En el post de hoy venimos a hablaros de la importancia que tiene comprender el funcionamiento del cerebro para la mejora del rendimiento.
¿Qué es el neuroliderazgo?
El termino ¨Neuroliderazgo¨ fue acuñado por primera vez alrededor del año 2008 por el Dr. David Rock, fundador y actual director del “Neuroleadership Institute”, para definir un área de acción específica que identifica, explica e interviene en diferentes áreas relacionales dentro del contexto de la interacción que origina la influencia. Rock observa la enmarañada realidad del liderazgo desde la perspectiva generada por los hallazgos en la investigación sobre el cerebro y sus procesos.
Antecedentes del neuroliderazgo
Previo al reconocimiento formal del Neuroliderazgo como disciplina y área de acción, varias instituciones académicas en Inglaterra, EUA y Australia habían desarrollado áreas completas de investigación relacionadas con esta materia. El objeto de estudio e intervención de las mismas se concentraba en el desarrollo de habilidades y competencias de liderazgo, desde la evidencia proveniente de los descubrimientos y aportaciones de las neurociencias.
El liderazgo apegado a los modelos precedentes a la actual sociedad postdigital, intentan perpetuarse sobre la premisa de la concentración de poder, mientras que la realidad desprendida de la investigación del NeuroLiderazgo, refuerza un modelo que se fundamenta en la eficiencia de los procesos involucrados en la toma de decisiones, la regulación emocional, la influencia y la transformación desde una perspectiva que opera sobre los postulados de la efectividad de la conectividad cerebral.
Importancia de conocer el cerebro
Los permanentes avances durante las últimas décadas de nuestro conocimiento del cerebro en todas sus dimensiones, nos permiten establecer los primeros registros básicos de causalidades entre la configuración de nuestro propio diseño cerebral y, el infinito registro de reacciones comportamentales y evidencias conductuales en el universo de nuestras relaciones, acercándonos a las respuestas de los ¿por qué?, los ¿cómo? y los ¿para qué?
Nuestra creciente comprensión y conocimiento de cómo se estructura y conecta nuestro cerebro potencian nuestra capacidad para intervenir de manera exitosa en aquellos casos en los que, potenciales o “de facto”, líderes requieren concentrarse y desarrollar competencias para atender las necesidades primigenias de las relaciones, la planeación del esfuerzo, la potenciación del desempeño y la movilización estratégica de sus colaboradores hacia las metas y objetivos organizacionales.
Dificultades y oportunidades de los líderes
Una proporción significativa de los individuos en posición de “Liderazgo” pueden referir o evidenciar limitaciones competenciales. Las deficiencias para escuchar, comunicar, conversar, orientar, motivar, comprometer, fidelizar, para generar confianza, delegar, desarrollar, potenciar, para establecer pautas en la toma de decisiones, negociar límites, planear, organizar y ser estratégicos se convierten a diario en una de las mayores demandas de aprendizaje y consultoría para los expertos del área.
Los desafíos para generar nuevos automatismos a través del aprendizaje reforzado por un sistema de regulación emocional efectivo, consiguen respuesta en las evidencias sobre el funcionamiento de las redes que sustentan los hábitos personales y/o profesionales, y que explican los procesos a través de los cuales son materia de transformación.
El conocimiento de nuestro funcionamiento cerebral nos acerca cada vez más a la determinación de los códigos electrobioquímicos que dan origen a nuestra individualidad. Por tanto, se han convertido en la llave perfecta para abrir oportunidades de intervención para instalar un registro diferenciado de reacción y conducta que nos permita conseguir los objetivos definidos para incrementar nuestro bienestar general.
Desafíos del Neuroliderazgo
Abordar la temática del Neuroliderazgo, incluye abordar los desafíos de dos áreas de desempeño con impactos significativos en para la vida social en general y los sistemas productivos de manera específica:
Desarrollo de habilidades y competencias del Management
El desarrollo competencial de estas áreas de desempeño ha sido denominado por algunos teóricos como desarrollo de “soft skills” o competencias suaves. Con ello, se refieren al conjunto de competencias transversales clave en la gestión de los entornos organizacionales postdigitales. Además, también incluyen la gestión y aplicación a los diferentes procesos de las aportaciones de neurólogos, biólogos, psiquiatras, psicólogos, sociólogos, filósofos, mentores, consultores, coaches y otros profesionales que intervienen en personas y colaboran con las extensas áreas de investigación de la neurociencia.
La comprensión del management como el proceso que permite la consecución de los objetivos estratégicos de las organizaciones (entendiendo organización desde la perspectiva sistémica), a través de la aplicación de modelos, técnicas y herramientas para la gestión de recursos, y del liderazgo como el ejercicio de la influencia para facilitar la movilización de colectivos a la consecución de objetivos, permite vislumbrar remotamente los impactos que el desarrollo de competencias y habilidades desde la perspectiva del Neuroliderazgo tiene en los resultados de las organizaciones y la vida de los individuos.
