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Así acompañan los perros a superar los trastornos alimentarios

Así acompañan los perros a superar los trastornos alimentarios

La Intervención Asistida con Perros (IAP) en el ámbito hospitalario de la salud mental tiene múltiples potencialidades. Sus objetivos principales son: potenciar las intervenciones psicoterapéuticas, amenizar y enriquecer la estancia, incrementar la motivación a participar en actividades grupales y aumentar la adherencia al tratamiento, además de acercar a las personas ingresadas a la naturaleza y hacer del entorno de los hospitales un poco más familiar, creando un clima relajado, amigable y de confianza.

Este tipo de intervención complementaria, diferente y novedosa, se ha ido expandiendo en los últimos años y cada vez resulta menos extraño ver perros participando en los programas terapéuticos hospitalarios. La motivación intrínseca que le despierta al ser humano interactuar con un animal como el perro, ayuda a aumentar su participación y asistencia en las sesiones de terapia, asumiendo un rol activo en su proceso rehabilitador y alcanzando los objetivos terapéuticos con mayor rapidez. En las sesiones se trabajan aspectos similares a los que se plantearían en una sesión terapéutica tradicional; la diferencia reside en la metodología y en los recursos utilizados: la presencia del perro.

El poder de estar en contacto con la naturaleza

El estar en contacto con la naturaleza y en especial con los animales aporta muchos beneficios para la salud mental de las personas. La teoría de la biofília, desarrollada por Erich Seligmann Fromm (psicoanalista, psicólogo social y filósofo humanista), destacó esa conexión que sentimos por la naturaleza. No es casualidad que cuando necesitemos desconectar o relajarnos busquemos paisajes naturales para hacerlo. Edward O. Wilson (entomólogo y biólogo), fue quien hizo mención al vínculo innato que existe entre las personas y la naturaleza y los beneficios que aporta a nuestra salud a nivel cognitivo, físico y emocional. A pesar de la evolución humana como especie, esta necesidad de estar en contacto con la naturaleza y los animales se ha mantenido a lo largo de los años.

El perro como recurso terapéutico

  • Actúa como elemento motivador, mediador entre terapeuta-paciente y como reforzador de conductas.
  • Figura de apoyo y acompañamiento que ayuda a “normalizar” y/o “humanizar” un poco el entorno hospitalario.
  • Favorece la alianza terapéutica. Permite que los pacientes perciban a los profesionales sanitarios de una forma más cercana, accesible y confiable y mejore la relación entre ellos al verlos interactuar con los perros.
  • Permite crear un entorno lúdico y relajado, promoviendo así la iniciativa, la espontaneidad y la predisposición a participar en las sesiones terapéuticas, la adherencia y la eficacia del tratamiento.
  • Invita a establecer conversaciones no invasivas. Se comparte un interés en común y con los perros aumenta el sentido de pertenencia y la cohesión grupal.
  • Los perros viven el aquí y el ahora, son transparentes y genuinos, no “simulan” o “aparentan” estar de una manera u otra para quedar bien o por presión social. No tienen prejuicios y aceptan a todas las personas, independientemente de la condición física, mental o de la clase social, la cultura o la manera de pensar que tengan.
  • El vínculo que se establece con los perros ayuda a los pacientes a sentirse más relajados y motivados, permitiendo que los terapeutas puedan abordar aspectos emocionales y sociales sin que puedan sentirse amenazados.

Sesiones de IAP – requisitos

En una sesión de IAP se puede trabajar de forma indirecta y menos invasiva la gestión emocional, la resolución de conflictos, las habilidades sociales, la autoestima, la comunicación asertiva, la empatía y el trabajo en equipo; además de crear un espacio seguro para expresar y recibir afecto.

