En el post de hoy Idoia Apaolaza nos hablará con detalle sobre la Empatía, cómo desarrollarla y sobretodo cómo actuar.
¿Qué es la empatía?
La empatía es la capacidad de ponerse en la “piel” de otra persona, de conectar con las emociones de la misma y saber entender la situación emocional que está viviendo. Es por ello que la empatía está directamente ligada a las emociones y a la capacidad de entender vivencias personales previas que se hayan vivido.
Según Goleman,D. (2011) gracias a la empatía, la persona es capaz de interpretar lo que piensa la otra persona sin necesidad de palabras. En esta tesitura, cabe subrayar que la comunicación tiene dos vertientes, por un lado está la comunicación verbal (lo que se dice con las palabras), y por otro, la comunicación gestual (la expresión corporal, el tono, las lágrimas). Las dos comunicaciones emiten señales al receptor, el cual conecta con las emociones del emisor.
La manera de actuar ante una situación concreta depende de cada persona. Cada uno somos únicos y también son únicas nuestras vivencias. La persona empática conecta y muestra sus emociones mientras que ante una misma situación, la persona no empática muestra indiferencia. Es más, esta última emite juicios de valor sin considerar la repercusión que puede causar en la otra persona.
¿Cómo desarrollar la empatía?
Para desarrollar la empatía es clave conocer primero las emociones de cada uno y las vivencias personales. Así, si una persona ha pasado por una situación parecida a la que está pasando la otra, conectará y entenderá mejor su situación. De este modo, las personas que ya han pasado anteriormente por eso, tendrán una mayor motivación e implicación para ayudar a la otra persona. Dicho esto, la empatía está ligada directamente al vínculo afectivo.
En nuestra profesión como terapeutas, educadores, profesores, etc. dónde trabajamos con personas, población infantil y adulta, y con sus respectivas familias, la empatía es clave para la intervención.
¿Cómo actuar como profesionales en una intervención?
Como profesionales tenemos que ser capaces de conectar con las emociones de la otra persona y su familia, por lo que es nuestro deber realizar las siguientes preguntas antes y durante la intervención:
- ¿Qué les pasa?
- ¿Cómo puedo ayudarles partiendo de su situación emocional?
- ¿Qué tácticas voy a poner en marcha?
El hecho de mostrar interés y humildad ante las personas y ayudarlas, ofrecerá grandes dosis de empatía, asertividad y motivación para acompañar a la otra persona a realizar el cambio deseado. Actos tales como juzgar, emitir juicios de valor, mostrar superioridad o quitar peso al sufrimiento del paciente y su familia son actos que quedan totalmente descartados.
Tenemos que tener presente que el fin de toda intervención es buscar el bienestar del paciente y su familia. En este punto, se puede concluir afirmando que la empatía es clave para que la intervención sea exitosa a la vez que también es de gran utilidad para trazar líneas seguras y de confianza.
