La escolarización de niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA) siempre ha sido un tema de debate entre los profesionales de la educación y la psicología. Hoy, Día mundial de concienciación del autismo, aprovechamos para hacer un ligero análisis de la escolarización de menores con discapacidad en centros ordinarios. En España hay 481 centros de educación especial. Estos atienden alrededor de 32.000 alumnos, es decir, el 21,5% del total. El resto, más de 117.000, están integrados en colegios e institutos ordinarios.
Hablamos con los psicólogos codirectores del Máster en Trastorno del Espectro Autista de ISEP, Raquel Ayuda, Josep Mª Brun y Rafael Villanueva, sobre la integración de estos niños en el sistema educativo.
¿Cómo se integra a un niño con TEA en un aula con el resto de compañeros sin ninguna necesidad especial?
Raquel Ayuda: Se incluye al niño en un centro ordinario “estando” presente en el centro ordinario. Aunque esto es una obviedad, el reto en la educación inclusiva está relacionado justamente con este aspecto, con que el alumno no solo esté presente en las aulas con los demás niños sino que forme parte de ese colegio y de esas aulas, al igual que el resto. Lo cierto es que hace tiempo parecía impensable que los niños con TEA pudieran aprender y funcionar de forma adaptativa en contextos de inclusión educativa. Tanto la información de la que se disponía para abordar las características especiales de este alumnado como la escasa formación que se ofrecía suponían, a menudo, un reto insalvable hacia la inclusión.
Rafael Villanueva: El éxito de la inclusión de un niño con TEA en una escuela ordinaria depende de que se tengan en cuenta muchos factores y del nivel de gravedad del trastorno o trastornos que padece el niño.
Josep Mª Brun: A partir de la comprensión de su funcionamiento mental y de sus conductas, de la adecuación de los tiempos, los espacios y las actividades, de la ayuda con recursos materiales, humanos y también formativos y de asesoramiento y acompañamiento a aquellas personas que se van a hacer cargo de él. Es una labor compleja y no exenta de dureza, que va más allá de la imprescindible buena predisposición del centro de acogida.
Rafael Villanueva: Por otro lado, se necesita una inversión alta en formación del profesorado en TEA y en un asesoramiento continuo a los maestros implicados. Por ello es muy importante la coordinación con los centros públicos o privados que tratan al niño y el trabajo en red. La atención directa al niño en el aula es la punta del iceberg de toda una red de coordinaciones entre los equipos y la formación, asesoramiento y acompañamiento a los maestros. Por otro lado, la relación y la colaboración entre familia y escuela es fundamental para que funcione la inclusión.
Raquel Ayuda: Existen modelos educativos intermedios, en los que todo el alumnado con TEA se encuentra incluido en escuelas ordinarias a través de la gestión (por especialistas en autismo) de las aulas estables/preferentes que permiten la atención especializada e intensiva, al mismo tiempo que la participación activa de los niños con TEA en el aula. Por supuesto que tener alumnos con TEA supone para el centro y el docente un reto significativo de cara a su formación y acondicionamiento, pero también la inclusión de los alumnos con TEA proporciona al profesorado la incorporación de metodologías educativas innovadoras de las que se benefician todos los alumnos, por no hablar del inestimable efecto positivo en las actitudes de los niños neurotípicos al crecer y aprender con alumnos “especiales” a su lado.
¿El modelo educativo de los centros especiales está al mismo nivel que el resto de centros ordinarios? ¿Llevar a un niño con TEA a un centro especial supone una regresión a nivel formativo y de socialización?
Josep Mª Brun: Lo primero que debemos saber es que no hay una indicación general y única sobre cuál es la mejor escolarización de un niño con trastorno autista. Depende del niño, de su momento evolutivo tanto a nivel personal como en el trastorno, de los recursos que se le puedan ofrecer, del nivel de comprensión de los cuidadores, del tipo de compañeros, de un nivel aceptable de sufrimiento por parte de todos… Tanto la escuela especial como la ordinaria pueden ser buenas indicaciones en una situación y caso determinado.
Raquel Ayuda: Las rutas de escolarización habituales facilitan y refuerzan la creencia que el acceso a un centro de educación especial supone un cierto “fracaso” fundamentalmente, porque este acceso se realiza después de que la escolarización en centro ordinario haya resultado complicada o el alumno con TEA presente más dificultades de adaptación de las que se daban en etapas tempranas.
El hecho de poder facilitar posibilidades educativas más individualizadas supone un abordaje ideal. A la vez que se aprovecha la experiencia y especialización de los profesionales que trabajan en centros de educación especial para la formación y apoyo de los profesionales en los centros ordinarios, convirtiéndose en referentes que ayuden a la inclusión educativa de este alumnado.
Rafael Villanueva: Es verdad que el entorno de la escuela ordinaria es más rico en ofertas y modelos relacionales, pero no es seguro que esta oferta llegue al niño con TEA o que pueda aprovecharla. Que los niños sin este tipo de problemas se relacionen con los niños con TEA no es fácil, como tampoco lo es para cualquier otra persona, y se desanimarán y retirarán si no se les ayuda a entenderle y a saber cómo relacionarse con él. En la escuela especial se pueden dar experiencias relacionales muy ricas con algunos de los compañeros, en ocasiones incluso más que en la escuela ordinaria.
En cuanto a la posibilidad de aprender tampoco creo que se pueda asegurar que en una escuela aprenderá y en la otra no. Todo dependerá de los recursos de que dispongan, del conocimiento del problema y de la vitalidad y riqueza de las ofertas pedagógicas. La colaboración entre estas escuelas especializadas, las escuelas ordinarias y los centros especializados (CDIAP, CSMIJ, otros centros públicos y privados, etc.) son, a mi entender, el futuro del éxito de la inclusión de los niños con TEA en la escuela ordinaria.