Potenciación competencial del Liderazgo
Los desarrollos competenciales asociados al Neuroliderazgo se concentran en la gestión de los procesos de transformación, en la toma de decisiones, en el logro efectivo, en la influencia interpersonal y en la regulación emocional dentro de sociedades, organizaciones e incluso individuos. Henry Minzberg lo señaló con absoluta claridad: “El neuroliderazgo se centra en cómo los individuos en un ambiente social toman decisiones y resuelven problemas, regulan sus emociones, colaboran con otras influencias, y facilitan el cambio”.
Neuroplasticidad y liderazgo
La Organización Mundial de la Salud (1982) definió el término neuroplasticidad como la capacidad de las células del sistema nervioso para regenerarse anatómica y/o funcionalmente, después de estar sujetas a influencias patológicas ambientales o del desarrollo, incluyendo traumatismos y enfermedades.
En otras palabras, la neuroplasticidad es la potencialidad adaptativa del sistema nervioso central para modificar su propia organización estructural y funcional en respuesta a las demandas particulares internas o externas. Esta capacidad es la base fundacional de todo cuanto concebimos como aprendizaje. Nos referimos a la corroboración de nuestro potencial para transformarnos de manera exitosa y, adaptarnos efectivamente a lo largo de toda nuestra vida, incluso en el momento de nuestra muerte, si entendemos que requiere de todo el sistema aprender a desconectarse y no comunicarse.
Si el liderazgo desde la perspectiva de las neurociencias, es decir del Neuroliderazgo, alude a la competencia para influir en la transformación, el aprendizaje y la adaptación de un grupo de individuos que interactúan en un entorno social, entonces la comprensión de los principios relativos a la neuroplasticidad son de vital importancia para diseñar las diferentes estrategias a emplear en el proceso de aprendizaje, las estrategias que aplicaremos para motivar de manera significativa y los estímulos que otorgaremos para lograr los reforzamientos deseados.
Conocemos las relaciones generadas por un entorno de bienestar con una mayor cantidad y calidad de las vías neuronales conservadas para el futuro que redundarán en una disminución de pérdida en la cantidad y conectividad neuronal, un entorno que provea desafíos de manera cotidiana para mantener siempre al cerebro estimulado, a objeto de promover las iniciativas fisiológicas que permitan mantener el nivel óptimo de plasticidad.
El mayor desafío del líder, por tanto, es generar la cantidad necesaria de propuestas atractivas, motivadoras y enriquecedoras como para mantener el tono cerebral dispuesto a la adaptación plástica permanente.
NeuroLiderazgo, una revolución y un desafío para el modelo de empresa actual
Los postulados teóricos y los modelos de intervención desprendidos como propuestas del Neuroliderazgo, en base a las aportaciones de las evidencias de la investigación de las neurociencias, están generando la mayor cantidad de cambios conceptuales y prácticos jamás vividos en el management desde las grandes revoluciones industriales.
El mayor desafío de esta nueva perspectiva es impulsar el desarrollo competencial de los líderes, para afrontar con éxitos las crecientes demandas de la sociedad postdigital en la que nos encontramos. Para ello, se utilizan las tecnologías de intervención desarrolladas como aportes de la neurociencia al ejercicio del liderazgo, tal y como lo conocemos en este nuevo contexto.
En palabras de Arnoldo Arana, el Neuroliderazgo representa una perspectiva revolucionaria y novedosa en cuanto a la conceptualización del liderazgo y de los factores clave para su ejercicio eficaz. Una visión que relaciona la comprensión del funcionamiento cerebral, su anatomía y su fisiología con, la base neuronal del liderazgo y del management que se concentra en la observación, medición y descripción de los procesos cerebrales. Así se explican la conducta (desempeño), la toma de decisiones, la motivación, la regulación emocional, las relaciones interpersonales y sociales en general, la inteligencia y aprendizaje individual y colectivo, entre otros aspectos vinculados al mundo organizacional y del ejercicio del liderazgo.
El Neuroliderazgo impele a una reconceptualización de las relaciones en las diferentes organizaciones, no con base a las teorías clásicas basadas en el conocimiento acumulado de la gestión, sino en base a la comprensión del funcionamiento del cerebro para medir y mejorar el rendimiento cognitivo y social de los líderes.
Nuestro conocimiento creciente sobre el funcionamiento y estructura cerebral nos está movilizando de la práctica del poder y la autoridad, a la práctica de la influencia y la inteligencia colectiva; avanzamos de la percepción nuclear de las organizaciones a la comprensión de efectividad desde la perspectiva sistémica; entendemos las diferencias entre las percepciones y las evidencias acercándonos a la rigurosidad; en definitiva, abandonamos los espacios paradigmáticos para abrirnos a los entornos de cocreación y oportunidades.
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