La inteligencia emocional es un concepto un tanto controvertido, así como cuenta con personas que lo apoyan y adoptan en su práctica profesional. Si bien son muchos los autores que han trabajado, el concepto de la Inteligencia Emocional es originalmente atribuido a Salovey y Mayer en los años 90. Según ellos, la inteligencia emocional consiste en la habilidad para manejar los sentimientos y emociones, discriminar entre ellos y utilizar estos conocimientos para dirigir los propios pensamientos y acciones.
¿Qué es la inteligencia emocional?
Sin embargo, fue luego de la publicación del libro de Daniel Goleman, llamado Inteligencia Emocional, que la difusión de este concepto a nivel general se incrementó considerablemente. Goleman define la Inteligencia Emocional como “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones”.
Principios de la Inteligencia Emocional
Podríamos decir que la inteligencia emocional se basa en los siguientes principios, según Gómez en el 2000:
- Autoconocimiento. Capacidad para conocerse uno mismo, saber los puntos fuertes y débiles que todos tenemos.
- Autocontrol. Capacidad para controlar los impulsos, saber mantener la calma y no perder los nervios.
- Automotivación. Habilidad para realizar cosas por uno mismo, sin la necesidad de ser impulsado por otros.
- Empatía. Competencia para ponerse en la piel de otros, es decir, intentar comprender la situación del otro.
- Habilidades sociales. Capacidad para relacionarse con otras personas, ejercitando dotes comunicativas para lograr un acercamiento eficaz.
- Asertividad. Saber defender las propias ideas no respetando la de los demás, enfrentarse a los conflictos en vez de ocultarlos, aceptar las críticas cuando pueden ayudar a mejorar.
- Proactividad. Habilidad para tomar la iniciativa ante oportunidades o problemas, responsabilizándose de sus propios actos.
- Creatividad. Competencia para observar el mundo desde otra perspectiva, diferente forma de afrontar y resolver problemas.
Pero Goleman, no es el único autor que trabaja la inteligencia emocional, de hecho, existen categorías completas de modelos teóricos que buscan definir, explicar y trabajar este concepto.
Encontramos el modelo mixto, dentro del cual se encuentra Goleman y Bar-on; el modelo de habilidades, donde se encuentra Salovey y Mayer; y la categoría de Otros modelos donde se encuentra Cooper y Sawaf o el modelo de Boccardo, Sasia y Fontenla, entre otros autores que hablan de Inteligencia Emocional.
Importancia de la Inteligencia Emocional
Bien, ahora hablemos un poco de la importancia de este concepto. A nivel general y desde diferentes disciplinas, la Inteligencia Emocional se ha asociado a la capacidad de regulación emocional con diferentes perspectivas de éxitos personal. Podríamos hablar de un mayor alcance académico, logros sobresalientes a nivel laboral, mayores y mejores relaciones interpersonales,
Quienes reciben puntuaciones altas en los instrumentos de evaluación de Inteligencia Emocional refieren mayor satisfacción con la vida, mayor calidad y cantidad de relaciones sociales, un clima familiar más positivo, más éxito académico y mayor conducta pro-social que las personas con Inteligencia Emocional baja según Palmer, Donaldson & Stough.
Por ejemplo, en el ámbito laboral se ha asociado fuertemente al manejo de estrés bajo presión, por lo cuál, aquellas personas que buscan contratar a una persona para un cargo en el que posiblemente estará sometido a altas cantidades de estrés, suelen aplicar algunos test de Inteligencia Emocional para tratar de prever cómo será el comportamiento de ese sujeto en dichas situaciones. A mayor puntuación de Inteligencia Emocional, mayor tolerancia al estrés.
Tratamiento baja Inteligencia Emocional
Ahora bien, podríamos entender que un paciente llegaría a terapia cuando en una u otra de sus esferas relacionales presentara un desajuste, en donde su bajo control emocional estuviera generando problemas en su trabajo, con su familia, amigos, pareja o consigo mismo. Esto podría estar incluido a nivel de diagnóstico en un trastorno de personalidad, o resultar predisponente para un trastorno emocional.
La intervención clínica para una baja Inteligencia Emocional como tal, no está planteado, o al menos no documentado de forma extensa. Fuera de terapia existen muchas personas que ofrecen cursos presenciales, a distancia, libros de auto ayuda y demás elementos didácticos con la promesa de mejorar la Inteligencia Emocional.
Sin embargo, en terapia se trabajan conceptos tanto del modelo de habilidad como percepción y expresión de emociones, regulación emocional y de activación fisiológica, manejo de estrés; así como del modelo de personalidad: comunicación y toma de decisiones de forma asertiva, empatía, autoestima, capacidad de afrontamiento, tolerancia a frustración, entre otros. Todos estos temas se tratan con profundidad en el Máster en Inteligencia Emocional de ISEP.