¿Qué papel tienen los profesionales de la psicología y la educación en la integración de niños con TEA en escuelas ordinarias?
Rafael Villanueva: Son un pilar básico e imprescindible para su inclusión. Hay que tener en cuenta que el autismo puede provocar en los maestros sentimientos muy difíciles de manejar y de tolerar. Pueden sentir que lo que le dan no vale para nada o que es muy insuficiente. Se pueden sentir culpables de no poder atender al niño con TEA y al resto de los niños del aula. Es fácil que se desanimen o que intenten que sea uno más y que haga lo mismo que todos para no marginarle. Pueden sentirse inexpertos en el tema, con más o menos razón, y por lo tanto creer que ya no pueden ofrecer nada valioso. Por todo esto es muy importante la formación del profesorado y también el cuidado y asesoramiento que reciben de los Equipos de Asesoramiento Psicopedagógico de las escuelas y de los profesionales especializados de Atención Precoz y de Salud Mental.
Josep Mª Brun: Es que tienen un doble y fundamental papel. Por un lado, comprender al niño para poder encontrar las mejores formas de ayudarle en su inclusión. Y por el otro, ayudar a las personas que atienden al niño (maestras, educadoras, cuidadoras) a entender sus actos y su funcionamiento mental y a relacionarse con ellos.
Rafael Villanueva: Si queremos una atención integral al niño con TEA hemos de “cuidar al cuidador” solo así conseguiremos que el “tratamiento” genere un “trato” adecuado a las necesidades, dificultades y capacidades del niño con TEA.
Raquel Ayuda: La apuesta hacia modelos educativos centrados en la inclusión pasa inevitablemente por la especialización de los profesionales en el ámbito educativo, tal y como apunta Rafael. A la formación del profesorado se le suma la necesidad de reconocer las metodologías de comunicación y aprendizaje adecuadas para este alumnado para que puedan estimular directamente las competencias del niño con TEA. Como dice Josep Mª , hay que proveer también la orientación adecuada al resto de profesionales que conviven en el entorno escolar y no solo a los maestros.
¿Cómo ISEP te prepara para ello?
Raquel Ayuda: ISEP prepara a los profesionales para poder abordar la estimulación de los alumnos con TEA desde un marco multidisplinar y especializado, que permite a los profesionales de diferentes disciplinas acercarse a la persona con TEA desde el conocimiento de cómo observar, cómo programar la estimulación y cómo llevarla a cabo. Esto facilita que los profesionales formados en el ámbito de los TEA se conviertan en referentes para otros profesionales dentro de la escuela.
Josep Mª Brun: El máster que dirigimos dedica un 25% de sus horas lectivas a reflexionar y aprender sobre la escolarización ordinaria y especial de estos niños. En estas horas se presenta la pedagogía pensada para ellos, la organización del tiempo y del espacio, el imprescindible asesoramiento a las personas que les cuidan y las condiciones mínimas necesarias para una buena inclusión, entre otras cuestiones relacionadas.
Rafael Villanueva: Tanto el Posgrado de Atención Temprana como el Máster de Trastornos del Espectro Autista son una formación importante para psicólogos, pedagogos y otros profesionales del ámbito educativo o clínico.
Los tres centráis gran parte de vuestra práctica clínica a la atención de niños con autismo. Rafael Villanueva y Josep Mª Brun dirigen el programa AGIRA y Raquel Ayuda trabaja en el proyecto Deletrea. ¿Qué ofrecen vuestros proyectos?
Josep Mª Brun: El Programa AGIRA dentro de la Atención Temprana surge en el año 2007 de la necesidad de ofrecer al niño y a su familia una asistencia global, constante, integrada y coordinada que responda a la necesidad terapéutica real de la afectación. AGIRA es un acrónimo que significa Assistència Global a Infants en Risc d’Autisme. Tiene dos objetivos básicos: la detección y tratamiento precoz de aquellos niños con signos de riesgo de padecer un trastorno del espectro autista y la atención de los diferentes protagonistas del caso desde los diferentes ámbitos de tratamiento (psicológico, neuropediátrico, social, educativo y otros).
Rafael Villanueva: Es decir, promover que el niño sea entendido y que reciba un trato adecuado en los entornos en los que vive y que promueven su desarrollo. Principalmente, la familia y la escuela. Haciendo especial hincapié en la prevención y la detección temprana y en el asesoramiento, formación y acompañamiento a los profesionales implicados en la atención a estos niños (profesionales de la escuela, del CDIAP, etc.).
Raquel Ayuda: Desde Deletrea buscamos atender las necesidades de las personas con TEA y de sus familias a lo largo del ciclo vital. Deletrea provee servicios de orientación, evaluación-diagnóstico y estimulación tanto en el contexto de la atención temprana como en etapas evolutivas posteriores, incluida la edad adulta. La actualización en la formación del propio equipo como la formación de profesionales del ámbito de la educación y la psicología es una prioridad para nosotros. De la misma manera, participamos en el desarrollo de materiales y libros que puedan servir de guía y apoyo tanto para las familias como para otros profesionales en el ámbito de la estimulación de las personas con TEA. En la actualidad colaboramos en el marco de la Unión Europea en el desarrollo de una herramienta-software (Open Book) que facilite la comprensión lectora en adultos con TEA.
Máster relacionado:
Recomendamos la lectura de la Newsletter nº 3 del Programa AGIRA: L’escolarització dels infants amb TEA. I) Escola ordinària, de febrero 2014, de Josep Mª Brun.
Bueno, lo principal para poder estar con un alumno con autismo en el aula, es tener mucho tacto, comprensión y paciencia.osea un profesor que tiene verdadera vocación tendria un contacto más cercano con el chico tea