Al regresar de las vacaciones, los parados también sufren el síndrome postvacacional: el obligado regreso a la rutina se suma al sentimiento de inutilidad y culpa al no trabajar. Raquel Molero, psicóloga del Máster en Psicología Clínica y de la Salud del Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP), afirma que el síndrome se amplifica al unirse la vuelta de vacaciones, periodo en el que se rompe la rutina con días de playa, barbacoas con los amigos, etc. con los sentimientos de inutilidad y culpa al volver a ser conscientes de la situación en la que se encuentran.
Raquel Molero afirma que este síndrome dura unas dos semanas. Para superarlo es esencial aceptar el sentimiento negativo que genera la pérdida de lo vivido en vacaciones y la comparación social con los que sí trabajan. Una buena planificación del tiempo, que combine la búsqueda de empleo con momentos para el ocio personal (pasar un rato tomando el sol, hacer un aperitivo o leer un libro), es esencial para recuperar la rutina habitual. Raquel sentencia además que «realizar una buena dieta y la práctica diaria de deporte son también buenas opciones para prevenir este síndrome».