El coronavirus (COVID-19) nos vino a cambiar la vida, nos ha llevado a confinarnos, aislarnos, mantenernos en casa… situaciones para las que no estábamos preparados ni mental, ni psicológicamente.
Daños del Coronavirus: Experiencias en consulta psicológica
Vivimos en una rutina constante de ir y venir, de mantenernos ocupados en el trabajo, con las amistades, en el deporte, juegos, cine, comidas o convivios en restaurantes, etc.. En todas y cada una de las actividades que tenemos día a día y la mayoría de ellas, por no decir todas, son en contacto con el exterior, lo que nos lleva a vivir en un mundo externo a nosotros mismos, lleno de prisas, a la corre y corre, a tal grado que no tenemos tiempo o no deseamos detenernos a reflexionar en lo que se piensa o se siente realmente, en esos momentos.
Dicho de otra manera, llenamos nuestros tiempos y espacios con actividades y no nos damos tiempo para nosotros mismos, para hacer contacto con nuestro ser interior. Y cuando llega este momento de recogimiento, de limitación al afuera, se ha visto que muy frecuentemente, asusta o da miedo el solo hecho de pensar que no se saldrá de casa, que no se podrá hacer todo lo que hacía con anterioridad. Es en ese momento cuando uno se detiene a revisar lo que piensa, siente o recuerda de su vida. Al menos eso es lo que la mayoría de los pacientes en consulta reportan y que lo expresan como:
- Sentimiento de soledad
- Tener miedo primero a la situación sanitaria y posteriormente a enfermarse, y esto se agrava si algún familiar o amigo pasa por esta situación o incluso fallece por este virus.
- Dando pie a un recuento del pasado. A recordar errores cometidos en el transcurso de la vida, que se hizo, que no hizo, que me hicieron otros y que he superado y que no, en sí, todo lo bueno, en menor proporción, y lo malo, en demasía, con mi familia, amigos, conmigo mismo (a).
- Hasta llegar a estar frente a frente consigo mismos, pero ¿Cómo lo hago? Si nunca antes lo había hecho por estar enfrascado en tanta actividad, comentan algunos pacientes.
Generando así, miedo, la tan temida ansiedad, cuestionamientos, dudas, inseguridad y creando un malestar emocional y psicológico.
Y mientras, ¿Qué hacen?:
Unos se preocupan, pensando negativamente, enlistando todo lo que perdieron, lo que no tienen actualmente (salud, vida, amistades, convivencias) y todo lo que te daba el exterior.
Otros en cambio, ven las cosas desde otra perspectiva, sus pensamientos giran en torno a querer estar sano, planear lo que desea en un futuro, después de salir de esto. A retomar esa actividades que se dejaron y volver a la rutina de antes.
Ahora la vida te da esa oportunidad, no trates de tapar tu sentir con tanta actividad, o escapar de ti mismo, ahora es tiempo de reencontrarte, de reencontrarte contigo mismo (a).
Miedos a enfrentarse a uno mismo
El problema no es el aislamiento, el problema es el miedo a enfrentarte a ti mismo, a tu propio pasado. Aprende a vivir contigo mismo, en paz.
¿Qué hacer para mitigar la ansiedad durante la pandemia?
Pese a eso, frente al COVID-19, lo que SI podemos hacer es:
- Contar tus bendiciones, haz un recuento, enfócate en lo positivo, lo que tienes y no en lo que no tienes: vida, salud, familia, amigos, trabajo, economía, etc.
- Disfrutar la vida, solo tienes una. Las limitaciones te las pones tú, en tu mente. Nos hemos limitado a realizar acciones tan simples como disfrutar de la familia, de los hijos, esposa, abuelos, de las actividades con ellos, por el simple hecho de habernos limitado, a nuestros espacios.
- Reforzar tu sistema inmune, alimentando sanamente tu cuerpo tanto física como emocionalmente.
- Aliarte con tu mente. Rescata tus recuerdos positivos. Medita.
- Conocerte a ti mismo, interiormente. Escucha esos pensamientos, sentimientos, descubrirás que es momento de hablar con ellos, resolver lo que se tenga que resolver.
- Ejercitándote
- Manteniendo contacto con tus seres queridos, a través de llamadas, video llamadas, etc.
- Esto te llevará a estar en paz contigo mismo.
Todas estas acciones, te llevarán a estar en paz contigo mismo.
En una palabra, VIVE, a pesar de las circunstancias y no permitas que esas limitaciones físicas, te limiten mentalmente.