia el caudal. En este punto, es muy importante el consumo de ácido fólico, ya que ayuda en este proceso. Alguna complicación en este momento, podría generar una anencefalia o espina bífida. Una vez creado el tubo neural, éste dará lugar a todo el Sistema Nervioso Central:
Organización del Sistema Nervioso Central
El Sistema Nervioso Central está compuesto por el encéfalo (cerebro, cerebelo y tronco cerebral) y la médula espinal. Todas estas partes, se encuentran protegidas por dos estructuras óseas y tres membranas. Uno de los huesos, es el cráneo, el cuál protege al encéfalo, mientras que la columna vertebral es la encargada de proteger a toda la médula espinal. Por otro lado, las membranas son las tres meninges que envuelven tanto el encéfalo como la médula espinal: la primera de ellas, la más próxima al cráneo, es la duramadre; ésta es bastante gruesa y rígida. Debajo de esta primera capa, se encuentra la meninge aracnoidea; ésta es algo menos gruesa y menos rígida que la anterior. Entre esta segunda membrana y la siguiente, se encuentra el espacio subaracnoideo, por el que pasa el líquido cefalorraquídeo. Finalmente, la tercera membrana y la más próxima al encéfalo, es la piamadre; ésta, es mucho más fina y flexible que las anteriores, estando prácticamente pegada al cerebro. Todo el Sistema Nervioso Central se encuentra protegido por el líquido cefalorraquídeo, para “amortiguar” los movimientos bruscos o golpes que se puedan producir.
La médula espinal:
La médula espinal, se encuentra dentro del canal vertebral; al nacer, suele llegar hasta el final de la columna, pero al no crecer más, cuando llegamos a la adultez, ésta suele llegar hasta la segunda vértebra lumbar. De cada lado, surgen 31 pares de nervios espinales (Sistema Nervioso Periférico) que se reparten por todo el cuerpo. Su función consiste en transmitir información hacia el cerebro (información sensitiva) o hacia el resto del cuerpo (información motora).
El tronco cerebral:
Ésta es la parte más inferior del encéfalo, siendo el camino de las señales entre el cerebro y la médula espinal. Éste está compuesto por tres partes: el mesencéfalo, protuberancia y bulbo raquídeo; por todas ellas, se reparten los XII pares craneales que se encargan de los movimientos oculares, movilidad y sensibilidad facial, etc.
En el tronco cerebral, se encuentra la sede de las funciones vitales básicas como la respiración, presión sanguínea, ritmo cardíaco, etc. Existe una red de células, la conocida como formación reticular, que se encarga de gobernar el estado de alerta, enviando señales ascendentes hacia el córtex. Un daño cerebral en este punto, podría llevarnos a un estado de coma o a la muerte.
El cerebelo:
El cerebelo se sitúa en las fosas occipitales inferiores. En la parte superior está cubierto por láminas fibrosas dependientes de la duramadre, que dan lugar a la conocida tienda del cerebelo; por delante, está conectado al tronco cerebral mediante los pedúnculos cerebelosos superiores, medios e inferiores, los cuales conectan con el mesencéfalo, protuberancia y bulbo raquídeo respectivamente.
Entre las funciones del cerebelo, se encuentran la de coordinar y organizar respuestas motoras voluntarias, control del equilibrio, mantenimiento de la postura corporal, programación de movimientos rápidos, mantenimiento adecuado del tono muscular, etc.
El cerebro:
El cerebro es la masa principal del encéfalo, siendo el 2% del peso de todo nuestro cuerpo y consumiendo el 20% de nuestro oxígeno. Es el encargado de dar sentido y una respuesta adecuada a toda la información sensorial que recibimos de nuestro entorno.
El córtex o corteza cerebral, está compuesta por sustancia gris y se divide en dos hemisferios cerebrales que están separados por la línea media; el cuerpo calloso, es el encargado de unir estos dos hemisferios. En todo este córtex, se pueden observar diferentes circunvoluciones, una especie de pliegues, para que toda esta masa cerebral ocupe el menor espacio posible.
Existen diferentes lóbulos cerebrales, cada uno unido a diferentes funciones cognitivas: el lóbulo frontal, el lóbulo parietal, el lóbulo temporal, el lóbulo occipital y la ínsula. A nivel subcortical, nos encontramos con el diencéfalo y telencéfalo, en el que se encuentran por ejemplo el hipotálamo (encargado de mantener la homeostasis de nuestro cuerpo (adecuado nivel hídrico, regulación de la temperatura, etc.) o los ganglios basales (encargados de generar movimientos motores adecuados).
Cada una de estas estructuras, las conexiones entre ellas y la interacción de todo ello con nuestra bioquímica, pensamientos y emociones hacen que seamos la persona que somos. Son imprescindibles para un buen funcionamiento de nuestro día a día, por lo que cuidarlas y ejercitarlas estimulando nuestro cerebro, haciendo actividad física regular, socializando con otras personas y con una alimentación adecuada, es muy importante.
Muy buena informacion
Muchas gracias! Me alegro que te haya gustado!!
Muy bueno
Muchas gracias por este contenido, me fue muy útil.