Cada vez más y, gracias a los nuevos avances dentro del campo de la psicología clínica, las terapias de tercera generación están teniendo un papel fundamental y son una de las mejores opciones a la hora de poder intervenir en los trastornos de conducta alimentaria. Entre este tipo de terapias, nos encontramos con la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT).
Es importante tener en cuenta que, en este tipo de terapia (ACT) se tienen en consideración una serie de áreas que van directamente ligadas a la patología de los trastornos de conducta alimentaria de los que hablaremos posteriormente. Se focaliza en áreas como el déficit de vivencia de la experiencia sensorial, falta de motivación, alta evitación experiencial y fusión del pensamiento.
El control es el problema, no la solución
Antes de adentrarnos en estas áreas desde la Terapia de Aceptación y Compromiso debemos tener en cuenta que, entendemos como un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) como aquellos patrones tanto cognitivos como conductuales desadaptativos vinculados a una percepción distorsionada del propio cuerpo, una insatisfacción corporal y una preocupación excesiva por el peso y forma del propio cuerpo junto con conductas muy auto-controladoras. Dentro de estas patologías, nos encontramos con la Anorexia Nerviosa (AN), la Bulimia Nerviosa (BN), Trastorno por Atracón (TA) y el Trastorno de la Conducta Alimentaria No Especificado (TCANE).
Promover la flexibilidad psicológica y salir de la rigidez
La Terapia de Aceptación y Compromiso en este tipo de trastornos, tiene como objetivo principal promover la flexibilidad. Es decir, pretende aportar herramientas y crear una participación activa por parte del paciente para que tome consciencia de aquello que puede controlar y aquello que no y qué pretende y qué consigue para generar esta flexibilidad psicológica ante sus pensamientos, emociones y conductas además de regular su conducta por funciones apetitivas en presencia de estimulación aversiva y la fusión cognitiva, es decir, vivir de acuerdo a como nos dice nuestro pensamiento, emoción y sensación en lugar de contrastar nuestra experiencia con la realidad en la que vivimos.
Desde este enfoque y terapia, entendemos que una patología surge cuando esta flexibilidad se limita y nos movemos desde la rigidez; no vivimos el presente, evitamos la experiencia, falta de claridad y compromiso con los propios valores y no vivimos el yo desde su contexto y relaciones.
Es esencial, entender que en la Terapia de Aceptación y Compromiso (TAC) su finalidad no es reducir los síntomas, sino que, a diferencia de otro tipo de terapias, pretende alterar las funciones dominantes de su conducta y empezar a crear hábitos distintos centrándose en las consecuencias de las conductas en personas que padecen trastornos alimentarios a través de sus principios.
Vivir el momento presente
Cuando nos encontramos con un paciente con patología en algún trastorno alimentario, nos encontramos en que gran parte de su atención está focalizada en alguna parte de su cuerpo, en los pensamientos que ésta le genera y/o en la comida; su principal fuente de pensamiento y preocupación. La Terapia de Aceptación y Compromiso ayuda a poner el foco de atención en el momento presente, gracias a técnicas de Mindfulness para así, poder centrarse en el aquí y ahora y promover esta flexibilidad y no enfocarse en funciones aversivas.
Aceptación
Una de las bases principales de esta terapia es, sin duda, la aceptación. Cuando tratamos casos de trastornos alimentarios, es importante tener en cuenta que existen impulsos y emociones que suelen catalogarse como negativas (como la culpa, rabia, tristeza…). Es importante crear un espacio para sentir, para dejar de luchar contra ellas y romper patrones de evitación. La Terapia de Aceptación y Compromiso permite vivir estas emociones de manera adaptativa dejándolas fluir y creando una buena gestión y regulación emocional.
Defusión Cognitiva
Aprender a observar(se) y romper con sus propias reglas. Desde esta aceptación, es importante aprender a observar el diálogo interno, observar los pensamientos y cogniciones tal y como son, sin juzgarlos. Cuando nos encontramos con trastornos alimentarios, es interesante que el paciente observe y analice cómo se habla y qué se dice para cambiar este diálogo interno de manera mucho más constructiva.
Acción Comprometida
Es importante establecer objetivos concretos y metas guiadas por valores constructivos e involucrar al paciente en acciones efectivas para alcanzarlas.
Gracias a estos pilares fundamentales de la Terapia de Aceptación y Compromiso, conseguimos desarrollar valores y cualidades como la aceptación, compasión, empatía y respeto para que el paciente se entienda desde todos sus contextos y relaciones y aprenda a vivir de manera plena y consciente, incluso en presencia de emociones que puedan ser vividas desde la negatividad, para empezar a vivirlas con aceptación y plenitud.