La literatura existente refleja un consenso en relación al sistema educativo tradicional en tanto que ha quedado anticuado en relación a las necesidades de la sociedad contemporánea. Diversos inconvenientes, desde la escasez de educadores calificados, propuestas curriculares pobres, ineficientes prácticas pedagógicas, hasta la falta de un ambiente emocionalmente positivo han sido señalados. Se resalta especialmente el modo en que, desde los criterios institucionales tradicionales, se favorece la práctica de la enseñanza por encima del acto mismo del aprendizaje: un contenido se da por aprendido sólo por el hecho de haberse enseñado. Hay una creciente preocupación sobre la pertinencia de las teorías educacionales y los métodos didácticos actuales en vistas de los descubrimientos de las neurociencias cognitivas.
La gran pregunta es cuál es el recorrido que tenemos por delante para efectuar un cambio en este sistema que va quedando en desuso: ¿Cómo introducir una reforma? Aún resulta difícil saber con exactitud hacia dónde dirigir la mirada para germinar el cambio; los resultados de la razón científica no pueden faltar en el camino que toca recorrer. El surgimiento de la neuroeducación está permitiendo construir los puentes interdisciplinarios, examinando las implicaciones emergentes de la articulación entre neurociencia, psicología cognitiva y educación, dando razones de peso para que los educadores comprendan cómo podría aplicarse el conocimiento neurocientífico al proceso de enseñanza-aprendizaje que conlleven las reformulaciones necesarias para que el sistema educativo actual esté en consonancia con los avances científicos de las últimas décadas.
El papel de la neuroeducación
El desarrollo humano en su totalidad, y el proceso de enseñanza-aprendizaje en particular, comportan características específicas y esenciales a las cuales atender; la neuroeducación viene a atenderlas, generando nuevas técnicas de intervención y conocimiento aplicado, capaces de mejorarlas. Siendo el objetivo el enriquecimiento de un dialogo crítico y la producción genuina conjunta de diversas propuestas sobre cómo amalgamar el conocimiento neurocientífico y la práctica docente, aparece como necesaria la figura del neuroeducador como mediador entre las disciplinas. No sólo los neurocientíficos han de acercarse a los educadores, sino que éstos últimos han de obtener una formación pertinente que les permita ser parte de los cuestionamientos capaces de ser respondidos por las neurociencias.
La neuroeducación como disciplina ha de intervenir en distintos niveles, salvando los obstáculos presentes; por ejemplo, desarrollando nuevos métodos de aprendizaje que tengan en cuenta la neuropsicología del cerebro en desarrollo en relación a los tiempos críticos de mayor plasticidad cerebral pautado por la aparición de ventanas cognitivas. Simultáneamente han de construirse puentes que permitan avanzar en el estudio de la mente, el cerebro y sus posibles implicaciones para la educación; por ejemplo, mediante la formación de educadores en neurociencias para contribuir a la cooperación entre ambas áreas y la formulación de preguntas pertinentes, o la formación de neurocientíficos en relación a la práctica educativa para alcanzar un mejor ajuste entre los contextos experimentales y las clases en el aula, teniendo presentes las posibles divergencias críticas.
Estos serían algunos posibles caminos por recorrer, en vistas de un objetivo que no debe perderse de vista: la reformulación del proceso de enseñanza-aprendizaje y del sistema educativo tradicional en general, a saber, de los nuevos hallazgos alcanzados por las neurociencias en los últimos 30 años, que continúan produciéndose ininterrumpidamente. Las posibles implicancias de estos son señaladas con tenacidad por diversos autores, y cada vez con mayor frecuencia, duración y empeño se están poniendo en práctica diversos programas e intervenciones en las escuelas, en el desarrollo de los diseños curriculares y en la formación docente para reducir las brechas entre un conocimiento neurocientífico contemporáneo que ha puesto al sistema educativo tradicional en posición pretérita, así como al proceso mismo de enseñanza-aprendizaje que atañe a la formación de todos los estudiantes.
La Neuroeducación, un universo del conocimiento por descubrir
El papel de las Neurociencias aplicadas a la Educación es, tal y como como se comenta en el artículo, una vía con enormes posibilidades y en pleno desarrollo. Para ahondar en el conocimiento y la aplicación de la Neuroeducación, ISEP cuenta con el Máster en Neuroeducación y Optimización de Capacidades. ¡Solicita información sin compromiso!