Algunos de los requisitos son para que pueda llevarse a cabo una sesión de IAP, específicamente de Terapia Asistida con Perros (TAP), son:

  • Es indispensable que tanto el profesional de la salud, como el técnico (persona que guía y dirige al animal) y el perro, tengan la formación necesaria y trabajen en continua coordinación.
  • El perro debe ser seleccionado, adiestrado y preparado para esta labor y debe cumplir con un estricto control veterinario y sanitario y poseer seguro de responsabilidad civil.
  • No importa la raza, el color, el tamaño o el aspecto que tenga el can, lo que se busca es un animal equilibrado, de carácter sociable y amigable y sobre todo que disfrute estar en contacto con las personas.
  • Las sesiones de intervención deberían diseñarse teniendo en cuenta no solo las necesidades y características de los participantes, sino también del perro con el que se trabaje.
  • La ética profesional y el respeto hacia los animales es un aspecto indispensable y muy importante en este tipo de labor. No se puede buscar el bienestar de las personas y mejorar su calidad de vida, comprometiendo el bienestar del animal.

TCA y TAP

Cuando nos referimos a salud mental, diversos estudios avalan la importancia de combinar diferentes tratamientos durante la intervención, ya que si el procedimiento es muy rígido y no es aceptado por el paciente, puede dificultar la continuidad del proceso rehabilitador y, como consecuencia, disminuir la rapidez de recuperación y la evitación de recaídas. En el caso del Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) la TAP ha resultado ser una alternativa muy llamativa para adolescentes en entornos hospitalarios.

Las actividades que se realizan en las sesiones de TAP con este colectivo, tienen como finalidad alcanzar de forma indirecta y menos invasiva objetivos terapéuticos; siempre teniendo al perro como punto de referencia y apoyo psicoemocional. Los programas que incluyen animales deben ser medidos, evaluados y llevados a cabo con estricta rigidez y ética profesional, como se haría con cualquier otro tipo de intervención terapéutica.

En algunas sesiones para personas con TCA se trabaja directamente con comida, por ejemplo cuando se hace adiestramiento, buscando normalizar la manipulación de los alimentos. Cuando se ha establecido un buen vínculo entre el perro y el adolescente, este es capaz de olvidar su negativa a manipular algunos alimentos “prohibidos” por la motivación que tienen en interactuar con el can. Hacen las cosas para y por el perro, dejando a un lado sus creencias limitantes y los pensamientos rígidos sobre la comida que le causan malestar e incomodidad. También se utiliza el adiestramiento canino como actividad en la que además de enseñar al perro, el profesional sanitario también potencia de forma indirecta la tolerancia a la frustración de los participantes. El aprendizaje que reciben sobre el lenguaje y las señales de estrés canino también permite fomentar la empatía, la gestión emocional y la resolución de conflictos.

La presencia de un perro puede ayudar al paciente ingresado a olvidar y desconectar de su situación por un rato, mientras disfruta de un interés sano, común entre sus iguales. Además, este tipo de intervención puede resultar un elemento motivador en los pacientes con TCA para recuperarse y volver a casa, ya que quienes tienen perros quieren poner en práctica todo lo aprendido.

No debemos olvidar que el perro no es mágico ni cura, la responsabilidad recae en todo momento sobre el profesional y es él quien planifica, dirige y evalúa la sesión, teniendo en cuenta los objetivos terapéuticos (tanto a nivel individual como grupal) que se pretenden alcanzar. El perro es un apoyo y puede tener un rol activo o pasivo en las sesiones.

Si estás interesado en desarrollarte profesionalmente en este campo, no dudes en consultar nuestro Máster en Trastornos de la Conducta Alimentaria y nuestro Máster en Terapia Asistida con Animales

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Acerca del autor:

Andrea Bracho
Psicóloga experta en intervención asistida con perros y especializada en psicoterapia infantojuvenil. Es la Co- Fundadora y Directora de Entrelazadogs. Además de ser ex alumna de ISEP también forma parte del equipo de docentes y desde hace un par de años es Coordinadora de dicho máster en Barcelona.

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Una respuesta para “Así acompañan los perros a superar los trastornos alimentarios”

  1. User defaultVirginia Gallardo says:

    Me gustaria informarme más. Mi hija lleva 12 meses en ingreso absoluto en ITA Canet. No mejora. Solo vuelve a ser ella cuando vamos sábados y domingos un rato a pasear varios perros. Es una transformación increible

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