Todos queremos ser felices, estar en paz con nosotros mismos y con el mundo. Aun así, la felicidad sin fin no existe, al igual que, nada es para siempre.
No obstante, en esta sociedad consumista, exigente e imperfecta, se nos impone un modelo de persona: una persona siempre joven, feliz y bella. Esto provoca una realidad falsa que tiene como objetivo buscar la felicidad del individuo a través del producto a vender. Una vez consumido el producto que nos hará felices, la felicidad durará un suspiro volviéndonos a sentirnos vacíos e insatisfechos como antes.
Encontrar la felicidad a través de la aceptación
Por lo tanto, ¿Dónde está la felicidad? ¿Cómo podemos vivir momentos de felicidad en un mundo imperfecto y exigente?
La clave está en la aceptación de cada uno. Cada persona tiene que ir cerrando las heridas que le impiden avanzar hacia la tranquilidad y la aceptación. Aceptar el pasado, presente y afrontar las dificultades desde la aceptación y no desde el victimismo, fortalece la personalidad e impone un estilo de vida resiliente y fuerte. Muchas veces, nosotros mismos somos nuestro peor enemigo y esto hace que vivamos intranquilos e infelices.
Cerrar las heridas del pasado y construir un presente
Para cerrar las heridas del pasado e ir construyendo un presente en paz es importante realizar una introspección completa y sin miedos. Mirarse hacia dentro se convierte en una tarea importante pero también dolorosa. En muchos casos, hay que cuestionarse las vivencias de la infancia, la adolescencia y de la vida adulta que sin duda serán dolorosas.
Afrontarlas es un acto de valentía, ya que en el camino aparecerán relaciones familiares, amistosas y amorosas que nos dolerán y pueden hacer temblar las relaciones del presente con estas personas.
Afrontar los errores aceptándolos, clave para la felicidad
Pero afrontar también es aceptar los errores de cada uno y saber pedir perdón a los demás y a uno mismo. Afrontar el presente, con los errores del pasado y no anclarse en el pasado pensando que si se hubiera hecho tal cosa ahora estaríamos mejor. Este pensamiento crea ansiedad y gasta mucho a la persona.
En esta trayectoria vital, es importante pedir ayuda profesional si la herida es muy profunda, un profesional neutro que vaya guiando, abriendo y cerrando las puertas y lo más importante aceptando las vivencias desde una perspectiva positiva y enriquecedora.
Es el momento de cuestionarse, pero también de aceptarse a uno mismo desde el cariño y el respeto. Quererse a uno mismo sin complejos de mostrar nuestras debilidades que una vez expuestas se convertirán en fortalezas. Perdonar y perdonarse a uno mismo, hacer las paces con uno mismo y el mundo, amarse primero a uno mismo y luego al resto y aceptarse son las llaves de la tranquilidad interna que sin duda hará que vivamos más momentos felices y más intensas. La cuestión es ¿nos atrevemos a mirar “debajo de la alfombra”?
Si estás interesado en desarrollarte profesionalmente en este campo, no dudes en consultar nuestro Máster en Terapia del Bienestar Emocional.