A finales de febrero, Lewis Capaldi fue noticia al padecer un episodio de Tourette en pleno concierto en Frankfurt. El mundo quedó conmocionado por la actitud de apoyo y comprensión de sus fans, quienes lo ayudaron a terminar la canción. Sin embargo, Capaldi no es el único músico conocido con el Síndrome de Tourette. Billie Eilish, Lele Pons, Michael Wolf, Nich van Bloss y James Dubin también han sido diagnosticados con este síndrome. Además, se ha especulado retrospectivamente sobre el diagnóstico de Michael Jackson y Kurt Cobain. Pero el caso más famoso es el de Mozart, cuyos tics fonéticos, faciales y corporales podrían encajar con el diagnóstico.
Arte y psicopatología
A menudo, las personas creativas padecen algún tipo de psicopatología. Sin embargo, no todas las personas con un trastorno mental son creativas, lo cual puede explicarse por el grado de gravedad de la enfermedad o por la falta de algunos factores relacionados con la creatividad, como una base genética, una alta inteligencia o talento en un campo específico, ciertas características intrínsecas de la personalidad y factores contextuales que lo posibiliten.
En el caso específico del Síndrome de Tourette, varios investigadores, psicólogos y neurocientíficos han explorado la posible relación entre este síndrome y la creatividad, considerando que ciertos trastornos mentales pueden tener aspectos adaptativos que justifiquen su persistencia en el acervo genético. Es particularmente en el ámbito de la creación musical donde se encuentra el mayor número de artistas que sufren o sospechan padecer el Síndrome de Tourette. Surge entonces la gran pregunta: ¿estos autores crean a pesar del síndrome o el síndrome juega un papel etiológico en el desarrollo de la creatividad?
Los investigadores, incluyendo a Espert et al. (2017), diferencian entre el Síndrome de Tourette estereotipado, que estaría en un extremo y cuyos síntomas son descritos por los pacientes como absolutamente negativos y no relacionados con la creatividad, y otros pacientes que señalan que sus invenciones, dramatizaciones y asociaciones inesperadas, su alegría y extravagancia, podrían contribuir a la creatividad musical.
Así mismo, en su libro ‘El hombre que confundió a su mujer con un sombrero‘, Sacks (1985) menciona a dos virtuosos de la batería con Síndrome de Tourette, quienes creían que su trastorno era la causa de su creatividad musical y utilizaban la música para calmar o transformar sus accesos de tics.
La música como aliado terapéutico
Ante estas preguntas, los investigadores destacan la importancia de realizar un estudio sobre la prevalencia del Síndrome de Tourette en la población general en comparación con artistas o músicos para obtener conclusiones más sólidas sobre este tema.
Por otro lado, investigaciones recientes (Bodeck et al., 2015) han demostrado la hipótesis de Sacks sobre el efecto terapéutico de la música: comprobaron que los tics disminuyen cuando los pacientes están involucrados en actividades musicales. Los autores sugirieron que la atención focalizada, el control motor fino y la conducta dirigida a una meta (aspectos necesarios para la ejecución musical) permitieron la reducción de los tics. Este experimento abre posibilidades ampliamente positivas y nuevas oportunidades de tratamiento para esta enfermedad.
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