Parejas online: los miembros de estas parejas se han conocido por medio de Internet y la Red sigue teniendo un fuerte protagonismo en su relación a través del chat, skype, whatsapp y tecnologías online.
Las páginas para conocer gente y las redes sociales se han convertido en un método habitual para hacer nuevos amigos y encontrar a alguien especial. Así, es muy fácil entrar en contacto con gente que no conocemos en persona. La cosa empieza como un coqueteo virtual, un rato de charla divertida o una sucesión de “me gusta” en el muro de otra persona. Poco después, ya nos sentimos “amigos” de esa persona a la que nunca hemos visto en persona. En realidad, lo que ahí existe es una conexión, una afinidad, un encuentro entre dos personas que encajan bien. Esa conexión es real y el hecho de que se produzca a través de una pantalla no la hace menos válida. Se dice que alguna de las ventajas de estas parejas es que la apertura hacia el otro es más auténtica porque se conoce el interior de la persona saltando sobre las barreras sociales, como la importancia del físico, el dinero o la posición social.
También resulta más fácil hablar sobre uno mismo, porque no tenemos al otro delante. No nos tenemos que enfrentar a su mirada, a sus réplicas, a sus reacciones y sobre todo, a sus juicios. Por lo tanto, es más fácil sincerarse. Por otro lado, cuando chateamos o enviamos un email lo hacemos en un momento relajado, libremente elegido. Eso también favorece las ganas de comunicar, de abrirse, de escuchar lo que el otro tiene que decir.
Ventajas e inconvenientes de las parejas online
El peligro de este tipo de relaciones es que es fácil idealizarlas. Si esa persona con la que conectas es un miembro del otro sexo, y resulta que hace comentarios ingeniosos o que denotan inteligencia, si tiene una foto de perfil que te resulta atractiva, etc., rápidamente imaginamos que es el hombre o la mujer de nuestra vida. Parece que no tenga defectos, ni problemas. Siempre está ahí. Nos comprende, nos hace reír, nos manda un email en el momento más oportuno y eso alimenta esa secreta convicción de que hemos dado con nuestra alma gemela.
Otra desventaja de este tipo de relaciones, es que la persona que tenemos detrás del ordenador, puede “jugar sus mejores cartas” para vender una imagen poco real de sí mismo, y de alguna manera engañarnos para obtener algún beneficio individual.
Lo cierto es que una relación online no es una verdadera relación de pareja. Podemos llamarlo coqueteo, conexión… Pero no relación ni noviazgo, ya que estos requieren una intimidad auténtica, un contacto físico. Debe existir la presencia del otro; la interacción que se deriva de una conversación cara a cara, la espontaneidad, el fluir de una relación real. Todo eso no existe cuando la otra persona es virtual.
Es importante comprender que muchos enamoramientos virtuales se deben a la soledad y a la insatisfacción. Cuando tu pareja real no te llena o llevas mucho tiempo soltera, es fácil creer que ese encantador/a amigo/a virtual es la persona ideal. Piensas esto porque la persona siempre es encantadora, pero eso es debido a que sólo contacta contigo en ocasiones donde le apetece hablarte. No compartís las tareas domésticas, las facturas ni otros asuntos engorrosos y aburridos pero reales.
Las probabilidades de éxito de estas parejas vienen dadas por convertir el contacto virtual en un contacto real. Por tanto, si existe una buena conexión es una señal alentadora y lo adecuado es citarse con la persona para irla conociendo más allá de la red. Es importante tener una actitud expectante en el momento del encuentro, es decir, no esperar nada en específico, ya que pese a la “idea” que tenemos de la persona, a veces no resulta como la imaginábamos en la realidad.
Por qué patologizar? No idealizamos, jugamos nuestras mejores cartas y demás argumentos en el campo comercial, laboral y relacional? Los noviazgos «auténticos y reales» no usan también las redes sociales y demás para «desarrollar relaciones comprometidas»..… No podemos analizar las nuevas realidades con nuevas perspectivas? Cómo eran los «noviazgos auténticos de nuestros abuelos» JAJAJA