Ha nacido Carla, mi sobrina, tiene quince días de vida y un mundo por descubrir, multitud de sensaciones y estímulos tendrán que integrarse poco a poco, por medio de su cerebro en pleno desarrollo.
La evolución del cerebro
El primer sentido, que prácticamente alcanza su evolución final nada más nacer, es la audición. Sin embargo, no ocurre lo mismo con la visión. Durante el primer mes de vida, solamente ve un 10 por ciento, en blanco y negro. A los dos meses y medio, aproximadamente, empezará a reconocer el color rojo, seguido del verde, el azul y no es hasta los cinco meses que podrá diferenciar el color amarillo. Su cerebro ha alcanzado el 25 por ciento de su peso total y con tres meses ya podrá girar la cabeza de un lado a otro, manteniéndola en la línea media, observando el entorno en busca de objetos.
A los seis meses, continuará la maduración de los sistemas sensoriales con la implicación de muchas áreas corticales. Carla será capaz de voltear de boca abajo a boca arriba, coger y chupar los objetos para explorarlos y distinguir sonidos conocidos de los desconocidos.
En su primer cumpleaños, y con un cerebro que pesará el 70 por ciento de su peso total, el lenguaje empieza a tener valor, pudiendo utilizar alrededor de cinco palabras, con distintos ritmos y tonos, al compás de su música favorita.
La plasticidad cerebral es máxima durante estos momentos y debemos aprovechar estos años para fomentar la adquisición de destrezas motoras, cognitivas, lingüísticas, sociales y emocionales.
¿Qué es la atención temprana?
Entendemos por Atención Temprana según el Libro Blanco (2000) “el conjunto de intervenciones dirigidas a la población infantil de 0 a 6 años, a la familia y al entorno, que tienen como objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen riesgo de padecerlos. Estas intervenciones, que deben considerar la globalidad del niño, han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar o transdisciplinar”.
Trastornos en el desarrollo por edades
Los bebés con riesgo biológico o social, que pueden tener dificultades en la maduración del sistema nervioso central, con alguna de las siguientes características son los que : tienen un peso igual o inferior a 1500 gr. o edad gestacional inferior a 32 semanas, test de APGAR inferior a 3 al minuto o inferior a 7 a los cinco minutos, ventilación mecánica más de 24 horas, convulsiones neonatales, meningitis, madre con VIH, drogadicta o alcohólica, daño cerebral, cromosomopatías, hiperglucemia neonatal sintomática, hermano con patología neurológica no aclarada, hidrocefalia, infecciones congénitas, síndromes malformativos, antecedentes familiares de problemas visuales o auditivos, etc. Son atendidos con la finalidad de prevenir posibles secuelas como trastornos de aprendizaje, problemas de conducta, de adaptación, trastornos emocionales y problemas de salud física.
Se observan determinados signos de alarma desde el primer trimestre como: ausencia de seguimiento visual, sonrisa pobre o ausente, llanto excesivo, motilidad anormal, persiste el tónico flexor asimétrico, pulgar aducido en mayores de dos meses, ausencia de sostén cefálico.
Entre los tres y seis meses los bebés con que pueden tener dificultades son los que tienen: empatía pobre, ausencia de gorjeo, indiferencia a su cuerpo, persiste tónico-flexor asimétrico, no alcanza objetos a los 5-6 meses, hipertonía/hiperextensión troncal, hipotonía cervical y troncal, ausencia de sedestación con apoyo, no se orienta a la campanilla.
Entre los seis y los nueves meses los pequeños que pueden presentar dificultades son los que tienen: pobre empatía, ausencia de pinza y prensión, mala coordinación viso-manual, persistencia de reflejos primarios, persiste el gorjeo, sin mono-bisílabos, ausencia de sedestación sin apoyo, hipotonía axial, espasticidad de miembros inferiores.
Entre los nueve y los doce meses los niños que pueden mostrar dificultades son los que tienen: se consideran signos de alarma, manipulación repetitiva, torpe, movimientos involuntarios, ausencia de repetición de sonidos y de lenguaje, presenta reflejos anormales, ausencia de bipedestación.
Entre los 12 y los 18 meses los menores que pueden desarrollar dificultades son los que presentan: la manipulación es estereotipada, no tiene iniciativa, no construye torre con cubos, no nombra o señala objetos, su afectividad es pobre, no emite ninguna palabra, no sube escalones gateando, ausencia de marcha autónoma.
Durante los últimos años, se acentúa la importancia de la implicación de la familia en la intervención, principalmente en los casos de niños con diversidad funcional. La colaboración de los padres en los programas de estimulación cerebral, facilitará el desarrollo adecuado de las capacidades del niño/a y posterior adaptación al medio social. También a nivel emocional, el vínculo establecido con el niño, repercutirá en su beneficio, si le permite explorar el mundo sintiéndose seguro.
Existen variados programas de Intervención, que se realizan en los Centros de Desarrollo Infantil y Atención Temprana (CDIAT), en hospitales, gabinetes, colegios o en el propio domicilio del niño/a. Entre ellos podemos citar, Currículo Carolina de Johnson-Martin y col. (1994), programa de intervención en el área motora para niños con Síndrome de Down de Galiana, Sánchez y Candel (1999), El proyecto Spectrum de Gardner, H.,Feldman, D. y Krechevsky,M. (1998) sobre la teoría de las Inteligencias Múltiples. El Modelo Denver de atención temprana (ESDM) que ha demostrado ser efectivo para mejorar el desarrollo en niños/as con Trastorno de Espectro Autista, según un reciente estudio. (Dawson y cols, 2012)
Despertar sus talentos y reducir sus limitaciones, también depende de la adaptación que se haga del entorno sobre accesibilidad, ayudas técnicas y económicas tan demandadas por la sociedad actual.
Glenn Doman, experto reconocido a nivel mundial, sobre estimulación temprana nos dice que “cada niño tiene la capacidad de sobresalir, sólo es cuestión de darle la oportunidad para sacar el potencial intelectual que lleva dentro”.
Buenísimo. Excepcional