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¿Cómo mejorar nuestra salud y nuestro bienestar? Claves colectivas e individuales

¿Cómo mejorar nuestra salud y nuestro bienestar? Claves colectivas e individuales

En 1948, la Asamblea Mundial de la Salud proclamó el 7 de abril como el Día Mundial de la Salud. Esta fecha fue escogida en conmemoración de la fundación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), bajo la premisa de crear conciencia sobre las enfermedades mortales mundiales y crear hábitos saludables en los individuos.

La celebración de este día se lleva a cabo cada año, desde el 7 de abril de 1950. Se suele escoger un tema que esté basado en las necesidades y sugerencias que realizan los Estados miembros.

Hagamos del futuro algo más saludable

El tema del Día Mundial de la Salud de 2022 es “Nuestro planeta, nuestra salud” y la OMS dirigirá la atención mundial a la interconexión entre el planeta y nuestra salud.

Y ante ello, hemos de tener muy claro lo que es salud. “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades” (Official Records of the World Health Organization, nº 2, p. 100, 1948). Ese bienestar se asocia a la satisfacción personal, la tranquilidad y el confort que las personas experimentan a lo largo de la vida.

Bienestar y felicidad, ¿es lo mismo?

Resulta oportuno hacer una diferenciación entre bienestar y felicidad, ya que, en muchas ocasiones, las personas vamos “persiguiendo” la felicidad a lo largo de nuestra vida, cuando esta se trata más bien, de un estado momentáneo en el que el ser humano se siente alegre, contento, satisfecho, producto de un evento agradable o de haber alcanzado un reto, mientras que el bienestar es un estado con múltiples entradas: calidad de relaciones afectivas, estado de salud, época histórica en la que transcurre la vida, situación política, salario, entorno geográfico del sujeto, etc…, y a medida que alguna de estas variables se vea modificada, el bienestar global se verá modificado en sentido positivo o negativo, y se estabilizará en el tiempo.

De allí, que es fundamental tener un elevado nivel de bienestar para gozar de buena salud.

Salud y planeta unidos de la mano

Si nos permitimos hacer una reflexión más global acerca de nuestra salud, encontramos que el estilo de vida actual, unido a los problemas medioambientales que vivimos, están correlacionados con ciertas enfermedades físicas y mentales. La contaminación del aire, agua y suelos, el ruido, las emisiones químicas, la contaminación alimentaria, las consecuencias del cambio climático y la vida urbana, son elementos que mitigan nuestra salud.

La OMS estima que una de cada cuatro enfermedades en el mundo puede estar relacionada con factores ambientales, siendo diferentes en cada región del mundo. De igual forma, se cree que alrededor del 20% de las muertes en el continente europeo se deben a problemas derivados de la degradación del medio ambiente. Hablar de medio ambiente, conlleva a involucrar agentes globales y locales.

Claves empresariales para mejorar el bienestar

En el caso de los gobiernos y las grandes empresas, sería necesario priorizar el bienestar humano a largo plazo y la estabilidad ecológica en todas las decisiones, minimizando las inversiones en los combustibles fósiles y reinvirtiendo dichas subvenciones en la salud pública. También, se podrían electrificar los establecimientos de atención de salud con energías renovables y fomentar el transporte público con bajas emisiones de carbono.

Reducir los niveles de contaminación del aire para disminuir la carga de morbilidad procedente de los accidentes cerebrovasculares, las cardiopatías, el cáncer de pulmón y las enfermedades respiratorias tanto crónicas como agudas, incluida el asma.

Minimizar el procesamiento de productos agrícolas y construir ciudades con espacios verdes que promuevan la actividad física y la salud mental, a través de la implementación de ciclovías y vías peatonales y crear políticas de reducción de residuos y plásticos.

Integrar la salud mental y el apoyo psicosocial en la acción y las políticas climáticas para prepararse y responder mejor ante la crisis climática.

Apoyar el teletrabajo cuando sea posible. Proteger, promover y apoyar la lactancia materna, ya que es un alimento saludable y sostenible para los bebés. Garantizar agua potable para los ciudadanos y trabajadores de empresas.

Y a nivel individual, ¿qué se puede hacer?

A nivel individual, podemos minimizar el consumo de alimentos y bebidas altamente procesados, ejercitarnos regularmente (yendo a pie al trabajo, por ejemplo) y reducir el consumo de alcohol y tabaco.

Asimismo, podemos mantener hábitos de higiene y limpieza, de sueño y de manejo del estrés y ansiedad (meditación, mindfulness, yoga, etc.), evitando automedicarnos y asistiendo al médico cuando exista alguna sintomatología recurrente en nuestro organismo.

No podemos dejar de lado la necesidad de abordar también la desigualdad, otro factor de carácter social que afecta la salud física, mental y del planeta. Muchas personas luchan por llegar a fin de mes con pocos ingresos, tienen peores condiciones de vivienda y educación y menos oportunidades de empleo, experimentan una mayor desigualdad de género y tienen poco o ningún acceso a entornos seguros, agua y aire limpios, seguridad alimentaria y servicios de salud.

Finalmente, no es casualidad que las poblaciones más longevas y saludables vivan cerca de la naturaleza, con sus necesidades cubiertas, un ritmo de vida más sereno en el que se está más “presente, en el aquí y el ahora”, valoran dotar al cuerpo de actividad física para no perder la autonomía motora y se consuman alimentos ricos en antioxidantes como los frutos secos, los vegetales, las frutas, los alimentos ricos en omega3 y otros alimentos antiinflamatorios, los cuales aportan antioxidantes que neutralizan los radicales libres o productos de desecho de nuestras células, y crean etiquetas epigenéticas (las cuales, establecen la relación entre las influencias genéticas y ambientales que determinan un fenotipo) que apagan los genes de las enfermedades.

 

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Acerca del autor:

Maribí Pereira
Psicóloga general sanitaria de adolescentes y adultos. Especialista en Psicología Clínica y de la Salud. Con un enfoque terapéutico cognitivo conductual, integrador, trabajando las habilidades emocionales para promover el cambio en pensamientos y conductas poco adaptativas, ISEP Clínic, Barcelona y consulta propia. Directora del departamento de Proyectos Formativos de ISEP Formación. Docente, tutora de prácticas y trabajos finales de máster en los programas formativos de Psicología Clínica y de la Salud, Terapias de Tercera Generación y Neurociencia, neuro talento y coaching empresarial, de ISEP Formación.

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