El Coronavirus ha provocado que en todo el mundo se esté viviendo una situación incierta que más allá de ir variando día tras día, deja informaciones poco claras y algo confusas, incluso llegando a ser en algunas ocasiones contradictorias.
El hecho de no conocer qué va a suceder en los próximos días, supone una falta de control sobre la situación generando así desconcierto y malestar en la población en general.
De este modo, nos encontramos frente a un acontecimiento sin precedentes, que además de suponer un gran impacto en el estado emocional de las personas, puede provocar que algunas de ellas, requieran de atención psicológica para poder manejar y sacarle el máximo partido a esta insólita situación.
Intervención psicológica en casos de incertidumbre
Para estos casos,Ana Villarrubia, psicóloga especialista en psicoterapia y docente del Máster en Psicología Clínica y de la Salud de ISEP, propone realizar una intervención psicológica cuyos objetivos sean los siguientes:
- Proporcionar seguridad, soporte y empatía (Bateman y Fonagy, 2012).
- Proporcionar psicoeducación sobre el proceso de incertidumbre y su funcionamiento (Botella, 2008).
- Identificar y reestructurar pensamientos erróneos sobre el tema (Font, 2013).
- Promover mecanismos de solución de problemas no únicamente basados en la preocupación (D’Zurilla y Nezu, 2004).
- Ayudar a reconocer preocupaciones y tolerar la incertidumbre (Ladouceur, Bélanger y Léger, 2008).
Técnicas cognitivo Conductuales
Asimismo, las técnicas cognitivo conductuales que permitirán lograr dichos objetivos serán:
- Ventilación emocional: fomenta el procesamiento emocional, es decir, pretende que la persona identifique las emociones negativas que tiene reprimidas (miedo, ansiedad, incertidumbre) y que las exprese. De este modo, se evita que la persona establezca patrones cognitivos y comportamientos no adaptativos o disruptivos.
- Desactivación: se trata de un conjunto de técnicas de relajación (control de la respiración, relajación muscular progresiva, visualizaciones agradables y relajantes…) con las que se reduce la activación fisiológica. En caso que la reactividad emocional de la persona no disminuyera tras la aplicación de estas técnicas, se debe valorar la necesidad de recurrir a servicios de emergencias (Muñoz, Ausín y Pérez, 2007).
- Psicoeducación en ansiedad: consiste en realizar una explicación psicoeducativa que facilite a la persona implementar las técnicas de desactivación anteriores (respiraciones, visualizaciones agradables. Modelo ABC…).
Consejos para aliviar la incertidumbre
No obstante, además del uso de estas técnicas cognitivo conductuales, existen ciertas recomendaciones que permitirán a la persona sentir cierto alivio en la incertidumbre ocasionada por esta situación, incrementando así también su índice de tolerancia. Algunas de ellas son:
- Limitar el acceso a la información a un máximo de dos veces al día.
- Contrastar la información consultada con fuentes oficiales para conocer la veracidad de las mismas.
- Cambiar el foco de atención a otros aspectos de la vida.
- Recurrir a técnicas de distracción tales como cantar una canción, contar objetos, cocinar, leer o pintar, entre otras.
- Generar una rutina con las actividades diarias.
- Llevar a cabo tareas que normalmente no se pueden hacer por falta de tiempo.
- Entablar conversaciones con familiares y amigos que nada tengan a ver con la situación actual.
En cualquier caso, el papel del psicólogo en estos casos es dotar a la persona de diferentes estrategias cognitivas que le permitan convertir este contexto de incertidumbre en una oportunidad para aprender y seguir creciendo.
